"No trato al piano como a una amante, sino como a un compañero de viaje"
¿Tuvo usted infancia? Mientras los otros niños jugaban al fútbol, yo he hecho sacrificios, pero no fui forzado a nada. No reniego de la infancia maravillosa que me dieron mis padres.
¿Cómo compagina en su vida la delicadeza de Schubert con la rudeza de Mourinho? Como buen madridista, llevo con dificultad soportar la excelencia del Barça. Pero si te gusta Schubert, has de reconocer también el buen gusto futbolístico de Guardiola.
¿Se saltaría un recital por una final de Champions Madrid-Barça? No, pero no por falta de ganas. Me ha pasado eso de preguntar al acomodador en los descansos cómo va el partido. Si te dicen: "Ha marcado Ronaldo", sales a saludar con otro cuerpo.
¿Qué habría sido de usted si se hubiera quedado en su pueblo tocando el clarinete? Sería un consumado periodista deportivo. Aunque, como imitaba tan bien a los políticos, una tía mía decía que habría sido un excelente abogado.
¿Cuesta el triple hacer carrera cuando se tienen orígenes modestos? Supongo que será más fácil si tienes más posibilidades. Mis padres proceden de la clase trabajadora. A mi madre la llamábamos Carlos Solchaga por su habilidad para estirar el sueldo de mi padre, que era electricista en las minas de Riotinto.
¿Toca su instrumento como si le hiciera el amor? Estoy felizmente casado desde hace cinco años. No lo entiendo como una amante, sencillamente lo trato como a otro compañero de viaje.
¿Los intérpretes de clásica tienen caprichos de 'rockstars'? Por mi experiencia, los más grandes son los más sencillos.
Cuénteme algún plan que revele que la gente del clásico no es un rollazo. A mí nunca me verás bailando en una discoteca, pero sí en Granada, en un trasnoche flamenco en la peña La Platería.
¿Cuáles son sus placeres musicales culpables? Todavía me gustan Nino Bravo y Cecilia, pero eso no me parece pecaminoso.
¿Dejaría todo de lado por perpetuar su éxito? No. Tan solo ambiciono plantearme un desafío interesante tras otro.

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