El Eurogrupo presiona para que España adopte reformas “contundentes”
La Comisión y los socios del euro reconocen los esfuerzos del Gobierno, pero reclaman medidas estructurales drásticas y una aplicación exhaustiva del calendario acordado
El Gobierno español está convencido de que la UE puede y debe hacer más: tiene que lograr una combinación de políticas más equilibrada, más amable con la periferia, menos complaciente con el Norte. Y viceversa: Bruselas y los socios europeos creen que es España quien puede y debe hacer más. El Eurogrupo —la reunión de ministros de Economía del euro— dio este lunes la primera señal política acerca de los deberes que va a imponer la Comisión Europea al Ejecutivo en apenas 15 días. En pocas palabras: más reformas. “España debe adoptar reformas contundentes”, dijo el vicepresidente y comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, que a su vez reconoció los “esfuerzos significativos” ya realizados. Traducción libre: no habrá sanciones pese a los graves desequilibrios acumulados en la economía española cuando la Comisión haga su evaluación final, en apenas dos semanas. Pero sí se pedirán nuevas y dolorosas medidas.
La Comisión concretará los deberes de España en 15 días
“España ha hecho un esfuerzo notable, pero tanto Bruselas como los socios europeos piensan que la lista de cosas por hacer es más larga que la lista de las que ya ha hecho”, indicó una fuente comunitaria a este diario. El Gobierno tiene dos años más para reducir el déficit; a cambio, llega la hora de dar una vuelta de tuerca a las reformas que no han funcionado, a las que a juicio de Bruselas no han ido suficientemente lejos o a las que simplemente se han quedado en vagas promesas, según las fuentes consultadas. “Es importante que España mantenga el impulso [reformista]”, dijo el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem.
Reforma es una palabra sucia. Una vez agotado el mantra de la austeridad como remedio para todos los males, Bruselas asegura que ha aprendido la lección y dará más tiempo a varios países para reducir el déficit a cambio de ese nuevo tótem que va a sacar al continente de la crisis: las reformas. La Comisión vende ese giro como un cambio fundamental en la estrategia europea, aunque a veces parece la misma penitencia, un suave eufemismo de los recortes de siempre, que se vienen aplicando desde hace mil días. Pero el hecho es que España tiene un problema estructural grave: la recesión ha sido similar a la italiana (en torno al 6% de caída del PIB desde el inicio de la crisis), pero la destrucción de empleo solo es comparable a la de Grecia, cuyo PIB ha caído en torno al 25%.
Pensiones, empleo y liberalizaciones, entre las tareas por afrontar
El Eurogrupo dedicó parte de la reunión a examinar “en profundidad” los “desequilibrios excesivos” de España y Eslovenia. El mero hecho de que Rehn pusiera sobre la mesa los “graves desequilibrios” de esas dos economías ya era una herramienta de presión. El ministro Luis de Guindos, según las fuentes consultadas, explicó con mucho detalle la agenda aprobada por el Gobierno, en una larga intervención encaminada a suavizar las incertidumbres relacionadas con España. Lo consiguió a medias: hubo un reconocimiento para el camino andado, pero Bruselas y los socios desconfían. En el pasado ya se pusieron sobre la mesa exhaustivos calendarios cuyo cumplimiento es deficiente en muchos flancos.
Berlín y París proponen créditos blandos contra el paro juvenil
Alemania y Francia preparan un plan para combatir el paro juvenil en la UE que podría movilizar hasta 60.000 millones de euros en créditos blandos para empresas que se comprometan a contratar a menores de 25 años. La iniciativa conjunta se presentará el próximo 28 de mayo en París y ha sido bautizada como New Deal para Europa, en referencia al plan puesto en marcha en los años 30 por el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt para combatir la Gran Depresión, según publica el periódico alemán Rheinische Post.
El plan se basará en el nuevo fondo de 6.000 millones de euros para combatir el paro juvenil que los líderes europeos crearon en febrero como parte del presupuesto de la UE para el periodo 2014-2020, y que ya ha sido tachado de insuficiente por el propio presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso.
La idea es que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) utilice este fondo como garantía para obtener en los mercados hasta diez veces más de financiación -es decir, 60.000 millones de euros- que luego prestaría a las empresas que participen en el programa.
El debate sobre España fue de la mano con el futuro de Eslovenia, el otro país que acumula los mayores desequilibrios en la UE. Eslovenia está cerca de alguna de las modalidades de rescate que ha ensayado Europa en los tres últimos años, y a cambio deberá aplicar la consiguiente dosis de recortes y reformas. España ya ha sido acreedora de un salvavidas a la banca y tiene parte de ese camino andado, pero Bruselas reclamará una nueva tanda de medidas que en el caso español incluye las pensiones, una vuelta de tuerca a la reforma laboral (para reducir la dualidad, mejorar las políticas activas de empleo y permitir una flexibilización de los sueldos en función del ciclo económico) y nuevas medidas fiscales, además de la tradicional petición, mil y una veces postergada, de liberalizar sectores y profesiones reguladas para elevar la competitividad.
A pesar del ajuste que ha permitido prácticamente acabar con el abultado déficit comercial —en buena parte por el hundimiento de las importaciones, pero esa es otra historia—, a España le queda mucho por hacer, a juzgar por las declaraciones de sus socios: el Ejecutivo alemán, por ejemplo, demanda más ajustes, según el semanario Der Spiegel.
La postura de Madrid no es precisamente esa. La tesis del ministro Luis de Guindos a su entrada al Eurogrupo era este lunes poco más o menos la contraria: “España ha hecho en el último año una corrección muy importante de sus desequilibrios. Esto ha sido reconocido por la propia Comisión y estoy convencido de que va a ser reconocido por el Eurogrupo”. Guindos puso como ejemplo la reforma del mercado de trabajo. “La reforma laboral está teniendo un efecto positivo, que ha permitido minimizar el impacto de la crisis en el mercado laboral desde su aprobación”, cerró.
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