RTVE, en peligro
Es urgente que PP y PSOE acuerden el sustituto de Alberto Oliart al frente de la corporación
La independencia de la radiotelevisión pública, uno de los logros más indiscutibles del periodo de gobierno de Rodríguez Zapatero, está padeciendo una preocupante erosión por la incapacidad de los dos partidos mayoritarios, socialista y popular, para acordar el sustituto de Alberto Oliart al frente de la corporación. La interinidad se ha pretendido resolver mediante la rotación de la presidencia ejecutiva entre la docena de consejeros nombrados por el Parlamento. Hubiera sido una fórmula útil para un breve espacio de tiempo y para una situación en la que no estuvieran pendientes decisiones estratégicas, tanto presupuestarias como relativas a la programación, además de unas elecciones generales. Pero mantener la rotación durante varios meses constituye un síntoma inquietante sobre los propósitos que albergan las fuerzas políticas, en particular el PP, cuyos dirigentes han puesto injustificadamente en entredicho la imparcialidad de RTVE.
El reciente intento de controlar el trabajo de los periodistas y profesionales del medio por parte del Consejo procedió de uno de sus miembros a propuesta del Partido Popular, Rosario López Miralles, quien ejercerá a partir de esta semana la presidencia. López Miralles será relevada, a su vez, por otro consejero también a propuesta del PP. El discurso de moderación que pretende exhibir Rajoy pierde credibilidad si se toma en consideración que su renuencia a pactar un nombre con los socialistas podría estar vinculada a la situación de hecho en RTVE. No es seguro que si el turno de la presidencia rotatoria correspondiese a los consejeros nombrados a propuesta de los socialistas, el PP mostrara tanta displicencia. Tampoco se entiende que ni el Gobierno ni el candidato socialista, Pérez Rubalcaba, hayan mostrado mayor beligerancia para defender una de sus mejores herencias.
El futuro de la radiotelevisión pública no puede quedar excluido de los programas electorales. El Partido Socialista tendría que dejar claro si se ha arrepentido de la regulación que promovió, como estarían sugiriendo las abstenciones y silencios de sus representantes en el Consejo. En cuanto al Partido Popular, los pasos que está dando y dejando de dar apuntarían a que es demasiado poderosa en sus filas la tentación de retomar el control gubernamental de RTVE. Se trataría de una decisión coherente con lo que hace en las autonomías donde gobierna.
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