¿Y si me toca el Gordo de la Lotería?
Invertir parte del dinero ganado puede convertirse en una alternativa productiva Letras del Tesoro o depósitos bancarios son algunas de las opciones más seguras
Al comprar un décimo de lotería, más de uno mira el número y se imagina a los niños de San Ildefonso cantando a viva voz la cifra que tiene entre manos. Entonces, puede fantasear con todo lo que haría con los 400.000 euros que corresponden a cada décimo del Gordo de Navidad. Solventar deudas, irse de vacaciones o comprarse un coche son opciones recurrentes que se pueden complementar con otras alternativas eficientes. La inversión de parte del dinero ganado es una de ellas.
No existe ninguna fórmula mágica que asegure la rentabilidad de una inversión, pero sí hay formas de amortiguar los riesgos. No son siempre soluciones inmediatas (no suponen una revalorización rápida de las finanzas), pero los expertos consideran que ofrecen un resultado asequible. Invertir en deuda pública es una posible elección. Las letras a dos o tres años son la apuesta más aplaudida. “La deuda española tiene la garantía implícita de Europa”, asegura el experto en finanzas de sintetia.com, Andrés Alonso. La deuda a largo plazo (bonos a diez años, por ejemplo), no es tan recomendable debido a que la crisis "puede exponerla a potenciales restructuraciones como ocurrió en Grecia".
Los depósitos bancarios son también una forma segura de invertir las ganancias de la lotería. A pesar de la difícil situación de las entidades, los depósitos de hasta 100.000 euros siguen teniendo el respaldo del Fondo de Garantía de Depósitos, una medida que puso en marcha José Luis Rodríguez Zapatero en 2008 y Rajoy mantuvo tras su llegada al poder. Tras la venta masiva de participaciones preferentes, deuda subordinada y otros productos cuya legitimidad de cara al cliente ha quedado en entredicho, la alternativa de los depósitos se presenta como la más fiable.
La banca ética es una alternativa cuyos beneficios se cuentan más en términos de sostenibilidad que del interés puro y duro
Dentro del ámbito financiero, la banca ética se ha convertido en un destino alternativo, aunque sus beneficios se cuentan más en términos de sostenibilidad y responsabilidad social que en el interés puro y duro. Esteban Barroso, director general de Triodos Bank en España, señala esta opción como una forma diferente de inversión. “Se financian empresas y proyectos de los sectores social, cultural y medioambiental, se puede donar todo o parte de los intereses a una ONG e incluso se puede convertir en copropietario del banco al invertir en su capital social”, detalla.
La Bolsa es otra posibilidad, aunque menos recomendable que las dos anteriores ya que no ofrece la misma seguridad. La renta variable es más volátil. David Cano, responsable de Analistas Financieros Internacionales, es tajante: “Es un activo absolutamente arriesgado ya que, en un año normal, tanto se puede ganar un 20% como perderlo”. De todas formas, si se quiere aventurar por las inversiones bursátiles, lo más recomendable es hacerlo fuera de España y, en caso de arriesgarse al Ibex, que sea en aquellas empresas con menos dependencia del mercado nacional.
El mundo de las finanzas puede ser enrevesado. Para los más valientes, existen unos fondos cotizados (ETF en sus siglas en inglés) que permiten invertir a un índice al completo y no en un valor aislado. Ofrecen más liquidez que la compra de acciones de una empresa en particular aunque lo más recomendable para cualquier minorista es buscar asesoramiento antes de lanzarse. No es aconsejable apostar todos los ahorros en estos productos, simplemente deberían servir para diversificar la cartera. Otro producto también arriesgado son los depósitos estructurados de los bancos, cuyos futuros beneficios también están vinculados a un índice en particular o a un conjunto de valores. Algunas entidades ofrecen un interés que puede llegar al 5%, aunque se asumen más riesgos que en un depósito normal.
Comprar un inmueble para alquilarlo o internarse en el mundo del arte son también opciones con futuro
En plena resaca de la burbuja inmobiliaria, es posible que el simple olor del polvo de ladrillo le revuelva a más de uno el estómago. Aun así, con los precios de la vivienda en caída libre y la previsión de que seguirán esa tendencia, un ganador del Gordo puede animarse a comprar un inmueble para alquilar. La opción más aconsejable: un piso de uno o dos dormitorios en un barrio consolidado de una gran capital. En el caso de Madrid, por ejemplo, Chamberí, Arganzuela, Tetuán o Chamartín son los más recomendables. “Se puede comprar una vivienda aceptable, sin necesidad de hipoteca y pedir un alquiler entre los 800 y 1.000 euros mensuales; la demanda de pisos para alquilar va a crecer en los próximos años y estos son los que tienen más salida”, explica Fernando Encinar, jefe de estudios y cofundador de idealista.com.
El 31 de diciembre expira la compra con IVA superreducido de vivienda nueva (pasará del 4% al 10%) y la deducción por vivienda que el Gobierno había aprobado, aunque medio año después dio marcha atrás. Beneficiarse de estas medidas antes de 2013 es difícil ya que el calendario se impone. Sería necesario tener localizado un inmueble con anterioridad al 22 de diciembre, con lo que la búsqueda puede resultar infructuosa.
Las obras de arte son otra alternativa. Para internarse en este mercado hay que tener claro que no es una inversión al uso. “Se trata de un concepto diferente a cualquier otro y no se puede hablar nunca de precios fijos, aunque tienes la seguridad de que es un valor que nunca se deprecia”, indica la galerista Elba Benítez. Las obras de artistas consolidados hoy en día son las más fiables. La española Cristina Iglesias y el brasileño Vik Muniz son dos de las mejores opciones actuales. El abanico de las inversiones es, pues, variado. Solo queda cruzar los dedos y confiar en que el bombo sea benévolo este año.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.