Bernanke trata de ganar tiempo ante la incertidumbre fiscal en Europa y EE UU

Ben Bernanke se ha presentado al Capitolio con un objetivo claro: ganar tiempo para ver cómo avanzan las cosas en la solución de la crisis de la deuda soberana en Europa y en la economía de EE UU. Eso sí, el presidente de la Reserva Federal estadounidense ha dado de nuevo garantías a los legisladores de que actuará para apoyar el crecimiento y la creación de empleo si las cosas dan un giro a peor.

EE UU está creciendo. De forma anémica, cierto, pero insuficiente para bajar el paro de una forma sostenida, pero crece. Sin embargo, la película vuelve a repetirse con la llegada del verano. El rendimiento de la mayor economía del mundo bajó en el segundo trimestre, como sucedió en 2010 y 2011. Se atribuye a las tensiones por la crisis europea y el bloqueo del debate fiscal en Washington.

Ambos factores, señaló Bernanke en su testimonio inicial, están “causando un alto nivel de incertidumbre fuera de los normal”. Esto no implica una acción inmediata de la Fed. Pero el tono negativo que utiliza hacer pensar que podría verse forzado en algún momento a actuar, ante la incapacidad de los dirigentes políticos por hacer su trabajo para dar confianza y certidumbre.

En su comparecencia semestral, habló de desaceleración de un crecimiento que califica de “decepcionante” y de una reducción “frustrantemente lenta” en la tasa de paro. Habló de signos modestos de mejora en el mercado inmobiliario, pero los progresos son nulos y el sector sigue deprimido por los embargos y las dificultades para acceder a financiación.

Aunque Wall Street juega la baraja de una nueva ronda de estímulos, lo cierto es que no están claros los efectos que tendrían para la economía. La próxima reunión de la Fed está prevista para final de mes. En la pasada, se decidió prorrogar seis meses el mecanismo que permite comprar deuda a largo plazo vendiendo letras a corto para mantener baja la perspectiva de tipos sin necesidad de tener que tocar su balance.

El encuentro de septiembre sería, por tanto, la próxima ventana de oportunidad que tendría la Fed para mover ficha si, como dice el jefe de la autoridad monetaria, se deteriora la economía de forma considerable. Pero en este caso estaría demasiado cerca de las elecciones presidenciales, lo que obliga a Bernanke a tener un consenso firme en el seno del comité monetario.

Ben Bernanke no marcó un calendario preciso de actuación. Tan solo reiteró que la intención es que los tipos de interés sigan excepcionalmente bajos hasta al menos final de 2014. Pero tampoco oculta en público su preocupación por la coyuntura actual y por la falta de compromiso político en Washington para hacer frente al problema del paro y al deterioro de las cuentas públicas.

El jefe de la Fed alertó que si no hay un acuerdo antes de final de año para elevar de nuevo el techo de la deuda federal, la serie de recortes de gasto público y de incrementos en los impuestos que se activarán en automático avocarán a la economía estadounidense a una nueva recesión el año próximo y como consecuencia habrá un deterioro en el mercado laboral.

Bernanke recordó a los legisladores las tensiones que se vivieron el pasado mes de agosto por esta cuestión. Y les dijo que “la manera más efectiva para ayudar a la economía en este momento”, es acabar con este impasse y definir un plan a medio plazo para poner las cuentas públicas en orden. “Hacer es esto más pronto que tarde ayudará a impulsar la confianza de los hogares y las empresas”.