EE UU y la UE negocian la reducción de normas comerciales
La primera ronda de negociaciones concluye en un clima de cautela ante los puntos en común y las divergencias que separan a ambos bloques
La primera ronda de negociaciones para abordar el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP, en sus siglas en inglés) entre EE UU y la Unión Europea (UE) ha concluido este viernes en Washington en un clima de optimismo y cautela ante el consenso y los puntos de divergencia que las delegaciones de ambos bloques han detectado en su primera toma de contacto. Como se preveía, los marcos reguladores y la armonización normativa y el acceso a los mercados se presentan como los principales escollos para alcanzar un consenso.
“En muchos casos se trata de temas nuevos que no han sido discutidos antes ni por la UE ni por EE UU y para encontrar una solución hace falta imaginación y un proceso que implique muy fuertemente a los reguladores de ambas partes”, ha señalado a la prensa Ignacio García-Bercero, el director del equipo negociador de la Unión Europea. Bercero y su homólogo de la delegación estadounidense, Dan Mullaney, han sido precavidos a la hora de identificar de manera concreta esos puntos de desencuentro, si bien, el responsable europeo ha sido un poco más específico: “En el área de acceso a los mercados, bienes, servicios e inversiones no estamos todavía en el nivel de intercambiar ofrecimientos, pero estamos identificando las restricciones al mercado y los mecanismos para sentar las bases para negociar futuros compromisos”.
Eso es en lo que ha consistido esta primera ronda de negociaciones, en abordar todos y cada uno de los temas que se pretende que abarque el tratado de libre comercio, conocer las prioridades de cada una de las partes y establecer las líneas de trabajo para avanzar en la segunda ronda de conversaciones que se se desarrollarán en Bruselas el próximo mes de octubre. EE UU y la UE esperaban terminar este proceso firmar a finales de 2014 el acuerdo que creará la mayor zona de libre comercio, aglutinando el 50% de la actividad económica mundial y el 30% del todo el comercio. Sin embargo, este viernes Mullaney ha rebajado esas expectativas. “Estamos interesados en avanzar rápido pero lo importante no es tanto la celeridad como conseguir un tratado que sea bueno y beneficioso para la economía transatlántica”, ha reconocido el estadounidense.
Las barreras regulatorias por ambas partes en determinados productos, servicios y sectores sensibles para la industria y la economía de los dos bloques, como el alimentario, el agrícola, el del transporte aéreo y marítimo, el de los servicios financieros o el audiovisual, son el principal impedimento y su armonización para evitar duplicidades y reducir costes innecesarios, uno de los logros esenciales a los que aspiran los negociadores. En principio todos estos asuntos se encuentran encima de la mesa, sin restricciones aparentes por ningún bando, si bien Francia ha conseguido excluir de las conversaciones de esta primera ronda al sector audiovisual para proteger la “excepción cultural” europea.
Los recelos desencadenados por el espionaje de EE UU a diversos países europeos, que habían amenazado con suspender el inicio de estas importantes negociaciones, no ha minado, al menos en apariencia, la confianza entre los miembros de ambas delegaciones. El hecho de que el asunto de la cesión de datos y la privacidad se haya abordado de manera paralela entre representantes de la Comisión y del Departamento de Justicia ha evitado que el incidente contagiara los encuentros.
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