¡Ciao, Durão!
Dicen los optimistas -no confundir con aquel grupo musical del Bilbao oscuro- que las crisis sacan lo mejor de nosotros mismos: el ingenio, la agudeza, el lazarillo que todos llevamos dentro, el espíritu emprendedor, el comerciante y muchos más etcéteras. Dicen, en cambio, los pesimistas -no confundir con quien ustedes quieran, que ahora no se me ocurre nada- que las crisis sacan lo peor de uno mismo: el hurto, el carterista, el engañifle, el defraudador; en el fondo, el espíritu de supervivencia en estado puro, es decir, ajeno a las normas de conducta, ajeno a todos los demás, porque bastante tiene cada uno con ocuparse de sí mismo minuto a minuto.
No seré yo quien resuelva esa ecuación, porque, entre otras cosas, ambos tienen razón y el mestizaje entre lo mejor y lo peor ha sido el alma de la humanidad. ¡Coño, si hasta Jesucristo dicen que se lio a guantazos con los mercaderes del templo! Lo que sí tengo muy claro es que la crisis saca lo peor de la política. Es como una barra libre donde esa pulsera verde o roja o amarilla te permite decir y hacer lo que quieras, sin que nadie te pueda decir casi nada porque nadie sabe lo que pasa.
Veamos algunos ejemplos. Durão Barroso, es el superviviente de la foto de las Azores al que la declaración de guerra a Irak le valió una presidencia europea. Las guerras, ya se sabe, siempre han sido productivas: rebajan el paro y aumentan la industria armamentista -y los créditos consiguientes-. Pues bien, el excelso presidente de la Comisión Europea, al que solo se le conoce esa grandeza y la de hablar siempre antes de tiempo y mal, para irritación de una Europa que no conoce, ha afirmado que Europa -o lo que sea esta castaña que estamos deconstruyendo entre todos- no está haciendo las cosas bien en el manejo de la crisis. ¿Qué tal dimitir, Durão? ¿Qué tal quitarse de en medio ya que usted oficialmente -solo oficialmente- preside Europa bajo el mérito de la foto de las Azores? ¿Dimi...qué? Chaval, tú está loco. Vale, gracias por lo de chaval.
Veamos. Alejo Vidal-Quadras defiende a Esperanza Aguirre y sus medidas contra la enseñanza pública "porque no hay dinero y algo hay que hacer", pero el tal Quadras -no sé, a mí me gusta más llamarle así- fue el primero en votar en contra de que los europarlamentarios no tuvieran el privilegio de viajar siempre en Bussines. "No podemos viajar con las rodillas encogidas", dijo con su voz tenue.
Los únicos que han sido sinceros son los ricos. Es lo que tiene el dinero. Todos se han mostrado en contra del impuesto sobre el patrimonio. Sin ambages. Sin una sola duda. No me toques el dinero... mejor rebajar salarios, soportar el paro, cuidar el mercado del grano de Chicago. No sé por qué, línea a línea me he ido pasando al bando de los pesimistas. Yo sí he dimitido de algo: del optimismo.
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