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Entrevista:

"No quiero escribir novelas en serie"

Tras arrasar con 'Contra el viento del norte', Daniel Glattauer se adentra en el acoso en 'Siempre tuyo'

Tereixa Constenla

No busque en vano el café Huber por Viena. Se ubica en un callejón recóndito, de imposible acceso: la imaginación de Daniel Glattauer (Viena, 1960). En ese café se citan y se plantan -en un que sí, que no- Emmi Rothner y Leo Leike, confidentes fortuitos, compulsivos escritores de correos electrónicos, amantes aplazados.

Sin pretenderlo, Magritte proporcionó en 1928 el mejor resumen del romance de Emmi y Leo. Un hombre y una mujer acoplan sus cuellos y se besan. Ignoramos si entrecierran los ojos o los abren como platos porque Magritte pintó Les amants con los rostros cubiertos con velos blancos. Como Leo y Emmi, dos vieneses que se intercambian correos electrónicos por error, se seducen frase a frase y se cuelgan sin haberse visto. Se apasionan como se apasionan los dos amantes anónimos de Magritte. Con su historia, narrada en Contra el viento del norte, Daniel Glattauer alcanzó un éxito planetario que a él jamás se le había pasado por la cabeza y que a sus editoriales (Alfaguara, en español) debió de saberles a miel. De Contra el viento del norte y su continuación, Cada siete olas, se vendieron 2,5 millones de ejemplares, fueron traducidos a 40 idiomas y, solo en Alemania y Austria, merecieron 64 montajes teatrales.

Algunas lectoras le abrumaron tras el éxito de su último libro
El autor se inspiró en un caso de su etapa como cronista de tribunales

Para el escritor, los inmediatos efectos del éxito fueron su despedida del periodismo tras 25 años como cronista de tribunales en los diarios Die Presse y Der Standard y su bautizo como objeto del deseo. Numerosas lectoras, con los mundos intercambiables, le convirtieron en su soñado Leo Leike. Deseaban que fuese Leo, le escribían como si fuese Leo.

Algunas, pocas, fueron más lejos. Le regalaron anillos. Y una, la que más lejos fue, le envió una carta con una detallada descripción de la puerta exterior de su casa de Viena. A un pelo del acoso.

Una incómoda situación que Glattauer canibalizó durante la escritura de Siempre tuyo, el libro que acaba de salir a la venta en España, Austria y Alemania. De nuevo, un fortuito encuentro pone en marcha el argumento. De nuevo, una historia de amor. Hasta ahí. Contra el viento del norte y Siempre tuyo son el día y la noche. El yin y el yan. La luz y las tinieblas, que escribirían en el Antiguo Testamento. Básicamente un thriller sobre el que conviene callar más que contar.

La historia no nació de esas experiencias personales, sino de un caso al que asistió durante su etapa periodística. "Había una mujer muy atemorizada por su marido, durante el proceso se la veía angustiada, no se sabía si ella se imaginaba cosas o si eran reales. En cierta manera me sirvió de modelo", cuenta Daniel Glattauer en la sede de su editorial austriaca, Deuticke, donde concede entrevistas a algunos medios españoles invitados por Alfaguara. "Hay una diferencia en la manera de percibir esta situación entre hombres y mujeres. Cuando yo tuve esas experiencias personales, pensé que eran unas pobres mujeres, mientras que las mujeres que las sufren perciben peligro y miedo. Los hombres se sienten molestos, y las mujeres, acosadas".

El estilo Glattauer -directo, rápido, dialogado: impaciente- sigue presente en Siempre tuyo. El romanticismo, no. O lo está de forma perturbadora, opresiva. Judith, dueña de una tienda de lámparas en Viena, recibe un pisotón en un supermercado. Hannes, autor del estropicio, despliega a partir de entonces una ceremonia de conquista que avanza a un ritmo demasiado vertiginoso. El azar como desencadenante de lo mejor y lo peor. "No creo que el azar lo sea todo. La vida es un asunto mixto entre el destino y el azar, sobre los que se han buscado explicaciones religiosas y filosóficas. Sin embargo, cuando hay una relación amorosa siempre hay un momento decisivo en el que dos personas se encuentran", plantea.

El bandazo literario de Glattauer catapulta hacia los territorios abisales de la vida. ¿Necesitaba romper con su gran best-seller? El autor vienés, admirador de Ian McEwan y del austriaco Arnold Geiger, lo niega. Sus novelas no están sujetas a tanta planificación: "Cuando empiezo a escribir, no pienso en el desenlace". Siempre tuyo era un proyecto pendiente, que abordó al concluir Contra el viento del norte, cuando aún desconocía que a la vuelta de la esquina le aguardaba el éxito. Reconoce, sin embargo, que ni ahora desea convertirse en "un autor de novelas en serie" ni antes tuvo "la intención de ser un autor de best-seller". "Serlo", añade, "me ha dado muchas satisfacciones. Me siento muy mimado, pero podría vivir perfectamente con una comunidad reducida de lectores. Lo importante es que les guste la novela".

Daniel Glattauer, durante una visita a Madrid en 2010.
Daniel Glattauer, durante una visita a Madrid en 2010.EMILIO NARANJO (EFE)

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.
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