El FMI pide que el miedo a la inflación no frene los planes de estímulo
El Fondo analiza en un informe la política agresiva anunciada por Japón Alerta del riesgo de complacencia de los bancos centrales tras mantener los precios bajo control
Christine Lagarde dio este pasado fin de semana su bendición desde el Fondo Monetario Internacional a la agresiva maniobra monetaria recién adoptada por Japón. Considera que estas intervenciones por la vía no convencional ayudan al crecimiento de las economías avanzadas, y de rebote a la global. Pero advirtió de que la estrategia puede tener “consecuencias no deseadas”, como la inflación, por lo que la autocomplacencia sería un gran error. A pesar del miedo que hay de que el dinero barato cree burbujas, un temor expresado por los países emergentes, el FMI tiene claro que en estos momentos es mejor dar rienda a los estímulos.
A las palabras de Lagarde en China sigue ahora un informe del organismo elaborada para la próxima la cumbre primavera, bajo un título revelador: El perro que no ladra. Para luego preguntarse si la inflación está amordazada o simplemente es que el animal está dormido. También hay un miedo, porque con la máquina de imprimir dinero puede reducir el paro, pero puede hacerlo a costa de recalentar la economía y de subir los precios.
La Reserva Federal volvió a decir hace tres semanas tras su última reunión que la inflación sigue contenida. Hay economistas que argumentan que la estabilidad de la inflación durante la Gran Recesión refleja el éxito a la hora de fijar objetivos en cuanto a la evolución de los precios. Hay otras rigideces en el mercado laboral, como en los sueldos, que explican según el FMI por qué la inflación prácticamente no se movió estos años.
A largo plazo, la expectativa del FMI es que la inflación en las economías avanzadas se mantenga “firme” cerca de esos objetivos. Asegura incluso que el alza de precios permanecerá estable conforme la recuperación económica vaya ganando vigor. “Es improbable que el perro vaya a ladrar”, señalan los expertos. Es más, dice que el miedo a un repunte de la inflación no debe impedir a las autoridades monetarias a hacer su trabajo.
“Cualquier sobreestimulación temporal tendrá solo pequeños efectos en la inflación”, repite el documento, por eso el FMI cree que “no debe quitarse el bozal”. El Fondo sugiere que la relación entre inflación y paro se fue mutando a lo largo de las últimas cuatro décadas gracias a la independencia de los bancos centrales a la hora de definir y ejecutar sus políticas. “Preservar esa independencia es clave para mantener controlada la inflación”.
Pero como insiste la directora gerente del organismo, que los bancos centrales hayan reforzado su credibilidad a la hora de mantener los precios estables no es motivo de complacencia. Eso, según los relatores del informe, sería un error. Los desequilibrios en la economía están ahí y recuerdan que hoy la contención de la inflación coexiste con altas tasa de desempleo”. El FMI presenta en una semana la revisión de sus perspectivas de crecimiento.
Christine Lagarde dijo el domingo, sin entrar en cifras concretas, que una parte sustancial de la economía global "está mejor ahora que hace un año". Habló de que el crecimiento toma fuerza, incluido en EE UU. Ben Bernanke, presidente de la Fed, dijo sin embargo la pasada noche que la economía estadounidense está lejos de recuperarse a un nivel aceptable.
"La economía es significativamente más fuerte que hace cuatro años, aunque las condiciones están claramente lejos de donde a todos nos gustaría estar", precisó en su intervención, en otra señal de que los estímulos monetarios seguirán en EE UU. Este miércoles se publica el acta de la última reunión, durante la que se discutieron los riesgos de la actual estrategia.
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