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Vuelven los gigantes tecnológicos

EE UU y Asia impulsan una ola de concentraciones, dejando atrás a una fragmentada Europa

Ramón Muñoz
Verizon ha comprado a Vodafone el 45% del capital de Verizon Wireless.
Verizon ha comprado a Vodafone el 45% del capital de Verizon Wireless.Dado Ruvic (Reuters)

Hubo un tiempo no muy lejano, aunque se sitúe en la prehistoria de las telecomunicaciones, en que cada país tenía solo una compañía de telefonía. En las últimas dos décadas del siglo pasado, con el móvil e Internet aún balbuceantes tras su nacimiento, se produjo una ola de liberalización y privatización que acabó con los odiados monopolios. Parafraseando el axioma bíblico, no era bueno que el hombre estuviera solo frente a la todopoderosa telefónica de bandera. Se dijo entonces que la competencia era la mejor arma para mejorar la calidad del servicio y bajar los precios. Como suele ocurrir, Estados Unidos estaba en la avanzadilla. En 1974 dividió por decreto la todopoderosa AT&T en siete compañías regionales (las llamadas baby bells).Europa no tardaría en seguirle los pasos.

El fin de los monopolios nacionales (como el de Telefónica en España) supuso el nacimiento de cientos de compañías. Por fin, los consumidores habían llegado al edén prometido de la competencia, el vergel del mercado libre, con decenas de ofertas donde elegir. Pero también, como en el relato bíblico, el demonio no se resigna a estarse quieto cuando se trata de acabar con los paraísos. Así que desde hace unos años, y con más intensidad desde que estallara la crisis, una ola de fusiones y concentraciones está sacudiendo el sector de las telecomunicaciones.

La teoría, ahora, es que la competencia es beneficiosa, sí, pero hasta cierto punto. Y el principal argumento para defender esas concentraciones (llamadas eufemísticamente procesos de consolidación) es que el desarrollo de Internet y del móvil, con un consumo de tráfico y datos de crecimiento exponencial año a año, precisa de unas inversiones tan descomunales que es preciso volver atrás: pocos operadores y muy grandes. Pero con el añadido, y eso le diferencia de la época de los monopolios, de que al mismo tiempo se exige un proceso de desregulación: que autoridades y reguladores intervengan lo menos posible.

En ese proceso, EE UU también lleva la delantera. Cuatro gigantes (AT&T, Verizon, Sprint y T-Mobile) se reparten el enorme mercado estadounidense. Aún podían ser menos si el Gobierno de Barack Obama no hubiera frenado en 2011 el intento de AT&T de absorber a T-Mobile USA, filial de Deutsche Telekom.

Hay 300 compañías de móviles europeas, frente a 9 en EE UU y 3 en China

Verizon, que lidera la telefonía móvil en EE UU, ha cerrado esta semana con Vodafone la compra de su participación del 45% en el capital de Verizon Wireless, su filial celular, por 100.000 millones de euros, reverberando la era de la burbuja tecnológica. Se trata de la tercera mayor adquisición de la historia empresarial tras la compra de la alemana Mannesmann por Vodafone (año 2000) y la de Time Warner por AOL (2001), que se realizaron en plena burbuja. En julio pasado, la japonesa SoftBank  culminó la adquisición del 78% de Sprint por 21.600 millones de dólares.

El mercado norteamericano se mueve. Pero el patio local se le ha quedado pequeño y quieren salir de compras al Viejo Continente. Las casas de análisis, los fondos de inversión y los directivos de las operadoras dicen que Europa se está quedando atrás en el sector de las tecnologías de la información, víctima de un mercado fragmentado en pequeños minifundios nacionales, con regulaciones múltiples y estrictas que no permiten rentabilizar las inversiones y que impiden seguir el paso hacia la nueva sociedad digital que marcan norteamericanos y asiáticos.

José María Álvarez-Pallete, consejero delegado de Telefónica, está convencido de que la industria europea está perdiendo el tren y debe ganar en competitividad. “A pesar del gran crecimiento del tráfico experimentado en los últimos años, Europa es la única región del mundo cuyas operadoras no crecen en ingresos”, indica el segundo ejecutivo de la multinacional española, quien llama la atención sobre el hecho de que en Europa existan 339 operadores móviles frente a los nueve de Estados Unidos o los tres de China. También se queja de coexistan 27 marcos regulatorios en la eurozona por tan solo uno que rige la industria tanto en EE UU o en el gigante asiático.

La solución que se apunta es la de un “mercado único digital” europeo con el que poder hacer frente al desafío estadounidense, pero la maquinaria burocrática de Bruselas y la de los propios Estados de la UE no aventuran que llegue a buen puerto el proyecto. “O hay mercado único o no seremos nada en el mundo digital”, ha asegurado el ministro de Industria, José Manuel Soria, en el XXVII Encuentro de las Telecomunicaciones, que se ha celebrado esta semana en Santander.

