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Polvareda por el déficit español de 2011

Bruselas desmiente que sospeche que Rajoy exageró el desequilibrio

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn
El comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn YVES LOGGHE (AP)

¿Ha inflado España las cifras del déficit? Recién llegado a La Moncloa, el Ejecutivo de Mariano Rajoy anunció un déficit público del 8% del PIB en 2011, dos puntos por encima del objetivo del 6%. Fuentes citadas por Reuters aseguraban que Bruselas cree que el Gobierno exageró esos números, y explicaron que la Comisión ve "muy probable" que España acabe siendo sancionada por déficit excesivo y por retrasar sus presupuestos, a la espera de que pasen las elecciones andaluzas. A partir de ahí empezó un sainete —con la que está cayendo en los mercados de deuda—, en el que La Moncloa negó tajantemente esas acusaciones y el departamento de Asuntos Económicos y Monetarios acabó desmintiendo la información de Reuters.

Sobre la posibilidad de una sanción para España, el comisario Olli Rehn fue muy claro: “Algunas informaciones que sugieren que medidas que todavía no existen podrían considerarse insuficientes y conducir a sanciones no se basan en hechos: son incorrectas y engañosas”, dijo en el habitual lenguaje imposible de Bruselas. Sin embargo, en el caso de la supuesta exageración del déficit, Rehn eludió responder de forma directa y se limitó a señalar que era “prematuro” sacar conclusiones en este momento porque España no había entregado sus datos y que no había razones para dudar de la calidad de los datos fiscales proporcionados hasta el momento. La Comisión Europea tenía en otoño pasado la previsión de que España cerrase el año con un déficit del 6,6% y las fuentes citadas por Reuters decían que los nuevos cálculos de Bruselas seguían por debajo del 8%.

En un encuentro con corresponsales españoles en Londres, el ministro de Economía, Luis de Guindos, tuvo especial interés en comentar que había hablado por teléfono con el comisario Rehn, y que este le había desmentido las informaciones de que Bruselas cree que el Gobierno popular ha inflado las cifras. "Me ha dicho que no sabe de dónde ha salido la noticia", explicó, según informa Walter Oppenheimer.

Posteriormente, el portavoz de Rehn, Amadeo Altafaj, fue contundente: "Desmiento rotundamente que la Comisión albergue duda alguna sobre las cifras españolas de déficit", dijo. "No hay indicio alguno de cualquier posible irregularidad", añadió.

El comisario Olli Rehn se limitó a señalar que era "prematuro" sacar conclusiones en este momento

No se trataba de una polémica menor. Los problemas de Grecia empezaron cuando el ya ex primer ministro, Yorgos Papandreu, reconoció a su llegada al Gobierno un déficit público mucho más abultado de lo que decían las cifras oficiales. El caso de España es muy diferente: aún no hay datos oficiales —que el Gobierno no enviará a Bruselas hasta finales de marzo— y el 8% es una mera estimación. Ese número permitía al Gobierno de Rajoy aludir a la “herencia” del anterior Gobierno para justificar los sucesivos recortes, y de paso presionar a Bruselas para que suavice la senda de reducción del déficit. El PSOE exigió al Gobierno que publicase ya las cifras de déficit para evitar especulaciones.

Las cifras bailan, pero no demasiado, respecto al polémico 8%. Economía salió en diciembre con un déficit de la Administración central del 5,1% (frente al 4,8% previsto por el Gobierno socialista, que no desmintió ese dato). El déficit de la Seguridad Social es de apenas una décima de PIB. La parte del león de la desviación respecto al objetivo procede de las comunidades autónomas —muchas de ellas gobernadas por el propio PP—, que habrían cerrado el año, según las cifras del nuevo Ejecutivo, con un déficit de un 2,7%, muy por encima del objetivo. Ese es el dato que está menos contrastado aún, pero alguna región, como Cataluña, ha presentado ya cifras en esa línea o peores, con un desfase del 3,3%.

Bruselas examinará en detalle la situación fiscal de España en el contexto de las nuevas previsiones económicas, que se presentarán el próximo 23 de febrero. El equipo de Rajoy y el ministro de Economía, Luis de Guindos, presiona para que en función de esas previsiones —se espera una caída del PIB en torno al 1,5%, la estimación que ha dado el Banco de España— se renegocie la senda de reducción del déficit (el 4,4% del PIB este año y el 3% en 2012). El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, dejó entrever en la última cumbre que podría abrir la puerta a esa posibilidad, ante la constatación de que la economía evoluciona peor de lo esperado en la mayoría de la eurozona. España confía en que eso suceda, pero esa perspectiva se aleja.

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