Mimos para el buitre negro
La región alcanza las 100 parejas de la especie en peligro de extinción, la cifra más alta de la historia, en la colonia de la Sierra de Guadarrama
La cría de buitre negro desciende poco a poco desde la copa del pino metida en un petate, colgado de una cuerda y en el silencio del bosque. Es uno de los últimos ejemplares que queda por anillar en el Parque Natural de Peñalara, al norte de la región. Madrid ha superado este año el centenar de parejas de la especie, la cifra más alta de su historia, y han nacido 57 nuevos pollos, de los que 53 han salido adelante.
La colonia de Peñalara es la que tiene mayor seguimiento del mundo, y en ella se encuentra el 95% de los buitres negros de la región. Desde 1997, cada detalle que se extrae de los animales que viven en el parque va a una base de datos. En este primer chequeo, a los pollos se les toman muestras biométricas, biológicas y de sangre. En algunos momentos, el pollo, que tiene unos 40 centímetros y pesa cinco kilos, tirita. Pero no es por el frío, sino por el estrés. "A estos animales se les molesta ligeramente una vez al año, pero así se les puede tener controlados y conservados", explica Javier de la Puente, técnico de la Comunidad de Madrid.
La Comunidad promueve que la colonia se expanda hacia el norte
Los buitres negros de Peñalara solo suponen el 5% de la población europea
Este pollo en particular tiene unos 50 días, algo que el técnico averigua por su peso. Normalmente, los buitres negros incuban el huevo durante unos 60 días y nacen, los más tardíos, en junio. El proceso de anillado y la toma de muestras se produce cuando los pollos tienen entre 50 y 70 días, lo que ocupa los mese de junio y julio. "Hay que anillarlos antes de que sean volanderos y haya peligro de que se tiren cuando se vaya a bajarlos del nido", explica Juan Vielva, director y conservador del Parque Natural de Peñalara.
El animal se muestra vulnerable y se deja hacer. Incluso cuando le extraen sangre para verificar que el pollo está sano, mueve ligeramente la cabeza, pero de su boca no sale ni un graznido ni muestra ningún tipo de resistencia. Mientras, en lo alto de la copa del pino, el técnico forestal -experto en fauna y trabajos en altura- espera a que termine el proceso para recoger el petate con el pequeño buitre y devolverlo a su nido antes de que la madre regrese.
Las anillas que se colocan en las patas de los pollos son plateadas y amarillas e indican a aquel que los vea que han nacido en el valle de El Paular. "Esto se hace en épocas en las que los adultos están recogiendo comida. Pero hay veces que el que sube al árbol tiene que competir con el adulto, que sobrevuela el nido", explica Vielva. El adulto puede llegar a medir tres metros de envergadura con las alas abiertas, y es un riesgo considerable toparse con él a casi 20 metros de altura y solo protegido por un casco y un arnés. El primer pollo que han anillado este año fue a principios de junio, y la Comunidad de Madrid presume de ser el lugar del mundo en el que más buitres negros han marcado.
"El nido de buitre más alto de España está aquí", explica Vielva. En el que se encuentra el pájaro que están analizando tiene unos 18 metros. Los buitres negros que anidan en el Valle del Lozoya lo hacen entre los 1.100 y los 1.800 metros. "Pasan unos 115 días desde que nacen hasta que empiezan a ser independientes del nido. Mientras tanto hacen vuelos de experimento", explica el director del parque. Después, la mayoría vuelve cuatro años después, porque esta es su zona de reproducción.
En cuanto a la alimentación, al ser un ave carroñera, se alimentan de los animales muertos que encuentran en el Valle del Lozoya y en un radio de unos 100 kilómetros, especialmente en la zona de la llanura segoviana, donde hay conejos, jabalíes, corzos... "A veces se alimentan de terneros muertos que se supone que tienen que recoger los ganaderos, pero siempre los encuentran antes los buitres", comenta De la Puente.
La colonia de Peñalara no es la mayor de España. Las zonas preferidas por los buitres negros para vivir son Monfragüe, Cabañeros y Sierra Morena. Sin embargo, uno de los objetivos es que los buitres madrileños se expandan hacia el norte. "La Comunidad no solo cumple la función de protegerlos en la región, sino que tiene una proyección nacional e internacional, porque puede que se extienda la colonia hacia el norte.
Aunque es un ave poco colonizadora, ya se está expandiendo. Este año se ha avistado en zonas más lejanas, como Miraflores de la Sierra", explica De la Puente. El muladar del parque, una zona de estiércol en el que antiguamente se arrojaba la basura de las casas, no lo usan para alimentar a los buitres, sino para contabilizar a los animales o para usarlo de referencia a la hora de controlar a estos pájaros.
El buitre negro es una de las especies que se encuentran en peligro de extinción en la Comunidad de Madrid y en otras zonas de España. En el resto de Europa también se encuentran algunos grupos, pero para encontrar colonias comparables a las españolas hay que desplazarse hasta China o India. El conjunto de este tipo de ave de la Comunidad solo supone el 5% de la población europea.
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