Escribano se resistió a dimitir durante semanas porque Hernández no lo hizo

Javier Escribano, a quien el Tribunal Superior de Xustiza imputa los delitos de cohecho y tráfico de influencias, exigió durante semanas que el PP le concediera el mismo trato que al conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, cuando fue investigado por el Tribunal Superior por avalar una certificación falsa de una obra inacabada -un caso ahora archivado- y los alcaldes populares de la Costa da Morte imputados aún ahora en graves casos de corrupción. Fue el argumento que esgrimió Escribano cuando la dirección del PP capitaneada por el alcalde de A Coruña y presidente provincial del partido, Carlos Negreira, le presionó para que abandonara el escaño, después de hacerle saber que estaba siendo investigado por la policía y tenía los teléfonos pinchados.

El exparlamentario contó a familiares y amigos las presiones del partido

"Me dicen que lo mío es similar a lo de Cobián. Me están tomando el pelo"

Según fuentes del PP que conocen las repetidas reuniones que Negreira y Escribano mantuvieron en septiembre, antes de que se levantase el secreto de sumario y estallase el escándalo, el ahora imputado se resistió durante varias semanas a entregar su acta de parlamentario (su escaño era clave, puesto que el PP solo tiene uno más que la suma de PSOE y BNG en la Cámara) con el argumento de que ni Hernández ni los alcaldes de Fisterra y Mazaricos (ambos imputados en la Operación Orquesta) habían dimitido. El razonamiento coincide con el que el propio Escribano esgrime en las conversaciones (interceptadas por la policía) con familiares cercanos y amigos en las que cuenta la presión que está ejerciendo sobre él el partido. Llega a decir que sus superiores le han contado que EL PAÍS está al corriente del sumario, un dato falso puesto que entonces este diario no tenía conocimiento de la investigación.

En una charla telefónica el 22 de noviembre, Escribano cuenta a una amiga: "El miércoles volví a hablar con Carlos [Negreira] y hoy con Puy [portavoz parlamentario del PP] y me dicen que lo mío es similar a lo de Cobián

[Pablo, diputado que acababa de dimitir por su implicación en el caso Campeón]. Les digo que me están tomando el pelo. Ahí hay una trama de corrupción que coge el dinero y no se sabe para qué. Aquí no hay nada", se justificaba el exdiputado cuando el caso aún era secreto.

La presión sobre Escribano se intensificó los días siguientes y se convirtió en insoportable a partir del 27 de noviembre, cuando el Parlamento de Galicia recibió una notificación del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia para que acreditase la condición de aforado de Escribano, paso previo a su imputación.

Los temores del PP de que el escándalo viese la luz en medio de la campaña electoral se confirmaban. Pero Escribano todavía se resistió un día y medio más. Fue el viernes por la noche, en una tensísima reunión con el alcalde coruñés y el presidente de la Diputación, Diego Calvo, número uno y número dos del PP provincial respectivamente, cuando el todavía diputado acabó tirando la toalla. A la mañana siguiente, el sábado 29, Escribano hizo oficial su renuncia al acta de diputado y los dirigentes del PP respiraron aliviados. Fue entonces cuando se supo que la policía considera probado que el titular de la firma de áridos Fermín Duarte regaló un Porsche al diputado del PP por sus gestiones ante la Xunta. Negreira repite desde ese día que solo tuvo conocimiento de la Operación Arena cuando el oficio del Tribunal Superior de Xustiza llegó al Parlamento gallego.

Para aclarar si hubo un soplo judicial a la cúpula del PP, el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Ferrol, Alejandro Morán, ha encargado a la brigada de delitos económicos y fiscales (UDEF) de la policía nacional que elabore un informe con los "indicios que consten de la filtración de la investigación al imputado Javier E. R. [Javier Escribano Rodríguez] y/o terceras personas mientras la causa se encontraba bajo secreto". Escribano y el empresario Fermín Duarte declararán mañana como imputados por cohecho y tráfico de influencias.