El Banco de España interviene el Banco de Valencia
El supervisor sustituye a los administradores, inyecta 1.000 millones y concede una línea de crédito de otros 2.000 millones para asegurar sus liquidez. -La CNMV suspende su cotización
El Banco de España ha decidido hoy intervenir el Banco de Valencia por su delicada situación de solvencia y liquidez. Según ha informado la institución en un comunicado, el actual equipo gestor de la entidad será sustituido por personal del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Además, ha anunciado que inyectará 1.000 millones de euros para reforzar sus niveles de capital, así como ha aprobado concederle una línea de crédito de otros 2.000 millones con vistas a garantizar su liquidez.
A partir de ahora, el FROB administrará el Banco de Valencia, controlado por Banco Financiero y de Ahorro (BFA), matriz de Bankia, "con el objetivo de estabilizarlo y recapitalizarlo y así hacer posible una posterior enajenación a otra entidad mediante un proceso competitivo". Banco de Valencia tenía 111 años de historia. Con vistas a la posible fuga de capitales que podría generar la intervención, el organismo presidido por Miguel Fernández Ordóñez asegura que "los depositantes y acreedores pueden estar absolutamente tranquilos ya que las decisiones adoptadas hoy garantizan que Banco de Valencia podrá seguir operando con normalidad y cumplirá con todas sus obligaciones frente a terceros".
La decisión del supervisor supone la primera nacionalización de un banco tras la toma de control de tres cajas
Banco de Valencia, que agrupa un 0,74% del total de los activos del sistema financiero español (24.000 millones), se convierte así en la cuarta entidad intervenida por el supervisor junto a Caja Castilla-La Mancha, Cajasur y la Caja del Mediterráneo.
En todos estos casos, el origen de los problemas estuvo en la difícil ingestión de una excesiva apuesta por el sector inmobiliario y una gestión irregular. No obstante, lo peculiar del caso del Banco de Valencia, que tiene unos activos problemáticos por 3.995 millones, el 18,5% del total; es que se trata del primer banco nacionalizado y de la primera entidad cotizada que sufre este destino.
El resultado de la investigación previa realizada por el supervisor sobre la entidad había arrojado una necesidad de provisiones y capital cercana a los 1.200 millones de euros. Pero el Banco de Valencia tiene otro problema, la liquidez. La fuerte rebaja del rating de las agencias en las últimas semanas (está considerado B, el tercer peor nivel del bono basura), ha provocado que la entidad no pueda descontar activos en el Banco Central Europeo (BCE), lo que le genera dificultades para atender sus vencimientos.
Según explica el Banco de España, la decisión de intervenir la entidad, presidida hasta finales de octubre por José Luis Olivas, que hoy ha presentado a su vez la dimisión como vicepresidente de Bankia, "después de haber evaluado la situación financiera y patrimonial de Banco de Valencia". Tras este análisis, continúa el supervisor en el comunicado en el que ha dado a conocer la nacionalización, ha "constatado que [la filial de BFA] no ha podido adoptar las medidas adecuadas para asegurar su viabilidad".
Lo cierto es que la matriz de Banco de Valencia ya tiene sus propias preocupaciones, ya que según la Autoridad Bancaria Europea (EBA), el BFA tiene un déficit de 1.140 millones, que deberá cubrir para junio de 2012. En cualquier caso, la matriz de Bankia ha asegurado en un comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que la intervención de Banco de Valencia no tendrá "un impacto significativo" en su solvencia.
Por su parte, la CNMV ha decidido a las 16.00 suspender de cotización las acciones de la entidad "por concurrir circunstancias que pudieran perturbar el normal desarrollo de las operaciones sobre los citados valores". Antes de la suspensión, sus títulos retrocedían más de un 3,27%, con lo que se intercambiaban a 0,74 euros.
El Banco de España inició una supervisión "rutinaria" de Banco de Valencia en noviembre de 2010, según fuentes del mercado. Unos meses después, entre febrero y marzo, los deterioros afloraron con claridad y comenzaron a llegar advertencias al consejo de administración de que la entidad necesitaba una salida, es decir, más capital.
La razón era muy clara: el deterioro de los activos inmobiliarios exigía un volumen de provisiones que no se podían obtener con los beneficios que generaba el Banco de Valencia. Mientras el resultado se hundía, las dotaciones se disparaban. La entidad se comía el capital hasta quedarse en un nivel inferior al mínimo exigido.
El hundimiento del mercado inmobiliario y la aparición de créditos con escasa cobertura anticipaban un futuro complicado. Sin embargo, los requerimientos del supervisor coincidieron con la salida a Bolsa de Bankia. Colocar Bankia era la gran prioridad, por lo que la atención no se centró en Valencia precisamente. Además, los avisos del Banco de España llegaron al banco cuando el consejero delegado durante décadas, Domingo Parra, cuestionado por el consejo, empezó a tener bajas médicas intermitentes pero prolongadas. Parra también mantuvo discrepancias con los inspectores del Banco de España. En esta peligrosa situación fue cuando José Luis Olivas, vicepresidente de Bankia y antes presidente de Bancaja, se convirtió en primer ejecutivo del Banco de Valencia.
Para evitar que estallara el problema, se buscó comprador para el banco. Sin embargo, la mala situación de los activos y los vencimientos pendientes ahuyentaron a los convocados. Y el problema se enquistó, como otros, y sus dificultades se dispararon.
El 31 de octubre pasado, Olivas dimitió por entender que era incompatible con la vicepresidencia de Bankia. No obstante, llevaba casi ocho meses compatibilizando ambos cargos y deja la entidad valenciana cuando su situación era delicadísima. Este movimiento no contó con la aprobación de Rodrigo Rato, presidente de Bankia, lo que provocó un fuerte distanciamiento entre ambos y empezó a poner en entredicho el futuro de Olivas. En su lugar se colocó a Aurelio Izquierdo, que fue nombrado presidente y consejero delegado.
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