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Reportaje:

Balada de los vaqueros narcóticos

Cowboy Junkies, influyente banda de 'country' atmosférico, inicia gira por España

Diego A. Manrique

El mundo es raro, piensa Michael Timmins. El guitarrista de Cowboy Junkies repasa las fechas de su gira española: mañana (San Sebastián), el viernes (Madrid), el 12 de noviembre (Cartagena) y el 13 (Barcelona). Dos de los conciertos están integrados en festivales de jazz y "el jazz es de las pocas músicas" que no tocan. "Pero haremos lo que podamos".

Los Yonquis Vaqueros destacaron en 1988 con el opiáceo The Trinity session, versiones susurrantes del cancionero country o de The Velvet Underground, grabadas en la iglesia de la Santa Trinidad de Toronto, con un solo micrófono. Desde entonces, sacan aproximadamente un disco por año, aunque ahora, con la serie Nomads, pretenden publicar cuatro álbumes en 18 meses.

Los canadienses destacaron en 1988 con el opiáceo 'The trinity session'
"Al llevar tanto tiempo, tiendes al letargo, pero nos sobran las ideas"

Timmins aclara que no se trata de una gracieta pensada con vistas a la galería. "Se supone que, cuando se lleva tanto tiempo como nosotros, sin grandes ventas, tiendes al letargo. En realidad, sentíamos lo contrario: que teníamos demasiadas ideas. Decidimos que convertiríamos cuatro de ellas en discos completos pero ya, sin perder el impulso del deseo inicial. Están unificados por las portadas, que son cuadros del cubano Enrique Martínez Celaya".

El primer volumen, Renmin park, refleja las estancias de Michael en China, donde acudió a adoptar a sus actuales hijos. Incluye sonidos ambientales y "pretende reflejar una sociedad tremendamente viva, en los márgenes de un sistema totalitario". El segundo, Demons, contiene piezas de Vic Chesnutt, cantautor minusválido muerto en 2009. "Giró con nosotros y era la persona más vitalista que podías desear, aunque tuviera letras muy oscuras. Ignoramos si finalmente se suicidó pero sabemos que la seguridad social de Georgia no cubría los tratamientos que él necesitaba".

La tercera entrega, Sign in my meadow, rompe las expectativas del "sonido Cowboy Junkies". Es como si hubieran dejado libre a una hipotética bestia del rock que llevaran adentro, disimulada a lo largo de 26 años. ¡Más de un cuarto de siglo! ¿Cómo lo han logrado? "Buscando mantener nuestro propio interés. Si te diviertes con lo que haces, lo comunicas al público. Nos encanta hacer canciones de otros, eso te permite focalizar tu trabajo. Early 21st century blues contenía repertorio ajeno, de John Lennon a U2, pero siempre alrededor de la violencia. Así articulamos nuestra repugnancia ante la guerra de Irak".

No, la pregunta se refería al hecho de que tres de los músicos sean hermanos: Michael, Margo y Peter Timmins. Se supone que las bandas fraternales suelen ser altamente combustibles. "Ya, siempre nos mencionan lo mal que terminaron The Kinks, Oasis o los Everly Brothers. Pero los Timmins éramos familia numerosa y eso nos enseñó a respetar el espacio, los sentimientos de los demás. Es buen entrenamiento para un grupo de rock".

Sobrevivieron incluso al paso por una discográfica grande. "Estuvimos en Geffen en la segunda mitad de los noventa, cuando el mercado era boyante. Llegamos a vender medio millón de copas de Lay it down (1996), estupendo para nosotros pero poco para ellos. No aguantamos mucho, nos fuimos antes de que nos acostumbráramos a las drogas caras y las limusinas".

Desde la izquierda, Michael, Peter y Margo Timmins y Alan Anton.
Desde la izquierda, Michael, Peter y Margo Timmins y Alan Anton.

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