El valor del esfuerzo
Cinco ejecutivos de primera fila narran la influencia de Icade en sus carreras
¿Qué tienen en común nombres como Carlos Espinosa de los Monteros, Patricio Satrústegui, Juan Fernández-Armesto, Eva Castillo, Fernando Abril Martorell, Jorge Calvet, Ignacio Ereño, Carlos Mas, Rafael Sánchez-Lozano, Patricia Abril, Daniel Carreño, Jesús Encinar, Bernardo Hernández, Carina Szilka y Eduardo Zorzano? Todos ellos pertenecen a la élite empresarial española y todos ellos se formaron en las aulas de Icade; es más, algunos aún permanecen en el Instituto Católico de Administración y Dirección de Empresas que la Compañía de Jesús fundó hace 50 años, introduciendo en España la doble titulación universitaria y los estudios empresariales; claro que, ahora, forman parte del profesorado.
Eva Castillo: "Aprendí principios que he hecho valer durante mi carrera"
Fernández-Armesto: "Hoy no podría cursar la carrera por falta de notas"
Un claustro por el que han pasado ilustres jesuitas, economistas y juristas españoles desde los años sesenta hasta hoy, al tiempo que se iba engrosando la lista de titulados que alcanzaban los primeros puestos de dirección de las primeras empresas españolas y de las multinacionales promoción tras promoción.
Las cosas han cambiado mucho. Si a finales de la época franquista iniciaban la carrera de Administración Empresarial y Derecho un centenar de alumnos, "atraídos por la novedad y por las oportunidades que ofrecía el desconocido mundo económico", señala José López Franco, antiguo profesor de Icade y alumno de su primera promoción, actualmente, el centro cuenta con 10.000 estudiantes, sus instalaciones se han adueñado de una céntrica zona de Madrid y sus titulaciones se han multiplicado. En este medio siglo, 20.000 alumnos se han licenciado en Icade y otros 30.000 han realizado sus estudios de posgrado en la institución dependiente de la Universidad de Comillas.
Cinco reputados ejecutivos, cada uno de una generación, repasan sus vivencias y aprendizajes en torno a la institución, que celebra su 50º cumpleaños. Juan Fernández-Armesto, socio de Armesto & Asociados y presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores entre 1996 y 2000, se confiesa entregado a Icade; señala que su mujer y sus hijos han pasado por sus aulas, donde él impartió clases durante más de 20 años. Y es ese doble papel de pupilo y maestro el que le lleva a decir: "En Icade siempre han sido mejores los alumnos que los profesores. La buena selección de candidatos y la dificultad para entrar hacen que los alumnos sean muy exigentes. Los profesores son más desiguales", asegura Fernández-Armesto, en la creencia de que "actualmente, yo no volvería a entrar en E-3 (Derecho y Administración y Dirección de Empresas) porque no tendría las notas necesarias. Se ha vuelto mucho más difícil que entonces". Se refiere a los años setenta, cuando este hijo de periodistas decidió que quería dedicarse a la empresa, y "era el único sitio donde podías estudiar para ello", recuerda.
En 50 años, las motivaciones también han cambiado. Eduardo Zorzano, director general de la firma de lujo ST Dupont en España y Portugal, eligió Icade "porque ofrecía buenas salidas laborales y por su prestigio". Licenciado en 2004, después de tres prácticas realizadas gracias a la bolsa del centro educativo, donde hoy imparte clases de marketing, le ha costado dos saltos más hacerse con el puesto que ocupa. Los hechos le han dado la razón. "Mi promoción ha salido muy bien parada profesionalmente. Son contados los casos que no encontraron trabajo a los seis meses de su licenciatura", dice Zorzano.
Eva Castillo, consejera de Telefónica y hasta hace dos años máxima responsable de banca privada para EMEA de Merrill Lynch, era muy buena estudiante (aplicada, como dice) y, aunque le gustaba la filosofía, hizo caso a su padre y optó por la doble licenciatura de Icade, donde se convertiría en "la señorita Castillo" para los alumnos que la eligieron delegada (de E-3, de curso y de facultad) durante los seis años de una carrera en la época de "la movida". Recién estrenada la Constitución española, Castillo asegura que en aquellos años aprendió "unos principios de justicia, igualdad y ética que me han servido durante toda la vida. He estado en operaciones muy importantes donde he necesitado estos principios y los he hecho valer frente a quien no los tenía".
La consejera de Telefónica evoca otras enseñanzas de Icade que le han servido en su carrera profesional: el debate y la diversidad de opiniones que invitan a la reflexión. Algo en lo que coincide la presidenta de McDonald's España, Patricia Abril, licenciada en los años noventa. Como Fernández-Armesto, Castillo saca a relucir la brillantez de sus profesores, entre los cuales había exministros o miembros de los principales organismos judiciales, personajes que, al fin y al cabo, protagonizaron el cambio hacia el sistema democrático español.
"Eran primeros espadas", afirma Patricio Satrústegui, consejero de Aon España, Konecta y APD, además de alumno de la segunda promoción de Icade. "Aunque de eso nos dimos cuenta luego, cuando supimos lo que era la dirección de empresas", reconoce.
Los ejecutivos de las cinco décadas de Icade están de acuerdo en que si hay algo que comparten todos ellos es el valor del esfuerzo. Y esa creencia es la que anima a los exalumnos de esta institución a rodearse de sus iguales.
Fernández-Armesto cuenta que fue el primer E-3 en fichar por Uría y Menéndez, "después deben de haber entrado más de 100, de los cuales más de 30 son socios, con Luis de Carlos, socio director, a la cabeza. Y en Garrigues pasó lo mismo. Para cierto tipo de actividades, como banca, abogacía y capital riesgo, se tira mucho de los licenciados de Icade porque la formación es buena", indica. Eva Castillo asegura haber contratado a muchos de sus alumnos en Merrill Lynch, Beta, Goldman Sachs o Telefónica por esa forma común de hacer las cosas, por el esfuerzo. "La formación humana es el legado más importante de Icade, lo que más me ha valido a lo largo de mi vida profesional", sostiene Prudencio Satrústegui.
"Icade trabaja asignaturas y valores", señala Patricia Abril, quien resalta el pragmatismo de su carrera, "los profesores eran profesionales en activo, con lo que podías ver las aplicaciones prácticas muy cercanas". Y, con el tiempo, la formación se ha vuelto cada vez más práctica y se ha internacionalizado. Es la respuesta de la institución a la crisis y a Bolonia, indica Eduardo Zorzano, quien destaca que actualmente se trabaja el desarrollo de capacidades (como hacen las escuelas de negocios americanas, a las que Icade quería replicar desde la fundación de este centro privado donde cada curso de E-3 cuesta casi 13.000 euros anuales). "Se enseña a hablar en público, que es un valor para las empresas, y para mi puesto, imprescindible. La toma de decisiones, el liderazgo...", explica. Y no hay que olvidar la nutrida red de contactos que proporciona, antiguos alumnos que han alcanzado cargos muy altos, y eso siempre ayuda, zanja.
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