"No quiero irme, pero...."
Muchos inmigrantes, algunos con arraigo de años e hijos menores, se rinden y regresan a sus países, mientras cada vez más madrileños con estudios buscan fuera una oportunidad laboral
En Madrid hay menos gente. El número de las personas que llegan es menor que el de las que se marchan. Los inmigrantes retornan a sus países de origen. Los madrileños entre 25 y 40 años hacen las maletas cansados de buscar un trabajo estable y bien retribuido; 116.000 personas se marcharon de la región el año pasado. Cerca de 40.000 madrileños renovaron el pasaporte y se marcharon al extranjero desde que comenzó la crisis.
"Cambiar el domicilio de los recibos". "Coger la carpeta con todos mis títulos originales". "Vacunar a Luisito". La ventana frente a la mesa de estudio de Irene Zamorano, 31 años, se ha llenado de post-its con recordatorios. También hay un calendario con una fecha marcada en verde: el 20 de febrero, el día que vuela a Stuttgart, Alemania. Su piso, que busca nuevo inquilino, está lleno de cajas. Y ha puesto en venta en páginas de segunda mano los muebles que le regaló su madre: las butacas, una mesa, el sofá... "Hoy he vendido las butacas: 400 euros. Necesito dinero y para que me lo dé mi madre a tocateja, pues vendo los muebles". Luisito, su gato, viajará con ella.
Licenciada en Derecho, máster en Comercio Internacional -que cursó entre Francia y Alemania-, y con conversación fluida en tres idiomas: inglés, francés y alemán. Aun así, Zamorano lleva más de un año buscando un empleo que no encuentra. "He echado hasta para secretaria y auxiliar administrativo, de todo. Hay un proceso de selección en Infojobs al que me presenté hace un año y medio en el que todavía pone 'Estamos estudiando su solicitud".
Irene llegó a Madrid a la búsqueda de empleo en 2006, tras hacer un máster en Friburgo (Alemania). "Ya entonces tardé cinco meses en encontrar unas prácticas en una agencia de propiedad industrial. Aunque ahora suene extraño lo dejé a los dos años. No veía perspectiva de futuro y decidí opositar a Gestión de la Administración Civil del Estado". Irene ha pasado los tres últimos años con el culo pegado a su mesa de estudio. Pero la crisis ha ido minando las probabilidades de éxito y sus expectativas, así como las de miles de opositores: en 2009, se convocaron 110 plazas. Al año siguiente, 14. En 2011, 38. Y para 2012 no se han convocado. "Cuando suspendí el último examen me hundí. Con 31 años no tengo nada. Y me dije, me tengo que marchar de aquí".
Como es muy organizada, se ha marcado una estrategia: "Estoy especializada en Derecho español, pero voy a vivir fuera, así que me he apuntado a un máster semipresencial en marketing. En diciembre me puse a buscar prácticas en Alemania y en menos de 15 días había conseguido unas de seis meses en Bosch", cuenta. "Mi idea es meter cabeza allí, porque me voy para no volver. En España me he sentido muy poco valorada y desde que he tomado la decisión de marcharme estoy feliz", dice. Y le cambia la cara.
Según la estimación del Instituto Nacional de Estadística (INE), 2011 marcó un punto de inflexión en las tendencias demográficas en España. Por primera vez en años, el saldo migratorio fue negativo. En concreto se marcharon de España 50.000 personas más de las que entraron, de los cuales 29.606 era extranjeros y 20.484 españoles (aunque esta última cifra puede incluir a los hijos nacidos en España de inmigrantes que retornan a sus países). Madrid y Cataluña son las comunidades que -siempre según la estimación del INE- más ciudadanos pierden, 21.952 y 36.313, respectivamente.
Centrándonos en Madrid, la región sufre dos efectos distintos: por un lado pierde población respecto al extranjero (21.952, de los que casi 6.000 son españoles); por el otro, gana ciudadanos de otras provincias de España (9.221). "Las cifras apuntan a la consolidación de un cambio de tendencia", dice el demógrafo Joaquín Arango. "Sin embargo, hay que resaltar que el saldo es modesto, 22.000 personas son pocas comparado con el flujo de gente que entra y sale, que sigue siendo muy elevado. Entra mucha gente y sale mucha gente, aunque por primera vez en años salen más que entran".
