Reinventar el empleo

Los principales indicadores económicos lo están confirmando. La economía española comienza a repuntar. Las estimaciones del Fondo Monetario Internacional prevén un crecimiento del 0,6% para este año, y un informe del banco americano JPMorgan considera a España, junto a Portugal e Irlanda, como uno de los motores de recuperación de la eurozona en 2014.

Dichas mejoras están creando unas expectativas de empleabilidad que no se están dando en el mercado (como muestra el recién anunciado ERE de Coca-Cola, con una reducción de más de 700 puestos de trabajo, o la previsión desde el Foro de Davos de que el 37% de los empresarios españoles prevén despidos durante este año), si bien la Encuesta de Población Activa (EPA) señala un cambio de tendencia con el descenso del paro, y el Banco de España estima para 2014 una moderación sustancial de la tasa de destrucción de empleo y apuesta por el inicio de la creación de puestos de trabajo. “Este cambio no se está percibiendo en la calle porque es un proceso lento, pero los indicadores de confianza nos dicen que la gente ha cambiado de actitud”, apunta el vicepresidente del Banco Santander, Matías Rodríguez Inciarte.

Además de la reforma laboral, empresarios y directivos coincidían esta semana en una jornada organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) en que tras la tímida salida de la crisis se aprecia un antes y un después, que ha variado el concepto, las oportunidades y maneras del empleo. Y si la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, hablaba en Davos de reinventarlo, Antonio Garrigues, presidente de Garrigues Abogados, reivindica una vuelta “a la cultura del esfuerzo” y pide a la juventud española que potencie sus habilidades en “idiomas, tecnología y comprensión de conocimientos”, dado que le último Informe PISA 2014 sitúa el nivel escolar de España, a excepción de Cataluña, por debajo de la media de los países de la OCDE.

“Se impone el optimismo tras dejar atrás la crisis”, afirma Garrigues

“Los jóvenes han de ser ante todo jóvenes”, según el presidente de Vodafone, Francisco Román, “deben convencerse de que el futuro lo van a hacer ellos, para lo que han de ser creativos, flexibles, adaptables, además de aumentar su curiosidad por comprender los entornos”. “Todos tenemos talento para algo, pero debemos resetear el concepto de empleo. Si no se encuentra trabajo, o te vas donde lo hay, o cambias de posición, o habrá que crearlo uno mismo, inmersos como estamos en un mundo digital donde las posibilidades son enormes si se combina la audacia y la creatividad con la tecnología”, apuntaba la consejera de Natura Bissé, Monica Deza.

“Es el momento de aprovechar la tecnología para cambiar las compañías y su modelo de negocio. Gracias a ella, el 82% de las empresas europeas están registrando beneficios directos y el 88% han mejorado su relación con los clientes. Además, la tecnología nos va a permitir llegar a un consumidor tremendamente impaciente. Nos hemos infantilizado, queremos todo y lo queremos ya”, apoyaba Román. A lo que Ignacio Eyries, director general de Caser, alerta: “El consumidor tras la crisis es diferente, más conservador, con una gran aversión al riesgo y a endeudarse. Ha variado sus hábitos de compra y lo consulta todo por Internet”.

“Estamos en el mejor momento para la creación de empresas vinculadas a la tecnología. La industria de medios de pago, hoy obsoleta, se está reinventando gracias a ella y a la innovación. Por ello, hay que experimentar y, sin miedo, colaborar con otras empresas, y que terceros exploren en la tuya; incorporar talento externo, mezclar sangres y tomar riesgos para convertirlos en oportunidades”, señala Carlos Torres, director de estrategia y desarrollo de BBVA. Y precisamente en la gestión del riesgo reside, para Francisco Juan Ros, consejero delegado de Grupo Ros Casares, la clave para los impactos positivos. “Hemos de reinventarnos y asumir riesgos compartidos, ya que con alianzas se progresa, se comparten sinergias y se minimizan unos riesgos que yo entiendo en el largo plazo”.

Un mundo digital y tecnológico que va a demandar, según Daniel Carreño, responsable de General Electric en España, mano de obra altamente cualificada en estadística, análisis de datos y capacidades informáticas, además de idiomas. “Hay que adaptar el modelo educativo a las nuevas necesidades y la innovación ha de ser su epicentro. El sector Big Data va a generar potencialmente y a corto plazo 1,2 millones de empleos en Europa Occidental y casi 4,5 en todo el mundo”. Una innovación que resulta más difícil a las pymes, reconoce Carreño, que aboga por “un marco regulatorio más propicio y un mayor apoyo de las empresas grandes y de las instituciones financieras”.

Garrigues también reclama ayuda para la internacionalización de las empresas “como necesidad biológica”. “Ha llegado el momento de que las pymes (que suponen el 90% del tejido empresarial español) aumenten su dimensión con fórmulas de fusión o absorción para salir fuera”, afirma. “Las pymes han de hacer un esfuerzo de consolidación para poder competir en el exterior, donde grandes fondos internacionales están buscando dónde invertir. También los bancos vamos a ser más proactivos en la aportación de capital a estas empresas”, apoya Rodríguez Inciarte.

Pero la mayor preocupación tras la crisis tiene nombre propio: “Crisis del talento”, según el presidente de Randstad, Rodrigo Martín Velayos, que opina que “entramos en una dura competencia por retener el talento”, que “va a ser muy escaso a pesar de las altas tasas de desempleo y va a afectar especialmente a los mandos intermedios”.

La receta para combatir su fuga pasa, en su opinión, por “compartir con los mejores la estrategia de la empresa, explicar de forma individual su utilidad, compartir con ellos los resultados, liderar con el ejemplo e invertir en responsabilidad social corporativa con el fin de que se sientan orgullosos de pertenecer a su empresa”. “Es crucial comunicar a los empleados los planes y decisiones estratégicas de la empresa”, apoya Federico González Tejera, consejero delegado de la cadena hotelera NH.

“En España debemos corregir la tendencia a la negatividad y a la exageración de nuestros males. Asistimos a una nueva época de crecimiento donde se impone la positividad. A China le hemos arrebatado la tercera posición como destino turístico en el ranking mundial. Es un buen comienzo”, concluye Garrigues.