Triunfo transgresor de Isaki Lacuesta

En una decisión arriesgada, Los pasos dobles, dirigida por Isaki Lacuesta, obtuvo anoche con la Concha de Oro en la 59º edición del Festival de Cine de San Sebastián. El filme del cineasta catalán, la historia de un viaje por África en torno a un sueño del pintor Miquel Barceló, fue recibida con una clara división de opiniones desde el mismo día de su proyección el pasado lunes.

No fue el único premio con acento español: la Concha de Plata a la mejor actriz recayó en la debutante sevillana María León por su desgarradora Pepita en La voz dormida, de Benito Zambrano. Fue uno de los momentos emotivos de la noche: en el momento de recibir su premio León, con lágrimas, recordó a su compañera de reparto, Inma Cuesta. Entre sollozos, sacó un papel y pudo articular un listado de agradecimientos que incluía a su familia. "No solo me he sentido princesa el día de mi primera comunión sino también hoy".

"Si leen que el filme es ininteligible, no es verdad", dijo el cineasta ganador

Desde 'Los lunes al sol' no había habido una Concha de Oro para España

Por su parte, el griego Antonis Kafetzopoulos, protagonista de Mundo injusto, obtuvo el de mejor actor, filme que también consiguió el galardón para su director Filippos Tsitos. Fue una de las sorpresas de la noche con dos premios, el máximo posible en un certamen de serie A. Lacuesta leyó una nota de Barceló, que recordó al pueblo dogón, "que como los cineastas y los artistas son microminorías". En su propio nombre, el catalán recordó las dificultades del rodaje. "Este premio incentiva la vida de las películas pequeñas". Desde Los lunes al sol, de Fernando León, no había habido una Concha de Oro para España. "Si mañana leen en las críticas que mi película es ininteligible, no es verdad. Confíen en su sensibilidad, confíen en este jurado maravilloso", remató Lacuesta.

El jurado, presidido por una combativa y dominante Frances McDormand, decidió conceder el premio especial a la comedia francesa Le Skylab, cuarto largometraje dirigido por la también actriz Julie Delpy, una verborrea andante a la hora de agradecer. El palmarés del certamen, primera edición que dirige José Luis Rebordinos (uno de los nombres más repetidos en los agradecimientos de los premiados), se completó con el premio a mejor guión para el japonés Hirokazu Kore-eda por ese disfrute de excursión al mundo de la infancia en Kiseki (Milagro) y a la mejor fotografía para la película sueca Happy end. Kore-eda, por cierto, apareció con traje, pero sin zapatos: su terno negro chocaba con sus zapatillas deportivas grises.

Ayer fue la primera vez en este festival que los galardones se dieron a conocer durante la gala de clausura, celebrada en el Kursaal y presentada por las actrices donostiarras Marta Etura y Bárbara Goenaga. No han debido de ser fáciles las reuniones entre los miembros del jurado, entre los que estaban el español Álex de la Iglesia y el mexicano Guillermo Arriaga. Durante dos horas se discutió la posibilidad de otorgar la Concha de Plata a José Coronado por su Santos Trinidad en No habrá paz para los malvados, que, dirigida por Enrique Urbizu, era uno de los pesos pesados del concurso. La decisión casi unánime de conceder el premio a mejor a intérprete femenino a una española, María León, desbancó de algún modo el galardón a Coronado.

Uno de los que apostó más fuerte por conceder la Concha de Oro a Los pasos dobles fue el escritor, guionista y realizador Guillermo Arriaga. "Su empeño fue especialmente intenso, casi parecido al de McDormand", según varias fuentes.

Se consideró que la película, rodada en África con un presupuesto mínimo, aportaba algo más al cine que las propuestas algo vistas ya en la industria de Estados Unidos. El jurado era consciente del riesgo de su opción, por algunas de las críticas cosechadas por el filme de Lacuesta, aunque el público lo aplaudió en cada una de sus proyecciones.

Entretanto, el premio al mejor nuevo realizador fue para el alemán Jan Zabeil por su seudodocumental The river used to be a man y el Horizontes latinos para la argentina Las acacias, de Pablo Giorgelli, que ya ganó la Cámara de Oro de Cannes al mejor largometraje de un debutante.

Fuera del palmarés oficial, el premio del público se concedió a El artista, ese gran homenaje al cine mudo en blanco y negro, que, dirigido por el francés Michel Hazanavius, se ha convertido en la gran sorpresa cinematográfica del año. La gala de clausura se realizó a buen ritmo, con Barbara Goenaga y Marta Etura como maestras de ceremonias. Esta vez no hubo tiempo para cambiar de trajes y sí para jugar con las pantallas y las redes sociales.