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La crisis del euro | Las propuestas europeas

Merkel desinfla las expectativas de hallar mañana una solución definitiva

La eurozona baraja tres soluciones para la crisis de la deuda en Grecia

Altos responsables de la Unión Europea (UE) cruzan los dedos confiando en una solución creíble horas antes de que los 17 líderes de la eurozona se reúnan mañana en Bruselas para acordar los términos de un segundo rescate de Grecia. Hasta última hora estarán expertos gubernamentales y comunitarios de gran calibre tanteando y barajando salidas (ayer se hablaba de tres posibles alternativas) en busca de la que sea más aceptable, tanto para los jefes de Estado y de Gobierno como para los mercados. A quienes esperan una solución nítida que aplaque a los mercados les hizo caer del guindo la canciller alemana. "No habrá un avance espectacular", aseguró Angela Merkel.

"Es necesario que haya un acuerdo político que sea señal de que se ha ido a la raíz del problema y que se va a cortar la hemorragia", dice una alta fuente comunitaria. "El problema es Grecia; y lo que hay son dudas de si seremos capaces de resolver el problema", señala otra fuente. Hasta Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión, se colocó ayer en la posición de observador atento y esperanzado. "Espero que los líderes adopten las soluciones que estamos esperando", dijo. "Confío en que los mercados tomen nota".

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Podrían tomar nota en sentido negativo, en vista de que hasta Merkel hace creer que lo que se acuerde mañana será otra nueva salida a la europea, indirecta, confusa, en zigzag y no lo meridianamente clara que reclaman los mercados, esa difusa coalición de acreedores que tiene a la UE contra las cuerdas y dudando de sí misma. "Serán necesarios más pasos y no uno único y espectacular que lo resuelva todo", adelantó ayer la canciller. "Todo el que se toma en serio su responsabilidad sabe que no hay pasos espectaculares que resuelvan de un tajo los problemas", remachó.

Y menos en la UE, donde hay que amalgamar intereses distantes, cuando no enfrentados. De ahí la "falta de confianza de los mercados en las instituciones de la eurozona para resolver el problema", según el diagnóstico de una fuente comunitaria que reclama el anonimato. "Espero que cambien cuando haya una solución creíble", concluye.

Altos responsables de la eurozona seguían ayer en Bruselas dando vueltas a potenciales soluciones creíbles, sin perder de vista la irrenunciable exigencia de Merkel de que el sector privado intervenga en la nueva operación de rescate de Grecia. Tal demanda podría desencadenar una reacción negativa de las agencias de calificación, que ven en la jugada una suspensión de pagos enmascarada. Las tres opciones que barajan los expertos tienen consecuencias, que tratan de evaluar. Un aplazamiento del cobro de la deuda por parte de los acreedores podría muy bien ser sancionado por las agencias de calificación. Como alternativa se abre paso la posibilidad de que Grecia compre su propia deuda con ayuda de los préstamos europeos, aprovechando que el coste de la deuda griega en los mercados es ahora muy asequible, lo que permitiría reducir la carga. Una tercera posibilidad es crear un impuesto bancario en la eurozona, en la que Francia ve la ventaja de que no hacer intervenir directamente a la banca en el plan de salvamento heleno y, gracias a ello, permite escapar al estigma de la suspensión de pagos. Contra esta opción se han alzado, como cabía esperar, los responsables del sector bancario europeo. En Alemania, diciendo que si los líderes políticos están pensando en crear un impuesto especial debería ser para todos los europeos y no solo para los bancos; en Francia, el presidente de la patronal bancaria, François Pérol, recurrió a la ironía: "Estamos en Europa, así que lo más probable es que la solución al problema sea un impuesto".

Los llamados "cinco sabios", los economistas de alto nivel que aconsejan al Gobierno alemán, no se andan con paños calientes y proponen directamente una suspensión de pagos radical. "Sería deseable una quita de alrededor del 50% sobre las actuales obligaciones", escriben en el Frankfurter Allgemeine Zeitung. "El endeudamiento de Grecia bajaría así del 160% al 106%" del producto interior bruto, explican.

Todas estas teorías, soluciones, ambigüedades, confusiones y vaivenes tienen nerviosos no sólo a los mercados. El FMI también se queja de la falta de un plan de acción coherente por parte de los socios europeos y, en consecuencia, alerta de que la situación podría "tener consecuencias completamente inesperadas".

Mientras, la Casa Blanca comunicó que el presidente de EE UU, Barack Obama, habló ayer con la canciller Merkel sobre la crisis de la deuda de la zona euro. "Ambos coincidieron en que lidiar de forma efectiva con esa crisis es importante para sostener la recuperación económica de Europa y de la economía global", señala el comunicado.

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, conversa con la canciller alemana, Angela Merkel, ayer en Hannover.
El presidente ruso, Dmitri Medvédev, conversa con la canciller alemana, Angela Merkel, ayer en Hannover.ODD ANDERSEN (AFP)

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