Empleo juvenil
La pasada semana se aprobó un nuevo decreto ley para combatir el paro entre los jóvenes. El Gobierno no podía dejar pasar más tiempo sin atacar este frente
La pasada semana se aprobó un nuevo decreto ley para la incentivación del empleo, dirigido esta vez fundamentalmente al empleo juvenil, donde los niveles de desempleo españoles son escandalosos y han trascendido nuestras fronteras, suscitando comentarios en otros países. El Gobierno no podía dejar pasar más tiempo sin atacar este frente.
La norma tiene por objetivo principal incorporar al mercado de trabajo a los menores de 30 años, sea como trabajadores por cuenta ajena o por cuenta propia. De hecho, considera a los autónomos junto a las pymes "uno de los principales motores para dinamizar la economía española". Por eso son sus protagonistas.
Se va a intentar fomentar el acceso de los trabajadores a la actividad por cuenta propia, fijando una cuota inicial reducida, permitiendo compatibilizar las prestaciones por desempleo con el inicio de la actividad, ampliando las posibilidades de aplicación de la capitalización de la prestación por desempleo o incrementando el tiempo que el joven autónomo puede dedicar a iniciar una actividad, sin perder la prestación por desempleo que cobraba.
Se incluyen nuevos incentivos a la contratación. Es de especial interés el nuevo contrato a tiempo parcial "vinculado" a una actividad formativa, dirigido a jóvenes con escasa experiencia laboral o procedentes de otro sector. Aunque la formación ligada a él se define escasamente.
También va a bonificarse la contratación indefinida de jóvenes por parte de microempresas y autónomos, así como la primera contratación que vayan a realizar jóvenes autónomos, siempre que se trate de mayores de 45 años o beneficiarios del Plan Prepara.
Se trata de crear empleo al precio que sea. Esto ha provocado fuertes críticas al considerarse que las medidas adoptadas pueden desnaturalizar la naturaleza de los contratos, como sucede con el nuevo contrato de primer empleo joven, variante del contrato eventual, cuya causa sería la "adquisición de una primera experiencia profesional". También ha suscitado críticas la atribución a las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) de la posibilidad de celebrar contratos para la formación y el aprendizaje, o la aceptación de que se puedan suscribir sucesivamente contratos para la formación y contratos en prácticas, lo que podría alargar excesivamente el periodo de formación a través de contratos temporales de escaso sueldo.
La norma incluye "una segunda generación de reformas estructurales necesarias para volver a crecer y crear empleo". Esperemos que ese sea el resultado.
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