Ideas españolas, inversión extrajera
Los emprendedores buscan financiación fuera para impulsar sus empresas
Crisis, internacionalización y acceso a mayores fondos. Son tres de los motivos principales por los que cada vez más emprendedores españoles se plantean buscar inversores más allá de nuestras fronteras. La financiación de las entidades de capital riesgo en España no levanta cabeza. En la primera mitad de 2012 el volumen de inversión en start-ups en fases iniciales y de expansión (en sectores tradicionales y de tecnología) cayó a 82 millones de euros para un total de 335 proyectos, un 24% menos que el año anterior, según la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo (Ascri). Estamos a nivel de 2009.
Las cosas no van mejor en Europa. La inversión en nuevos proyectos en Reino Unido, Francia, Alemania o los países nórdicos se ha resentido en el primer semestre de 2012 respecto al año anterior, pero hay una gran diferencia respecto a España: el número de entidades inversoras en estos países y las cantidades que están dispuestas a poner sobre la mesa son significativamente mayores. Para proyectos con uno o dos años de vida y modelo probado, conseguir dos o más millones de euros en España es tarea compleja. Fuera, la competencia es mayor, pero también lo son las apuestas.
“A principios de 2012 decidimos que necesitábamos crecer, conseguir una nueva ronda de inversión, y teníamos claro que debía ser internacional para ganar peso fuera. Las cantidades que buscábamos, de cinco o seis millones de euros, no se mueven en España; muy poca gente te las puede dar”, explica Andrés Bou, emprendedor de 27 años y fundador de Social Point, una firma de juegos sociales en Facebook con sede en Barcelona, 120 empleados y la tercera más potente del sector en Europa (la quinta del mundo).
Bou, que ya había recibido 2,4 millones de euros de la española Nauta Capital, cerró en julio una segunda ronda de seis millones liderada por la francesa Idinvest. ¿Cómo conseguirlo? Aconseja demostrar primero que la idea funciona a nivel local, empezar pequeño, conseguir clientes e ingresos. Una vez llegan, es hora de ir más allá. “La decisión de buscar inversores dentro o fuera de España dependerá de la estrategia de la empresa. Si durante los primeros años el mercado estará en España, mejor buscar aquí. Si apunta a algo global desde cero, toca irse fuera”, dice.
El capital riesgo nacional ha recortado un 24%
Igual que Social Point, varias empresas españolas, muchas del sector tecnológico e Internet, han convencido a inversores extranjeros para entrar en sus proyectos. Blink, Busuu, Alienvault, Indisys o BlaBlaCar son algunas de las que han cerrado fondos liderados por firmas internacionales como Accel Partners (EE UU), PROfounders (Reino Unido), Kleiner Perkins Caufield & Byers (EE UU) o Intel Ventures (EE UU). De momento son minoría, pero cada vez más emprendedores se animan.
Mark Tluszcz, fundador de Mangrove Capital Partners, una de las principales inversoras europeas en start-ups, con sede en Luxemburgo, aconseja ser ambicioso y mirar fuera desde el principio. “Si estás en Madrid o Barcelona, tienes que pensar de forma global. Si crees en tu producto, tienes visión, pasión y un buen equipo, vas a conseguir financiación donde quieras”, explica. Mangrove, inversora inicial en Skype (ahora propiedad de Microsoft), apuesta hasta un millón de euros en empresas de reciente creación. Aún no han cerrado ningún acuerdo con firmas españolas pero Tluszcz cree que el talento en España es equiparable al de cualquier otro país europeo. Falla el ecosistema.
“Reino Unido está a mucha distancia del resto de Europa, el ecosistema allí está bien estructurado en todas las fases, hay ayudas para empezar, muchas start-ups y entidades de capital riesgo para expansión. Luego está Alemania. Francia no está mucho mejor que España, pero en España faltan más fondos que apuesten fuerte por proyectos en expansión”, explica. Y señala sectores como el biotecnológico o el farmacéutico, donde nuestro país podría marcar la diferencia.
Para Sean Seton-Rogers, director de la inversora británica PROfounders, España ha progresado mucho en muy poco tiempo, sobre todo en el impulso de nuevas empresas. “Iniciativas como Wayra, IE Venture Lab y otras son fantásticas. Hace dos o tres años casi no había emprendedores reuniéndose cada semana, intercambiando experiencias, ahora sí. El problema es que no es un mercado muy grande, los emprendedores están forzados a pensar internacionalmente, tienen que moverse, estar dispuestos a ir donde esté el dinero y sus clientes”, dice.
“Las ‘start-ups’ están forzadas a ir donde esté el dinero y el cliente”, dice Seton-Rogers
De las 21 empresas participadas por PROfounders, dos, Busuu y Blink, son españolas. La competencia es brutal, la entidad revisa casi 1.500 proyectos al año, pero solo invierte en cinco o seis (hasta un millón de euros). Bernhard Niesner, austriaco afincado hasta hace poco en Madrid, lanzó Busuu, una página para aprender idiomas online, en España en 2008. El pasado octubre consiguió una ronda de 3,5 millones de euros de financiación, liderada por PROfounders, y trasladó la empresa a Londres. “El mundo de los inversores en España está bien para empezar, pero es pequeño para dar el siguiente paso, salvo excepciones se centran en el mercado local o Latinoamérica. Decidimos venirnos a Londres no tanto por la financiación, sino porque aquí teníamos acceso constante a talento mucho más internacional”, explica.
Pese a haber mudado la empresa a Reino Unido, Niesner cree que en absoluto es necesario moverse al país donde operan los principales inversores, ni antes ni después de recibir financiación. “La empresa tiene que ubicarse allí donde estén los recursos para crecer, es decir, empleados y clientes. Ayuda si tienes a los inversores cerca, pero es secundario”.
Más allá de las firmas de capital riesgo, en Europa, como en España en las fases iniciales, hay más vías para lograr financiación. Desde las ayudas Eurostars (Plan Eureka) para pequeñas y medianas empresas de I+D a aceleradoras como Rocket Internet en Alemania y SeedCamp o Springboard en Reino Unido, pasando por las unidades de inversión de gigantes como Intel o Google. Para Tluszcz, la clave está en combinar. “Mi consejo siempre es el mismo: un poco de inversión local y mucho de internacional”.
Cómo hallar el dinero
A la hora de buscar fondos fuera de España, emprendedores e inversores recomiendan:
Moverse a nivel internacional desde el principio. Incluso si el mercado inicial está en España, conviene asistir cada año a eventos y conferencias fuera y reunirse con inversores europeos. Esos contactos pueden ser decisivos un tiempo más tarde para iniciar negociaciones.
Tener algo tangible que mostrar. Las ideas y el power point lo aguantan todo, pero si el proyecto ya ha conseguido usuarios y algún ingreso, las posibilidades de cerrar financiación se disparan.
Seleccionar bien. Dependiendo del sector, estrategia y necesidades de capital, el emprendedor debe elegir bien las inversoras a contactar. Grandes fondos globales como Accel Partners, Kleiner Perkins, Highland Capital o Secuoya operan muy diferente de los fondos europeos como Atomico Ventures, PROfounders, Idinvest o Index Ventures.
Pasión, ambición y buen equipo. Son tres de los principales ingredientes que un inversor (internacional o no) buscará en los proyectos, más allá incluso que la propia idea. Sin un equilibrio entre los tres, complicado.
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