"Hama, contigo hasta la muerte"
Opositores relatan a través de Internet o teléfonos por satélite la brutalidad con la que las Fuerzas Armadas intentan aplastar la revuelta popular
La consigna más popular estos días en Siria es: "Hama, estamos contigo hasta la muerte". En la ciudad que padeció en 1982 la peor matanza perpetrada en Oriente Próximo en las últimas décadas -Hafez el Asad, padre de Bachar, aplastó una rebelión de los Hermanos Musulmanes- las calles desiertas y rebosantes de escombros, barricadas improvisadas y edificios destrozados formaban un paisaje desolador. Una ciudad fantasma cuyas imágenes ofrecía la televisión oficial. El régimen celebraba su victoria contra supuestos "grupos extremistas", acusados de saqueos y de haber matado a civiles.
Los relatos de los testigos que se lograron filtrar al exterior del país ofrecían una versión en las antípodas del relato oficial. Decenas de miles de personas tomaron las calles de Hama y de otras ciudades del país en el primer Viernes de la Ira desde el comienzo del Ramadán para exigir el fin de una dictadura de 40 años y de la violencia.
Un residente de Hama relató en una carta enviada a algunos activistas extranjeros: "Aquí estamos, esperando la muerte... Oímos el bombardeo y miro al techo de la habitación y me digo: ¿Caerá el misil en esta habitación o en la de al lado?'". El hombre añadió: "Pienso ahora: ¿compro un arma para impedirles asaltar mi casa? ¿O abro el gas y hago explotar la casa antes de que alcancen a mi esposa?". Según afirmó este lugareño, está viviendo "lo peor que puede haber en la vida: no poder hacer absolutamente nada frente a este terror".
Los vecinos de Hama, que sufren el asedio del Ejército desde hace una semana, denuncian la escasez de comida y medicamentos, así como el bloqueo de las comunicaciones, de la electricidad y del agua. Un testimonio recogido por la agencia Associated Press afirmaba que muchas familias racionan la comida para aguantar hasta el final de mes sagrado de Ramadán. El mismo ciudadano añadía: "Matan a la gente como si fueran ovejas. Yo mismo vi a un tanque atropellar a un joven en moto que solo transportaba verduras".
La cadena de televisión Al Yazira citaba el testimonio de otro vecino que aseguraba que agentes de las fuerzas de seguridad de paisano disparan, normalmente tras el rezo y la ruptura del ayuno por la noche, de manera indiscriminada, y que algunas familias han sepultado a las víctimas en los jardines de sus casas por miedo a ir al cementerio. "Tenemos miedo a que nos tengan que enterrar con ellos", dice.
En casi toda Siria las protestas, lejos de amainar por la represión, crecen. Desde Damasco a Deraa (en el sur) y Deir el Zor (en el este) los manifestantes coreaban los mismos lemas. "Dios está con nosotros, ¿y tú?" y "el pueblo quiere acabar con el régimen", el eslogan que hizo furor en la revolución egipcia.
En Damasco, una multitud se manifestó en el barrio de Medan al grito de "Bachar, dimite. Queremos ayunar y celebrar". El funeral de Jaled al Fakahani se transformó en manifestación delante de la mezquita de Abd Alkarim Alrfai, en Kafrsuseh, otro barrio de la capital. Los alzados contra el régimen también se dieron cita en Idlib, al norte del país, y en Homs por decenas de miles.
El Ramadán este año va a ser distinto para Ahmed. "Normalmente la gente sale por ahí para celebrar, para romper el ayuno con la familia... Ahora no hay nadie en las calles". Ahmed, nombre ficticio por motivos de seguridad, tiene 20 años y estudia informática en Damasco. "Ya he visto a mucha gente ser detenida sin razón", se justifica. "Por ejemplo, ayer participé en una sentada pacífica. Nos habíamos puesto de acuerdo para protestar con nuestro atuendo: una camiseta blanca. La policía cargó y se llevó a 50 personas", cuenta en conversación telefónica. Sabe este joven que la situación podría ser peor, según le han contado amigos que han logrado huir de Hama. "Me hablan de una verdadera atmósfera de guerra, donde las fuerzas de seguridad disparan el 80% del tiempo para que el miedo siga presente entre los ciudadanos".
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