La duquesa planta cara a su hijo Jacobo y a su nuera
Cayetana de Alba, a sus 85 años, no se muerde la lengua. Dice lo que piensa y a veces su claridad abre nuevos frentes de batalla en la familia. Ha sido la propia duquesa quien ha desvelado que la felicidad que vive en vísperas de su boda, fijada para el 5 de octubre en Sevilla, solo la empañan los problemas con su hijo Jacobo Fitz-James Stuart y con su esposa, Inka Martí, a quien califica de "mentirosa, mala y envidiosa".