El FMI advierte del alto riesgo de contagio global por la mala gestión de la crisis europea
"No hay ningún tipo de plan coherente", advierte la institución en vísperas de la cumbre - Reclama que el fondo de rescate pueda comprar bonos en el mercado
El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio ayer un severo correctivo a Europa por su negligente gestión de la crisis, por el alto riesgo de contagio a todo el mundo, por las fallidas pruebas de resistencia a la banca y por todo lo relacionado con el incendio fiscal que arrasa Grecia y que amenaza con chamuscar a la eurozona. En vísperas de la cumbre europea y con Italia y España en el disparadero, la canciller alemana Angela Merkel volvió a enfriar las expectativas y aseguró que "no habrá pasos espectaculares" en la reunión. Eso es precisamente lo que critica el FMI. Dirigido desde hace apenas unos días por la francesa Christine Lagarde, el Fondo cargó en un durísimo informe contra ese liderazgo titubeante: "Hay acuerdo acerca de lo que ha salido mal, pero no hay ningún tipo de plan coherente por delante, lo que deja la puerta abierta a un final desordenado de la crisis griega y a un posible contagio europeo y global".
Es necesario recapitalizar los bancos europeos, opina el FMI
El organismo cree que el fondo de ayuda debe ser una agencia de la deuda
La prioridad del FMI -la institución con más experiencia en la gestión de crisis financieras y fiscales como la europea, pese a los fracasos cosechados en Latinoamérica y Asia- es evitar que la crisis en los países de la periferia salpique al corazón de Europa por la vía del contagio a España e Italia. Y que de ahí, a través del sistema financiero, llegue al resto del mundo. El Fondo reclama más política para resolver un problema que ya no es solo económico y financiero: "Necesitamos más y no menos Europa", dijo en Washington Luc Everaert, jefe de la división europea, quien precisó que el informe fue elaborado antes de la llegada de Lagarde. "Más integración económica y fiscal es imprescindible para estabilizar la UE", asegura el Fondo en ese largo trabajo, de 49 páginas.
El FMI considera que las pruebas de solvencia al sistema financiero, lejos de aportar tranquilidad, han dejado en evidencia que el riesgo de la crisis deuda puede provocar una crisis bancaria en Europa que pondría en riesgo la recuperación mundial. Y pone presión a los dirigentes para dar de una vez por todas una respuesta convincente en la cumbre de mañana: reclama una reacción enérgica para neutralizar los riesgos de la explosiva situación en Grecia, y aboga incluso por potenciar y ampliar el fondo de rescate convirtiéndolo en un bazoca capaz de intervenir en el mercado de deuda si es necesario, para acabar convirtiéndolo "en una agencia europea de deuda". Además, el Fondo advierte de que es imprescindible "clarificar la involucración privada en la reestructuración de deuda", que da prácticamente por hecha en el caso griego, y apuesta por recapitalizar la banca -una vez más- para reducir la vulnerabilidad financiera.
Los mercados "no están convencidos" de la utilidad de los esfuerzos que están realizando la UE y el propio Fondo desde hace más de un año para resolver la crisis de la deuda soberana, que estalló en Grecia y después saltó a Irlanda y Portugal, señalan los redactores del informe. "Los mercados no ven una solución sostenible a mano", abundan.
El FMI evita hablar de casos específicos. Sí reitera que resolver la incertidumbre sobre Atenas ayudaría a aliviar la tensión en otras capitales: en primavera, el organismo dijo que España se había desacoplado del resto de países con problemas, pero la presión ha vuelto. El hecho de que ahora afecte también a Roma obliga a cocinar una solución "urgente", señala la institución.
El informe avisa de los bolsillos de fragilidad en el sector financiero, y en concreto cita la vulnerabilidad de los bancos de la periferia. Frente a las pruebas de resistencia publicadas el pasado viernes, que no contemplaban reestructuraciones de deuda y por tanto detectaban necesidades de capital mínimas, el análisis del Fondo es muy distinto: "Los bancos necesitan urgentemente más y mejor capital de calidad, en parte para resistir el estrés al que les somete la deuda soberana".
Everaert admitió en rueda de prensa que es difícil saber cómo funcionará el contagio en caso de que la cumbre no aporte soluciones: es difícil poner cifras a la pérdida de confianza que pueden llegar a sufrir los inversores. Y aunque el FMI evita cuantificar ese posible impacto, sí alerta de que las consecuencias "son impredecibles si no se hace nada". El Fondo expresa su máxima confianza en el proyecto europeo, pero aun así, y apenas unas horas antes de una reunión que se adivina decisiva, pide a los líderes que vayan más allá para forzar consensos: "La reacción de las autoridades ha sido limitada, y amenaza con hacer retroceder el reloj de la integración económica y financiera, el fundamento mismo de la UE".
Europa, contra la reestructuración
- El BCE ha iniciado una ofensiva por tierra, mar y aire para rechazar una suspensión de pagos, reestructuración o cualquier tipo de eufemismo que pueda suponer un impago de Grecia. Tanto el BCE como las autoridades europeas prefieren ajustar el plan de rescate a Atenas: menores tipos de interés y plazos más largos para la inyección de dinero a Grecia. En segundo lugar, abogan por potenciar y flexibilizar el fondo de rescate (EFSF, por sus siglas en inglés) para que pueda comprar deuda griega directamente o a través de un préstamo al Tesoro griego. En cuanto a la deuda en manos de la banca, y solo como última bala, el BCE aceptaría una reestructuración "voluntaria y suave", pero siempre que las agencias no la consideren impago para evitar contagio.
Alemania: ¿quién paga la factura?
- Alemania está dispuesta a aceptar un segundo plan de rescate: siempre que incluya a la banca en el pago de la factura. Al margen del dinero adicional que la UE preste a Grecia, Berlín quiere una reestructuración de la deuda en manos de los bancos. Al principio quería que la banca fuera obligada; ante las presiones del BCE y de Francia, acabó aceptando una reestructuración voluntaria. Frente a quienes apuestan por una quita (el socialdemócrata SPD y el propio mercado), Merkel quiere que los bancos se comprometan a refinanciar toda la deuda que vence antes de 2014 a plazos más largos e intereses menores. En cuanto a una solución más drástica (una Unión de transferencias), se opone a cualquier cosa que se parezca a los eurobonos o cesiones de soberanía.
El FMI quiere un bazoca
- Frente a las idas y venidas de la propuesta alemana, las sucesivas negativas del BCE y los planes deslabazados de Bruselas, el FMI parece tenerlo claro: hay que evitar a toda costa un impago de Grecia (en lo que coincide con el BCE) y solo en último caso reestructurar la deuda con mucho cuidado y evitando efecto contagio con una fuerte recapitalización de la banca. Y sobre todo, aboga por aumentar la escala y la capacidad del fondo de rescate (EFSF) para convertirlo en un bazoca capaz de intervenir en el mercado comprando bonos. E incluso por convertir el fondo de rescate permanente (el ESM, heredero del EFSF desde 2013) en una agencia europea de deuda, que emita eurobonos. Muchas de esas propuestas chocan con las reticencias de Alemania.
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