En los bares casi ocultos por los bloques de hormigón del barrio madrileño de La Elipa, la marcha de inmigrantes del barrio es un tema de conversación habitual. Cada día hay un cotilleo nuevo que incluye un parroquiano menos. El pasado junio fue el turno de Mauricio Maturana, chileno de 45 años. Mauricio ha sufrido un doble desarraigo. Abandonó hace cinco años su país convencido por el éxito de su tío en Madrid. Pero no tuvo mucha suerte. No pudo obtener los documentos para encontrar trabajo y, consecuentemente, no pudo encontrar trabajo. Sin embargo, sí encontró una mujer. Y tuvo un hijo. Ahora ha regresado a Chile. Pero su mujer y su hijo permanecerán en España hasta que puedan reunirse. "Soy un doble desarraigado", dice resignado. La explicación a su decisión: "No podía seguir sin dinero ni un día más". Su tío, después de 20 años en Madrid, tomó la misma determinación. Uno de sus hijos había nacido en España.
Victor Sagot, francés de 27 años, todavía vive en su querido barrio de Lavapiés, pero quizá no por mucho tiempo. El 23 de diciembre le despidieron del bufete en el que llevaba tres años y medio trabajando como falso autónomo. Es decir, con horario de trabajo y como uno más del equipo, pero sin contrato laboral. Por ese motivo, su economía se ha quedado tiritando: ni le indemnizaron ni tiene derecho a paro. Y vivir en Madrid es caro. Entre otras cosas, paga 800 euros de alquiler. "He echado currículos por todas partes y he llamado a gente que ya ni se acuerda de mí. Me he dado dos meses de plazo para encontrar trabajo. Si no, me tendré que marchar".
Lo dice dolido porque le encanta vivir en la ciudad que le enamoró hace siete años "Me gusta lo poco que importa quién eres y de dónde vienes, es una ciudad muy poco elitista que te acoge enseguida. He hecho muchísimos amigos, me encanta eso de salir un martes y, sin haberlo programado, volver a casa a las 6.00. Me lo paso muy bien, además hay muchísimo ambiente gay. De marcharme me planteo Quebec (Canadá), por eso del francés, o Tel Aviv (Israel), porque soy judío. En Europa ahora mismo lo veo difícil y me gustan las ciudades con mucha vida, como Madrid... La verdad es que no me gustaría irme, pero...".
Fuga de cerebros en crisis
- A lo largo de 2011 entraron en Madrid 81.711 personas, de las cuales eran extranjeras 71.397. En ese mismo periodo de tiempo salieron de la región 103.664, de las que 16.267 eran españolas.
- Desde el comienzo de la crisis, 39.308 madrileños han abandonado la región. En los últimos cuatro años, según datos del censo electoral de residentes en el extranjero, el abandono de la Comunidad para vivir en el extranjero ha sido creciente. En enero de 2008, el número de residentes madrileños fuera de España era de 148.466 y en diciembre de 2011 la cifra alcanza los 187.774, un incremento del 26,5%.
- Según un estudio de la empresa Adecco, el perfil de quienes abandonan la región corresponde a lo que los sociólogos llama "emigración selectiva", jóvenes cuya edad oscila entre los 25 y los 35 años, sin cargas familiares y altamente cualificados.
- Los sectores laborales en los que recala este tipo de emigrantes son la ingeniería, la arquitectura y la informática. Que se suman a los tradicionales de investigación, medicina o biología. Uno de los destinos más frecuentes es Alemania, donde sus autoridades tuvieron que especificar que era "conveniente un nivel al menos medio de alemán" tras el aluvión de peticiones de información.
- Los tres últimos meses del año, con un fuerte repunte del paro, han llevado a la Comunidad de Madrid a acabar 2011 con 623.300 desempleados, 50.300 más que al término de 2010, cuando se llegó a 573.000 parados, y 81.300 más, un 15,01%, que en el tercer trimestre de 2011. A lo largo de los últimos 12 meses, el paro ha subido en la región un 8,77%, según datos de la encuesta de población activa (EPA) publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
- El incremento del paro en Madrid a lo largo de todo 2011, un 8,77%, es casi tres puntos superior al registrado en el conjunto de España (5,93%), donde 2011 terminó con 5.273.600 desempleados tras incrementarse en 295.300. Con todo, hace un año el incremento del paro en la región a lo largo de todo el ejercicio de 2010 fue muy similar, 8,72%, muy lejos del alza del 44,38% de 2009.
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