'Hat-trick' nacionalista

Los socialistas no han resistido. La ola azul intenso del PP se ha quedado en el Ebro. Pero otro azul más suave, el de CiU, ha irrumpido en la vieja y agrietada fortaleza del PSC. Cataluña no ha sido el bastión socialista en una España del PP. Cataluña se ha erigido por primera vez en la historia en unas elecciones generales en el Gibraltar nacionalista, si se traslada heterodoxamente la expresión que Indalecio Prieto acuñó para el País Vasco durante la II República.

Los socialistas han perdido la joya de la corona, contra el pronóstico de todas encuestas. Un PSC descabezado, sin liderazgo, sin estrategia y sin papel opositor a los recortes de CiU ha visto cómo las vías de agua han arrastrado los muebles que quedaban. La cabeza de lista del PSC, Carme Chacón, se ha rodeado de la vieja guardia montillista y ha mantenido una resistencia numantina a base de recordar la política anticatalanista del PP (spots publicitarios de los populares en otras comunidades), insistir machaconamente en los recortes del Gobierno de Artur Mas y establecer parentescos políticos neoliberales entre el Partido Popular y CiU.

La ministra de Defensa ha centrado su campaña en el eje derecha-izquierda. Chacón ha pasado de puntillas sobre la sentencia del Tribunal Constitucional, que ella consideró positiva, y ha mantenido a Alfredo Pérez Rubalcaba a distancia prudencial, pues ha pisado Cataluña en una ocasión durante la campaña. Los resultados electorales han neutralizado cualquier voluntad de Chacón de intentar un inmediato asalto al liderazgo del PSOE. El electorado catalán ha decidido castigar al PSC y ha premiado la política de recortes practicada por CiU, que logra convertirse en primera fuerza política en su historia en unas generales. El aval al tijeretazo es, además, un espaldarazo a la política nacionalista de pacto fiscal, el antídoto al que apelan los convergentes para anestesiar el rigor de los recortes y que ha calado entre la ciudadanía. El mensaje de identificar a CiU con Cataluña ha hecho fortuna. La mayoría absoluta del PP hará difícil el manejo de la hoja de ruta que CiU se ha planteado para esta legislatura. Todo dependerá de la magnanimidad de los populares y de su voluntad de atraer al centro-derecha catalán hacia la concertación para salir de la crisis, lo que no es descartable. Los nacionalistas consolidan su hegemonía y logran un hat-trick electoral, en palabras de Mas, pues a su victoria en las generales han sumado el triunfo en las municipales y en las autonómicas.

El PP, aunque reforzado, no logra sus mejores resultados: los que obtuvo Josep Piqué en el año 2000. Las primeras estimaciones sitúan a los populares por detrás del techo conseguido por el que fuera ministro de José María Aznar. Aunque CiU le abrió las puertas del cinturón de Barcelona, facilitándole las alcaldías de Badalona y Castelldefels, al PP le queda todavía trecho -cada vez menos- para codearse con CiU o PSC. Los populares han arrebatado un acta de diputado a los socialistas en Girona, el gran agujero negro que le quedaba al PP en la geografía española. A rebufo del desastre del PSC, Iniciativa Verds logra dos diputados más (tres en total), mientras que el tercer parlamentario de ERC bailaba anoche.