“La alternativa a los ajustes en España era acabar en un callejón sin salida”
El comisario europeo de Economía y Asuntos Monetarios, Olli Rehn, cree que se ha ahuyentado, de momento, al fantasma del rescate europeo pero que esa posibilidad no está cerrada
España ha ahuyentado, de momento, el fantasma del rescate europeo pero la posibilidad no está cerrada. La tregua que los mercados han otorgado en los últimos meses ha supuesto un gran alivio para el Gobierno español y para la Comisión Europea, que ha dejado de pronunciarse a diario sobre la inminencia de un auxilio financiero. Un día después de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, alejara esa opción, el comisario europeo de Economía y vicepresidente de la Comisión, Olli Rehn, precisa: “La presión se ha relajado, pero es importante mantener una red de seguridad en el fondo de rescate europeo y en la compra de bonos por parte del Banco Central Europeo (BCE)”. Rehn defiende su política de recortes como única alternativa a “un callejón sin salida”.
El comisario responde a las preguntas de seis grandes diarios europeos —entre ellos EL PAÍS— pausadamente, sorteando cualquier afirmación que pueda poner en peligro esa ansiada calma en los mercados. Para Rehn, la posibilidad de que España acuda a la fórmula blanda del rescate europeo debe mantenerse. Esa opción, la preferida por Bruselas, Fráncfort y Madrid, consiste en pedir ayuda para que el mecanismo permanente europeo compre o avale compras de bonos en las emisiones del Tesoro, con condiciones suaves, para que a su vez el BCE empiece a comprar deuda pública en el mercado de segunda mano. El comisario lanzó este mensaje de cautela durante una entrevista concedida ayer a este diario junto con The Guardian, Le Figaro, Süddeutsche Zeitung, La Stampa y Gazeta Wyborcza.
Más allá de celebrar que los costes de financiación hayan mejorado para España e Italia, el responsable europeo de Economía emplea esa suavización como aval a las duras políticas de ajuste que está imponiendo Europa a los países con desequilibrios fiscales. “Si España e Italia no hubieran adoptado esas medidas en los últimos dos años no veríamos esa reducción en los costes de financiación”, se defiende y añade que las políticas de ajuste han generado “confianza”. Un argumento que difícilmente podría haber sostenido hace apenas seis meses, cuando la prima de riesgo española tocaba máximos aunque el Ejecutivo aplicaba las mismas recetas de austeridad que ahora.
La presión del rescate ha bajado, pero hay que tener redes de seguridad”
La austeridad y todo el campo semántico que rodea esa palabra (recortes, subidas de impuestos, sacrificios de todo tipo...) están ausentes del discurso de Rehn, a punto de cumplir tres años en un cargo en el que sucedió a Joaquín Almunia. En su lugar, el político finlandés de 50 años emplea términos mucho más asépticos, como reformas o consolidación fiscal, alejados de las repercusiones sociales de estas políticas. Rehn concede que la situación social en España “es difícil para el ciudadano corriente”, pero anima a fijar la vista en mejoras como el alza de las exportaciones. A lo largo del almuerzo, el dirigente comunitario se resiste a abordar con concreción las preguntas y en un momento de la entrevista saca al doctor en Filosofía que lleva dentro (logró el título en 1996) para eludir los detalles. “La sustancia es más importante que el calendario”, esgrime.
Con ese espíritu aborda la cuestión de si España debe esperar una nueva suavización en la senda del déficit para este año y el próximo, que otras fuentes de la Comisión dan por hecha. “El año pasado, después de los esfuerzos realizados, se extendió la meta de consolidación fiscal a 2014 [la exigencia de reducir el déficit al 3% del PIB]. La próxima evaluación para España vendrá después de que presentemos nuestras perspectivas de invierno, el 22 de febrero”, expone con largas pausas, como si midiera las consecuencias de cada palabra que dice. Rehn zanja el asunto asegurando que hay que esperar a los datos oficiales sobre el déficit español de 2012, que probablemente se conocerán también sobre esa fecha y que rebasarán con toda seguridad el 6,3% exigido.
La recesión que sacude a la zona euro —con tasas de paro “inaceptables” en España y una pérdida de fuelle que ha llegado incluso a Alemania— no hace mella en el discurso cimentado por la Comisión. Preguntado sobre si la cura aplicada no está causando más daño del necesario, el vicepresidente vuelve al ejemplo de Italia y España para aclarar: “La consolidación fiscal no ha provocado la crisis económica. Primero vino la crisis y después la consolidación”.
Tenemos que reformar la representación exterior de Europa”
De formación política liberal, Rehn no ve contradicción entre sus afirmaciones y el viraje —técnico, pero viraje— que acaba de realizar el Fondo Monetario Internacional (FMI) al admitir que subestimó el efecto que generan las políticas de ajuste sobre el crecimiento. “Coincido con el FMI en que a corto plazo las medidas de consolidación fiscal afectan al crecimiento, pero la alternativa para España e Italia era acabar en un callejón sin salida. Era mejor actuar”, subraya.
En un horizonte más amplio, el responsable de Economía aboga por algunos cambios que mejoren la visibilidad exterior de la Unión. A escasos días de que el Eurogrupo (la reunión de ministros de la zona euro) nombre un nuevo presidente que sustituya al luxemburgués Jean-Claude Juncker, Rehn rehúsa pronunciarse sobre si ese puesto debería tener en adelante dedicación exclusiva, como pide Juncker, pero ofrece algunas pistas: “En los foros internacionales [como el FMI o el G-20], el peso político de la zona euro está por debajo de su peso económico. Tenemos que reformar la representación exterior de la zona euro y mejorar el funcionamiento interno del Eurogrupo para tener más influencia”. Rehn vaticina que podría haber alguna decisión al respecto en los próximos meses, aunque aplica, también a este asunto, el mismo tono de cautela que mantiene a lo largo de toda la entrevista.
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