El FMI alerta de la baja inflación y pide al BCE que recorte los tipos
El Fondo también reclama compras de activos o inyecciones de créditos barato El organismo europeo debe decidir hoy sobre el precio del dinero con la inflación en el 0,8%, lejos de su objetivo del 2%
Una inflación baja es en principio una circunstancia oportuna para una economía que necesita salir de su crisis mediante las exportaciones: baja los costes, los salarios, y sus productos se vuelven más competitivos de cara al exterior. El problema es cuando todos los países de una unión monetaria como la zona euro se sumen en esa tendencia al mismo tiempo y el IPC medio empieza a resultar demasiado bajo (quedó en el 0,8% en febrero, lejos del objetivo del 2%). Eso es lo que preocupa al Fondo Monetario Internacional (FMI), que esta misma semana ha reclamando al Banco Central Europeo (BCE) una rebaja de tipos (ahora en el 0,25%, el nivel más bajo de la historia del euro) y una compra de activos o manguerazos de crédito barato que frenen esta dinámica.
El BCE se reúne hoy para decidir sobre el precio de dinero bajo una enorme presión y buena dosis de discrepancias internas en torno al riesgo de deflación: una caída generalizada y constante de los precios que acaba retroalimentándose y bloqueando el consumo, la inversión y, por tanto, la economía. "Una inflación muy baja puede beneficiar a importantes segmentos de la población, como los ahorradores, pero en la situación actual, con los problemas de endeudamiento generalizados, está actuando en detrimento de la recuperación de la eurozona, especialmente en las economías más frágiles", señalan los responsables del departamento para Europa del Fondo, Reza Moghadam, Ranjit Teja, y Pelin Berkmen en el blog del organismo internacional.
Hay una serie de datos inquietantes: España, Grecia y Chipre están registrando caídas de precios y otros 13 de la zona euro tienen tasas iguales o inferiores al 1%. Y la reactivación económica, siguen insistiendo los expertos, sigue resultando extremadamente frágil, así que la demanda tampoco está haciendo gran cosa por calentar los precios.
Los expertos del FMI no ven señales de deflación, pero advierten de que la actual inflación tan baja genera igualmente problemas: el peso de la deuda en el PIB y de los intereses reales que pagan crece. Además, la ventaja competitiva que supondría esa devaluación interna pierde fuelle porque los países vecinos (y socios comerciales) están haciendo lo mismo. En este contexto, el organismo recalca en el blog que "el BCE debe asegurarse de que las política revierten la dinámia bajista y evitan los riesgos de deflación", por lo que "debería considerar más recortes en la política de tipos y, más importante, buscar fórmulas para aumentar sustancialmente a través de compras de activos o inyecciones de liquide como los LTRO".
La inquietud la expresó con otras palabras la propia directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, el pasado lunes durante su participación en un foro económico en Bilbao. Si bien reconoció que el BCE ha tomado ya medidas potentes para ayudar a la zona euro, recalcó que “hacen falta incluso políticas y medidas más acomodaticias para hacer frente a la baja inflación, por debajo del objetivo, y para lograr un crecimiento duradero y empleos”.
Sin embargo, de la encuesta a 54 economistas realizada por Bloomberg, solo 14 predicen un recorte de los tipos. De estos, ocho calculan una reducción de 15 puntos básico, lo que dejaría la tasa en el 0,1%, un pronóstico que comparten analistas de Commerzbank y Morgan Stanley. Por otra parte, expertos de BNP Paribas, Credit Suisse y otros cuatro prevén una rebaja algo menor, de 10 puntos básicos, hasta dejar el precio del dinero en el 0,15%.
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