"Habría que darles más voz a las lesbianas en la televisión"
¿Interpretar cuatro años a un gay podría suponer un lastre en su carrera? Para nada. Afortunadamente, ya no es nada excepcional. Ahora habría que darles más voz a las lesbianas en la televisión. Ir más allá de los dos estereotipos habituales.
¿Cuáles son? El masculinizado y el modelado según la fantasía de un varón hetero. Hay camino por recorrer.
¿Qué tal manejó la popularidad en su instituto? Bien. Aunque era extraño a veces. Como cuando compraba una bolsa de patatas y me encontraba mi cara impresa ahí sin que nadie me hubiera avisado.
¿Joroba que los adolescentes le dejen de reconocer por la calle? No. Ha sido una etapa más en mi vida.
¿Qué ha hecho con la pasta que ha ganado? Parte la guardo. Y el resto lo gasté en ropa, películas, ir en taxi a casa, viajar a EE UU... No necesito comprar un yate pudiendo ir a todos lados con la mochila. Ni siquiera sueño ya con comprar una casa. Prefiero viajar.
¿Se pasa el día hablando sobre sí mismo como la mayoría de actores? Ja, ja, no. No soy un ególatra. Pero me quiero mucho. Pierdo la fe dos horas cada día. Y la recupero con la misma facilidad.
¿Qué le cuentan sus 56.000 seguidores en Twitter? Hay quien me insulta, pero la mayoría dice cosas bonitas. Los extranjeros, sobre todo, ven al personaje, no al actor. Algunos cuentan confidencias, como que no pudieron salir del armario hasta que lo hizo Fer.
¿Asusta? Que te brinde su confianza alguien que tiene idealizado a tu personaje es complicado. Te entra el temor a decepcionarles. A veces pienso que quizá es más sano que se queden con esa idea.
¿Se ha sentido forzado a asumir cierta responsabilidad pública por el hecho de haber interpretado a un gay? Abrumado quizá, pero nunca presionado. Un día decidí discernir entre el trabajo y la labor social que el papel conllevaba. Si no, me iba a volver loco.
¿Le sobrepasó? A mi edad requería valor aceptar el personaje, pero no he hecho más que repetir lo que ha escrito un guionista maravilloso. Y cobrar por ello. Eso no es nada extraordinario.
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