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Un ave 'depredadora' de arroz

El calamón, un pájaro en peligro de extinción, se expande descontrolado en el delta del Ebro - El animal causa graves daños a las plantaciones de cereal

El calamón (en catalán, polla blava) es un ave que está en peligro de extinción en todo el mundo. Por eso es una de las 51 especies prioritarias a proteger por la Unión Europea (UE). Pese a que su presencia es muy escasa en otros puntos del planeta, este vistoso animal, de plumaje azul y pico y patas rojas, está en expansión descontrolada en las lagunas y humedales del delta del Ebro, un hábitat idóneo para la especie.

Antiguamente ya vivía en la zona, se extinguió durante años y a partir de 1990 regresó al delta. Se alimenta de pequeños crustáceos y de cereales, entre los que figura el arroz. No tiene ningún depredador que le haga frente en el delta del Ebro, está prohibido cazarla y, por estas razones, en los últimos años la población de calamón se ha disparado.

Junto con los flamencos, es el ave que más afecta a las cosechas de arroz. Tanto es así, que el año pasado la Generalitat pagó 117.000 euros a los agricultores en compensación por los destrozos causados a los cultivos. Ante las quejas del sector, el Ejecutivo catalán busca fórmulas imaginativas para frenar la expansión del calamón y reducir su población en el delta sin quebrantar las directrices de la UE. "Cada vez hay más y vienen a comer a los arrozales; los campos están llenos de estas aves", sostiene Dani Forcadell, agricultor y responsable del sector del arroz del sindicato Unió de Pagesos. Los flamencos se comen las semillas del arroz, pero la Generalitat realiza batidas nocturnas para espantarlos. El calamón, en cambio, daña las cosechas durante todo el ciclo vital de la planta.

Pese a la multitud de denuncias de los agricultores, la Generalitat no puede determinar los ejemplares que existen en el delta, aunque varios centenares ya han sido anillados por el programa Life de la Unión Europea. "La población de calamón es muy abundante, pero es casi imposible realizar un censo porque nidifica tres veces al año, se esconde en los humedales y en los arrozales, solo sale de noche y emprende el vuelo en muy pocas ocasiones. La época en la que mejor se ve es en invierno, cuando los campos de arroz están segados", dice Pere Vidal, director de Agricultura en las Terres de l'Ebre. El invierno pasado solo en el parque natural se contabilizaron unos 13.000 animales.

Una de las opciones que baraja la Generalitat es trasladar ejemplares fuera del delta. "No seremos nosotros quienes decidamos dónde tienen que ir, pero lo ideal sería reintroducir la especie en otros territorios y parques naturales", sostiene Vidal. Para capturar las aves se instalarían jaulas y redes con comida que las conducirían a trampas en las que quedarían recluidas.

Las entidades ecologistas se quejan de la falta de información. "No hay ninguna aproximación sobre los ejemplares que hay. Primero se debería demostrar que los daños agrícolas no pueden evitarse de otra manera. Tampoco se sabe cómo se distribuye el ave por el delta, ni cuál es su dieta, además hemos podido comprobar que en invierno se come las malas hierbas de los arrozales. Si no se actúa con rigor científico ni conocimiento de causa, se corre el riesgo de cometer barbaridades sin solucionar nada", alerta Ignasi Ripoll, biólogo y responsable de SEO Birdlife en el delta del Ebro. Los ecologistas piden que se realice un estudio exhaustivo y se busquen alternativas antes de reducir la población de calamones en la zona.

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