El Gobierno incumplirá la promesa de retirar la subida del IRPF en 2014
“El objetivo prioritario de España es reducir el déficit público", dice el ministro Guindos
La realidad y el deseo. El deseo expresado hace solo una semana por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es inequívoco: “Nos gustaría bajar el IRPF en 2014; espero poder hacerlo”. Frente a esa carta a los Reyes Magos, la cruda realidad que impone la camisa de fuerza de Bruselas —la necesidad de recortar el déficit a toda costa— llegó en boca del ministro de Economía, Luis de Guindos: “El horizonte temporal de la subida del IRPF era hasta 2014, pero el objetivo prioritario es reducir el déficit público. Habrá que ver las proyecciones de crecimiento para 2014”.
Un somero vistazo a los datos ofrece la mejor traducción de las palabras de Guindos: España incumplirá los objetivos de déficit este año, el próximo y en 2014, según las previsiones de la Comisión. Y se enfrenta a una recesión larga y profunda, con caídas del PIB en torno al 1,5% tanto este año como el próximo, para empezar a crecer anémicamente en 2014. Esa sensación de depresión, de final de los tiempos que recorre la Europa del Sur desde hace más de dos años, impide cualquier tipo de alegrías con las medidas fiscales, a pesar de las vanas esperanzas de Rajoy. Tras la reunión del Ecofin de este martes, Guindos fue meridianamente claro en un encuentro con la prensa: “Cuando te encuentras en una situación de financiación tensa como la que tiene en estos momentos la economía española, el objetivo del déficit es absolutamente prioritario”. Fin de la discusión.
El ministro achaca solo a Grecia la subida de la prima de riesgo
¿Fin? El Ejecutivo lleva semanas pensando en darle la vuelta al incremento del impuesto sobre la renta (que no estaba en su programa electoral, como no lo estaba una subida del IVA que es un auténtico experimento económico en plena recesión) y a una segunda medida, la revalorización de las pensiones con la inflación. Madrid ya ha actualizado este año las pensiones un 1%. Pero el índice de precios al consumo (IPC) se irá por encima del 3% en noviembre, el mes clave para el cálculo. Atendiendo a las palabras de Guindos sobre la sacrosanta “prioridad” que supone el déficit, no hay posibilidad de revalorizar las pensiones.
Y sin embargo, Rajoy se resiste a deshojar la margarita, en parte por la cercanía de las elecciones en Cataluña, en parte porque la pérdida de poder adquisitivo de las pensiones sería un nuevo mazazo para la imagen del Gobierno. Guindos echó balones fuera: “Tenemos que ver cuál es la inflación de noviembre” (y es cierto que se espera cierta bajada gracias a un cierto abaratamiento de los carburantes). Pero Bruselas es rotunda en ese aspecto, y a la pregunta de si España dispone de margen, fuentes de la Comisión contestan con un escueto “no”. Y añaden como explicación: “Absolutamente no”. España, según las citadas fuentes, no puede permitirse gastarse en torno a 3.000 millones en actualizar las pensiones.
Europa pide concreción
La presión de Bruselas no deja apenas válvulas de escape para esa política de grado cero relacionada con la contención del déficit. La Comisión no se anda con rodeos: el vicepresidente Olli Rehn ya instó en el G-20 a España a dar a conocer los recortes previstos en 2014, y hace unos días exigió a Madrid que “concrete pronto” medidas ante el más que probable incumplimiento de los objetivos de déficit en 2012, 2013 y 2014. La opción planteada por Guindos de prorrogar la subida del IRPF en contra del ideario del Gobierno del PP recoge ese guante. Devolver el IRPF al nivel anterior restaría a las arcas públicas en torno a 6.500 millones anuales, algo que España difícilmente se puede permitir.
A todo esto, Madrid vuelve a cabalgar a lomos de la crisis de deuda. Las sombrías previsiones de la Comisión han provocado un repunte de la prima de riesgo (la diferencia entre los intereses de la deuda alemana a 10 años y la española), que el Ejecutivo achaca única y exclusivamente a Grecia. Guindos cifró la exposición de España en ese país “en unos 25.000 millones”, incluyendo tanto los préstamos bilaterales como todo tipo de avales, ayudas del fondo de rescate temporal y demás. El FMI aboga por una reestructuración para la deuda griega, pero eso solo afectaría a los préstamos bilaterales, por 6.650 millones. Aun así, Guindos aludió a “la situación con Grecia” para explicar en su totalidad los renovados problemas con la deuda. Y es verdad que en ausencia de acuerdo la semana próxima —algo poco probable— puede volver a montarse la marimorena. Pero hay más cosas incluidas en la prima de riesgo: los últimos flecos del rescate bancario, la morosidad, el paro, las malas perspectivas de crecimiento, el imparable incremento de la deuda pública, incluso la crisis política abierta con Cataluña preocupan en los mercados. Y en Bruselas.
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