El fin del efecto IVA y los alimentos dejan la inflación en el 0,3% en septiembre
El INE confirma que la tasa anual del IPC alcanza el nivel más bajo en cuatro años
La inflación fue, en septiembre pasado, la más baja desde finales de 2009, el año de la Gran Recesión. El Instituto Nacional de Estadística acaba de confirmar lo que ya anticipó hace quince días: al fin del efecto IVA -en la comparación anual deja de pesar la subida de este impuesto, que entró en vigor en septiembre de 2012-, se suma la caída de precios de las frutas frescas en este mes, uno de elementos más inflacionistas de la cesta de la compra desde que las lluvias arruinaran la cosecha de primavera. El resultado es que la tasa anual del IPC pasa del 1,5% que marcaba en agosto, a reflejar una avance del 0,3% en septiembre.
El frenazo en seco de la inflación española supone también que, por primera vez en el último año, se sitúe por debajo de la subida de precios en la zona euro, pese a que esta refleja también valores muy contenidos. El índice armonizado español (la medición que se usa para permitir una comparación entre los países europeos puede arrojar resultados ligeramente distintos) refleja un avance anual del 0,5%, frente al 1,1% de promedio en la eurozona.
El análisis detallado que publica el INE atribuye "la disminución de la tasa anual en gran medida al efecto comparativo con septiembre de 2012, cuando se produjo un aumento del IVA". De hecho, los grupos de bienes y servicios que más contribuyen ahora al frenazo de la inflación son los mismos que en septiembre del año pasado registraron mayores subidas, al trasladar de forma íntegra el recargo fiscal a los precios finales. Es el caso de precios regulados, como los de la electricidad, el agua o el gas, de los carburantes, de los servicios de los telefónicos. Y de los servicios culturales y de cuidados personales (peluquería), en los que el incremento del IVA fue mayor.
El índice subyacente, que excluye los precios más volátiles, refleja un alza del 0,8% el mes pasado
El INE relaciona más de tres décimas de las 1,2 que pierde la tasa anual del IPC entre agosto y septiembre con la caída del precio de los alimentos en el mes pasado, y singularmente de las frutas frescas. En septiembre, las frutas descienden un 15% respecto al precio del mes anterior, de modo que en la comparación anual la subida es ya solo del 12%, cuando hace unos meses rondaba el 30%. Los alimentos frescos y los carburantes no se incluyen al calcular la inflación subyacente, que mide la variación de los bienes y servicios con precios menos volátiles. Eso explica que este índice refleje un valor superior (0,8%), al IPC, algo poco habitual.
Una cuarta parte de las 57 rúbricas de bienes y servicios incluidas en el IPC reflejan ya descensos de precios en la comparación anual, reflejo de la enorme debilidad del consumo privado. Es una proporción que está aún lejos de lo experimentado en 2009, cuando la mitad de los bienes y servicios llegaron a arrojar tasas negativas (también el índice general durante varios meses), lo que abonó el debate sobre si la economía española se adentraba en la deflación, un círculo vicioso de caídas de precios y rentas, que hubiese agravado aún más la crisis española, al hacer más difícil aún pagar las deudas acumuladas.
Los expertos creen que el IPC puede bajar aún algo más este mes, ya que en 2012 hubo empresarios que trasladaron la subida del IVA de forma gradual. Además, el año pasado hubo un encarecimiento generalizado de las tasas universitarias, y es probable que esta vez no tenga la misma intensidad, ya que varios centros exprimieron ya los nuevos márgenes facilitados por las modificaciones legales del Gobierno.
Lo que sí es cada vez más probable es que la inflación acabe por debajo del 1% a finales del año, tal y como pronostica el Gobierno. Una subida tan moderada permitirá que los pensionistas no pierdan en este ejercicio poder adquisitivo (la mayoría de las pensiones subieron un 1% en 2013), aunque para 2014 el incremento presupuestado por el Ejecutivo es de solo el 0,25%. Otra cosa es lo que ocurre con funcionarios (con los sueldos congelados) y buena parte de los trabajadores del sector privado, que sufren recortes salariales, para los que basta que haya algo de inflación para perder poder adquisitivo.
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