Los ERE de reducción de jornada se disparan el 300% en un año
Las empresas catalanas recortan el horario a 14.200 trabajadores en seis meses
Cataluña es desde hace tres años la tierra del expediente de regulación de empleo (ERE). Ha sido la comunidad donde más trabajadores se han visto afectados por este sistema de suspensión temporal de contrato o de despido colectivo. Las cifras siguen siendo imbatibles: entre enero y junio 27.348 catalanes se vieron afectados por un ERE. Pero algo está cambiando: mientras que los expedientes de suspensión (que suponen mandar a casa a los trabajadores temporadas enteras) se reducen, los de reducción de jornada se han disparado más del 280%, con respecto al primer semestre del año pasado. Los trabajadores aceptados crecen el 650%.
Más de 14.200 personas sufren una reducción de jornada solicitada por su empresa, según las cifras presentadas ayer por UGT de Cataluña, y extraídas de los registros de la Generalitat. El sindicato denunció que los ERE, en general, han aumentado el 25% y achaca el incremento a la reforma laboral. Según Camil Ros, secretario de política sindical, ampliar las causas objetivas de despido ha hecho que se convierta en una especie de "barra libre". Lejos de hacer una lectura positiva del trasvase de los ERE de suspensión a los de reducción de jornada, Ros señaló que temen que "algo positivo acabe siendo perverso". Porque pese a las reducciones de jornada, los expedientes de extinción, es decir, los despidos definitivos, han seguido aumentando.
"En general, los expedientes de reducción de jornada y los de suspensión responden a necesidades distintas", explica Joan Coscubiela, profesor de Esade y exsecretario general de CC OO en Cataluña. "Los de reducción requieren más logística organizativa y los de suspensión son más fáciles de aplicar", resume. Entre los últimos ERE de reducción de jornada conocidos, está el de Cacaolat. La plantilla aceptó para 277 trabajadores un ERE de suspensión de empleo de un máximo de 144 días y uno de reducción de hasta el 50% de la jornada. La compañía, aún propiedad de Nueva Rumasa, en concurso de acreedores, es rentable según mantiene el comité de empresa, y el acuerdo para repartir el trabajo permitirá mantener a flote los puestos de trabajo mientras otra compañía compra la marca de batidos.
Los sindicatos llevan tiempo exigiendo a los empresarios que acudan a medidas menos traumáticas que los despidos colectivos. Sin embargo, los expedientes de reducción de jornada (regulados desde 1996) también tienen riesgos: puede llevar a consumir la prestación por desempleo, que se puede usar durante la etapa de reducción de horario para completar el salario. "La parte positiva del ERE de reducción es que la empresa no cierra. El problema es que si los trabajadores ya vienen de otras medidas, como un ERE de suspensión, si el de reducción se alarga pueden agotar el paro", apunta Antonio López, secretario de acción sindical de USOC. "Si al final la empresa cierra, pueden verse en la calle y sin prestación", recuerda López.
"Con los expedientes pasa como con los acuerdos de reducción irregular de la jornada plurianual, es decir, las bolsas de horas: sirven para encarar una situación esporádica. Pero si la caída de actividad es estructural, entonces el mecanismo se satura y deja de servir", apunta Coscubiela.
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