Bruselas impone a España más recortes que a Grecia, Portugal e Irlanda
La Comisión obliga a ajustar el 5,5% en dos años, el doble que a Dublín y Lisboa
“Va a costar solucionar la crisis”, decía ayer el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela. Va a costar nada menos que una década, según los optimistas. España lo tiene especialmente crudo: el recorte de déficit que impone Bruselas, del 8,5% al 3% del PIB en apenas dos años, es muy superior al de los países rescatados por la Unión y por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Grecia, Irlanda y Portugal se han visto forzadas a activar ajustes draconianos, fijados desde Bruselas y Washington, a cambio de ayudas multimillonarias (vía créditos a intereses relativamente bajos).
España no está sujeta a ese diktat, y sin embargo esos 5,5 puntos de PIB en dos años suponen un recorte más duro que el de las tres economías intervenidas. Viene un tijeretazo de unos 55.000 millones hasta el cierre de 2013 que afectará a todas las Administraciones desde esta misma semana, empezando por los Presupuestos del Estado del próximo viernes. La cifra es tan abultada que obligará a tocar todas las partidas, ingresos y gastos, para cuadrar el círculo. Pero los círculos no suelen cuadrar: los recortes harán la recesión más dura y elevarán las impactantes cifras de desempleo, según advierten los analistas y admiten en sus previsiones tanto Bruselas como Madrid.
No existe en la historia económica contemporánea un ajuste semejante
En esos dos años, Portugal e Irlanda deberán recortar menos de tres puntos de PIB; Grecia, menos de cinco puntos, según los últimos informes de seguimiento de la Comisión, que examina con lupa a las tres capitales de la Europa llamada periférica. Bruselas ha estrechado también la vigilancia sobre la economía española, pero ni mucho menos a los niveles de los países rescatados. Y sin embargo, en la práctica y con los números en la mano, las exigencias para Madrid suponen un castigo mayor (aunque también el déficit, que cerró 2011 en el 8,5%, es mayor). A cambio, España y sobre todo su banca se ha beneficiado de la barra libre de liquidez del BCE, en una especie de intervención blanda que deja margen para elegir las políticas de recorte: el Gobierno puede escoger en qué partidas de gasto puede concentrar la poda; qué impuestos quiere subir, algo que no sucede en Atenas, Lisboa y Dublín. Pero ese es un margen relativo.
No hay en la historia económica contemporánea un ajuste semejante; en los últimos años, lo más parecido se ha producido en Grecia, Portugal e Irlanda. Con consecuencias devastadoras: Grecia está hundida en una depresión; Portugal va camino del segundo rescate, e Irlanda, que parecía estar en una situación algo mejor, puede tener problemas para devolver sus préstamos al BCE. España está ante un endiablado cruce de caminos: el abultado déficit obliga a poner en marcha los recortes, y a su vez eso agravará el precario estado de salud de la economía.
Los expertos creen que si no se amplía el plazo, España no podrá cumplir con los objetivos
“España incumplió los objetivos por una combinación de factores, que van desde el desplome de la recaudación de impuestos por la crisis a la negligencia en el control de las comunidades. Pero 5,5 puntos en dos años es demasiado, una especie de condena”, critica Guntram Wolf, vicedirector del think tank Bruegel en Bruselas. ¿Es posible ese ajuste tan drástico? “Hace unos años, algunas economías emergentes estaban en la misma situación y tuvieron que llamar al FMI. Supongo que España quiere (y debe) evitar al Fondo, por lo que no tiene más remedio que empezar a usar la tijera”, añade Daniel Gros, director de otro influyente think tank bruselense, el CEPS.
Ese es el sentir de los expertos: los recortes son de una dureza extrema; España, a pesar de que se da por hecho que los Presupuestos van a ser durísimos, no va a cumplir y va a caer en una larga recesión. “Lo lógico sería ampliar los plazos”, apunta Wolf, “o las dudas volverán sobre todo el club del euro”. Eso no parece nada fácil, según las fuentes consultadas en las instituciones europeas. “Madrid está bajo vigilancia y no puede permitirse el lujo de incumplir de nuevo sus promesas. A su vez, solo podrá alcanzar sus metas de déficit si empieza a crecer y si a su vez la economía europea mejora. Rajoy ya ha gastado sus cartuchos: no debería esperar nada más por ahora”, añade una fuente comunitaria.
El desencuentro reciente entre la Comisión y Madrid y el cierre de filas con el mantra de la austeridad de los países más ortodoxos (Alemania y Austria, entre otros) dificultan la suavización en las metas de déficit. “La torpeza del Gobierno al plantear un pulso sobre el déficit apelando a la soberanía nacional ha dejado a España prácticamente en solitario: ningún país quiere ponerse de su lado para evitar ataques en los mercados”, señala otra fuente.
A España le queda una baza: es la cuarta economía europea; demasiado grande para caer, demasiado grande para ser rescatada. ¿Demasiado? “Un ajuste de 55.000 millones en dos años es estúpido e injusto, pero no hay que olvidar que todo el mundo en Europa lleva meses tratando de forzar a los demás a hacer cosas estúpidas: por eso la crisis ha llegado tan lejos”, cierra el economista Charles Wyplosz, del Graduate Institute.
Rehn: "España tomará medidas adicionales esta semana"
El comisario europeo de Economía, Olli Rehn, ha declarado hoy que “el Gobierno español tomará medidas adicionales probablemente este semana para situarse más cerca de sus objetivos de consolidación fiscal”. Según ha añadido desde Finlandia, “Italia y España han estado muy comprometidos con los esfuerzos para estabilizar sus finanzas”, ha añadido antes de recomendar aprovechar el actual momento de tranquilidad en los mercados para “tomar ventaja” de este respiro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.