Los sindicatos de Cacaolat apoyan la venta en Barcelona
El comité de empresa de Cacaolat y los sindicatos UGT y CC OO de Cataluña salieron ayer en defensa del Juzgado Mercantil número 6 de Barcelona en su insistencia por mantener en sus manos el proceso de venta de Cacaolat. Un juzgado mercantil de Madrid autorizó que la empresa dueña del 95% de las acciones de la compañía de batidos, Clesa, realizara por su cuenta la venta, lo que chocaba con el proceso de venta iniciado en Barcelona por el otro juzgado. Ante el solapamiento de ambas operaciones, el juez de Madrid solicitó que sea el Tribunal Supremo el que decida quién tiene potestad para autorizar la venta.
Los sindicatos y el comité de la compañía se niegan a la congelación del proceso. Apoyan que la venta de Barcelona siga adelante, porque está muy adelantada (cuatro empresas han mostrado su interés en comprar) y porque la operación "supone el mantenimiento de los puestos de trabajo y del proyecto industrial, tanto en Cataluña como en Aragón", donde Cacaolat tiene plantas productivas.
"Los representantes de los trabajadores rechazan de forma contundente cualquier tipo de operación económica que no vaya acompañada del mantenimiento de los puestos de trabajo", señaló ayer UGT. El comité de empresa, este sindicato y CC OO advirtieron de que no dudarán "en convocar todas las movilizaciones que haga falta para conseguir el objetivo compartido por todas las partes implicadas, es decir, que se venda la unidad productiva", dijeron en un comunicado conjunto.
Una empresa viable
La plantilla de la compañía de batidos teme que si el caso acaba en manos del Supremo la venta se demore demasiado, ya que este órgano judicial tarda de media más de 12 meses en resolver los asuntos que le llegan. Cacaolat entró en concurso de acreedores en marzo. Es una de las empresas de Nueva Rumasa con mejor situación financiera: tiene un activo de 129,5 millones de euros y un pasivo de 29,8 millones. La marca ha sido valorada en 75,6 millones de euros.
Clesa, dueña de la mayoría de las acciones de Cacaolat, tiene una situación mucho más delicada: acumula un pasivo de 1.112 millones de euros, casi el triple que su activo, de 304 millones. Es decir, que el agujero patrimonial de la compañía alcanza los 807 millones. Con la venta de la compañía de batidos, los administradores concursales pretenden tener dinero para saldar las deudas con la plantilla de Clesa, a la que adeudan salarios y finiquitos.
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