Bruselas quiere

Jean Marc-Vignolles, consejero delegado de Orange España, suscribe la teoría de que la industria de las telecomunicaciones en Europa está “acorralada” entre dos frentes: “Una regulación europea excesivamente protectora del consumidor”, que se traduce en una presión constante sobre los márgenes de las compañías, y unas necesidades de inversión gigantescas para hacer frente a la creciente demanda.

Vignolles defiende que la “consolidación sigue siendo una asignatura pendiente” porque los operadores europeos se están debilitando. Los dos grandes operadores norteamericanos juntos (AT&T y Verizon) han generado en 2012 más resultados (Ebitda) que la suma de los cinco grandes operadores europeos (Telefónica, Vodafone, Orange, Deutsche Telekom y Telecom Italia). “Las cotizaciones de los operadores europeos están bajo una fuerte presión y se están convirtiendo en objetivo de compra por parte de otros operadores extranjeros”, avisa Vignolles.

Se refiere a operaciones como la oferta pública de adquisición lanzada recientemente por América Móvil, propiedad del magnate mexicano Carlos Slim, sobre la holandesa KPN. Aunque los próximos desembarcos podrían ser mucho más espectaculares. La prensa financiera anglosajona no ha dejado de alimentar los rumores (o tal vez algo más) sobre la intención de AT&T de hacerse con unos de los grandes del Viejo Continente. El más sonado ha sido el interés por Telefónica. Una entrevista del presidente ejecutivo de AT&T con el ministro de Industria desató las especulaciones. En junio pasado, se habló de una opa inminente de la estadounidense por 70.000 millones de euros, que asumiría también la deuda de 50.000 millones de la española. Tanto Telefónica como el Gobierno se apresuraron a desmentir la opa. Aunque se mostraron más cautos cuando la agencia Bloomberg, citando fuentes familiarizadas con la operación, explicaba días después que los planes de AT&T eran más modestos: hacerse con el 29,9% de Telefónica para no tener que lanzar así una opa por la totalidad del capital.

Los operadores europeos se intentan defender de esas amenazas ganando tamaño. Vodafone, que ha tenido ofertas de AT&T por alguno de sus activos europeos, compró en junio el mayor operador de cable de Alemania, Kabel Deutschland, por 7.700 millones de euros. Telefónica ha lanzado una oferta de 8.550 millones por E-Plus, la filial celular de KPN. Son intentos tímidos, que chocan con el celo de los reguladores nacionales y comunitarios, incluso cuando se trata de compartición de infraestructuras. El movimiento que realizaron France Telecom y Deutsche Telekom unificando en una joint venture (Everything Everywhere) sus respectivos operadores británicos puede ser el camino.

Hay muchas empresas opables por su baja cotización bursátil

El comisario de la Competencia, Joaquín Almunia, se defiende: Bruselas no es especialmente estricta en el plano regulatorio. La prueba, afirma, es que desde que en 1990 empezó a ejercer el control de las fusiones nunca se ha vetado una operación en cable y en móvil; solo se ha limitado a imponer condiciones. Almunia también desmiente que la Comisión tenga una norma no escrita que impide que en un país haya menos de cuatro operadores.

“En Europa hay países con menos de cuatro. Hemos autorizado una fusión que dejaba tres en Austria o en Holanda. No tenemos una posición dogmática sobre el número. Aunque es verdad que el duopolio no es admisible”, señaló esta semana en una entrevista con Cinco Días.

Los fabricantes de equipos están en una situación todavía más complicada, la francesa Alcatel Lucent no deja de reducir empleos en Europa, mientras que Nokia Siemens ha recortado 20.000 puestos en el mundo en los últimos dos años, y está estudiando 8.500 despidos adicionales. Aunque la guinda la ha puesto Nokia, el otrora líder indiscutible de los fabricantes de móviles, cuya división celular ha sido comprada por Microsoft esta semana.

“Hubiera sido una operación impensable hace ocho años. Pero hoy en día se considera verosímil cualquier noticia que hable de compras en Europa por parte de operadores americanos, pero no al revés, debido a la debilidad bursátil de las empresas europeas afectadas por la caída de ingresos”, dice Francisco Román, presidente de Vodafone España.

