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El derecho a la ciudad, frente al derecho a una vivienda

Hay una relación directa entre medio urbano y bienestar social

"Ciudades, una ecuación imposible", es el título de un libro que ha coordinado el profesor Jordi Borja. Editado por Icaria, pertenece a la colección Antracyt que tiene como finalidad fomentar el debate; en este caso, sobre la ciudad y contando con la aportación de casi una veintena de expertos. El capítulo del profesor de la UOC parte de que hay una relación directa entre medio urbano y derechos sociales. Y reivindica el derecho a la ciudad frente al caos urbano de las grandes áreas urbanizadas, barrios cerrados o marginales, atomización social, insostenibilidad ambiental...

Un caos del que es responsable intelectual un capitalismo financiero desregulado y un entorno político y económico que ha hecho de la urbanización especulativa su forma principal de acumulación. La transición del capitalismo industrial al financiero ha usado la urbanización (infraestructuras de movilidad y servicios básicos, boom inmobiliario y especulación el suelo) en favor de procesos de acumulación y concentración de capital cuyos beneficios (privados) se volatilizan mientras que los costes sociales se multiplican.

"Tenemos derecho a la ciudad, no solo a una vivienda digna porque ésta, en barrios cerrados, de clases media, alta o baja, genera un déficit de ciudadanía. La ciudad es integradora y creativa cuando hay mezcla de actividad y vivienda. Hacer viviendas con movilidad reducida, sin acceso fácil e inmediato a una centralidad... es convertir al habitante en un no-ciudadano o un ciudadano con de derechos reducidos.

"Vivimos en un mundo que tiende a universalizar la urbanización y a la vez pone en cuestión la ciudad como un ámbito de libertad, de integración social, de derechos reconocidos y de progreso. Desarrollar el derecho a la ciudad es una de las grandes tareas intelectuales y políticas de este momento histórico", escribe.

Como concepto, el derecho a la ciudad sirve para evaluar la evolución de las ciudades y la calidad democrática de las políticas públicas y como movilizador. Su importancia reside en que plantea una crítica radical y global a los modelos de desarrollo urbano dominantes y concibe las demandas y aspiraciones sociales como un todo.

Los medios de comunicación también reciben su ración de crítica. A su juicio, harían bien en hablar de ventajas y potencialidades de la vida urbana porque "enfatizar problemas genera una impresión falsa y refuerza el fatalismo de los excluidos, pero es inútil. A los periodistas y especialmente a los que ponen los titulares, les gusta dramatizar la realidad. Destacan la criminalidad, los niños abandonados, las familias sin casa o la extrema pobreza...". El debate está abierto...

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