Jazztel, Yoigo y Ono, en la mirilla

El mercado español es un modelo típico de fragmentación. La regulación de los precios mayoristas por parte de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT) ha dado lugar a un dinámico segmento de revendedores, que se ha demostrado muy rentable en el móvil e ineficiente en el fijo y la banda ancha tradicional. Al calor de esos precios tasados han surgido desde 2006 casi 30 operadores móviles virtuales (OMV) que en pocos años se han hecho con el 8,3% del mercado por ingresos. La tendencia es imparable: los clientes que pierden mes a mes las compañías con red van a parar a los OMV. El buen funcionamiento de la portabilidad, que permite cambiar de compañía gratuitamente conservando el número, facilita ese trasvase. Desde comienzos de 2011, Movistar y Vodafone han perdido 3,5 millones de clientes debido a la portabilidad.

En la banda ancha fija se ha demostrado muy ineficiente el modelo de alquiler, así que los cinco grandes operadores con red propia (Telefónica, Ono, Jazztel, Vodafone y Orange) se reparten el mercado nacional residencial, que comparten en sus respectivas zonas con los cableros regionales (Euskaltel, R y Telecable).

Con un mercado tan dividido hay mucho camino para la consolidación. Dando por hecho que el regulador haría inviable cualquier operación entre los tres grandes —Telefónica, Vodafone u Orange—, los dos bocados más apetecibles son Yoigo y Jazztel, líderes de los alternativos en móvil y banda ancha, respectivamente. Por el cuarto operador de móvil ya mostró interés esta primavera abiertamente Orange, pero no cubrió la puja marcada por su matriz TeliaSonera. De Jazztel se ha hablado de su venta casi desde el mismo momento que tomó las riendas de la compañía Leopoldo Fernández Pujals, el artífice del pelotazo de Telepizza. Desde comienzos de 2012, su cotización casi se ha duplicado. Vale 1.840 millones de euros. Queda la incógnita de Ono. Los cuatro fondos de capital riesgo que se hicieron con la mayoría del capital de la cablera cuando compraron Auna en 2005 están deseando rentabilizar su inversión. Pero no han encontrado comprador. Su intención es buscar una alternativa en la salida a Bolsa, en la que volvía a insistir esta semana su consejera delegada, Rosalía Portela.

El manantial de liquidez que ha proporcionado a Vodafone la venta de su participación en Verizon ha desatado todo tipo de rumores y combinaciones. Máxime cuando al consejero delegado de la multinacional en España, Antonio Coimbra, en una reunión con periodistas, decía esta semana que España será uno de los cinco países en los que el grupo invertirá parte de los 7.100 millones de euros procedentes de Verizon Wireless.

Una opinión aún más crítica es la que suscribe José Antonio López, consejero delegado de Ericsson España, cuya empresa compite duramente con los chinos Huawei y ZTE por el tendido de las nuevas redes de fibra y 4G en toda Europa. “Si no crecemos orgánica e inorgánicamente perderemos las empresas europeas. Y nos tienen que ayudar los reguladores. Debemos mejorar la rentabilidad y crecer para evitar que nos compren. Porque tal y como está la capitalización, hay auténticas gangas en Europa para las empresas de EE UU y Asia”.

Pero no solo peligra la europeidad de las empresas. Esa dispersión y el entorno regulatorio están provocando, en opinión de operadores y fabricantes, un retraso tecnológico. Verizon cubre el 95% de la población de EE UU con 4G, mientras que el 100% de la población de Corea del Sur disfruta ya de acceso a esta tecnología.

Vodafone puede salir de compras

Las empresas piden árnica a los reguladores. La obsesión de todos es el mercado único digital del que habla Soria. La abanderada de esa utopía es Neelie Kroes, comisaria de la Agenda Digital, que señala que es consciente de que “las operadoras no pueden lograr economías de escala, pensar como un todo europeo y competir a nivel global”.

Su idea es la de crear un pasaporte digital europeo con el que las operadoras puedan comercializar sus servicios en cualquier país de la UE, sin necesidad de pasar por las burocracias nacionales. Pero Kroes también tiene otros planes que no cuentan con la simpatía de las operadoras. Como acabar en toda la UE con el roaming, ese coste extra que cobran las compañías cuando sus clientes llaman o reciben llamadas desde otros países comunitarios, que les reporta grandes beneficios. La comisaria les pone como ejemplo el mercado estadounidense donde los ingresos por suscripción a servicios doblan a los de la UE, pese a que el coste de las llamadas es tres veces inferior al de la media europea.

Al consumidor las grandes operaciones corporativas le interesan en la medida que afecten a su factura. Y aún no se ha demostrado que los oligopolios sean beneficiosos para el bolsillo. Si el modelo va a ser el energético, donde tres o cuatro compañías se reparten el mercado español, que se vayan preparando. Según Eurostat, los precios de la electricidad y el gas para particulares eran en 2012 un 75% y un 30% superiores, respectivamente, a los de 2007. En ese periodo, en el atomizado mercado de los móviles las tarifas han caído un 33%. Cuidado con las consolidaciones.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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