Zapatero pide una respuesta "firme y rápida" de la UE
El presidente reprocha a Merkel que abriera el debate sobre la participación privada en el rescate a Grecia
El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, no citó a Alemania, pero cabía pocas dudas de a quién se refería cuando llamó a "todos los países de la zona euro, y en particular a los más poderosos", a asumir un "compromiso claro" para poner coto a las turbulencias de los mercados financieros, que ayer elevaron el diferencial de la deuda española a un máximo histórico de 375 puntos básicos, aunque más tarde se relajara.
Tras recibir en La Moncloa al presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, Zapatero admitió abiertamente la "gravedad de la situación" y aseguró que, "por su alcance, origen y dimensión" la crisis solo puede ser resuelta con una respuesta "firme, articulada, clara y rápida" a nivel europeo.
España reclama a Alemania un "compromiso claro" con el euro
El Gobierno cree que el bono español paga las dudas sobre la deuda griega
El jefe del Gobierno pasó por alto las incertidumbres que acechan a la economía española -como el afloramiento de un déficit oculto en algunas comunidades autónomas, como sería el caso de Castilla-La Mancha; o la posibilidad de que algunas entidades financieras española suspendan las pruebas de esfuerzo- y atribuyó en exclusiva los ataques especulativos contra los bonos españoles e italianos a dos factores externos: las dudas sobre la sostenibilidad a largo plazo de la deuda griega y el debate sobre la participación del sector privado en el nuevo plan de rescate.
Este último debate, agregó, "no se abrió bien y no se ha cerrado", por lo que pidió una "clarificación urgente" y un "compromiso claro" de los socios del euro. España, por su parte, está dispuesta a "comprometerse" de nuevo con Grecia, como lo ha hecho con Irlanda o Portugal, agregó.
En tono de reproche dijo, en alusión a la canciller alemana Angela Merkel, que nunca debió plantearse la participación en el rescate de Grecia de los acreedores privados -una posibilidad que las agencias de calificación amenazan con homologar a una quita encubierta- si no se tenía "una fórmula seria, rigurosa y previsible". Y menos aún sin medir las consecuencias y alcance de la medida.
Pese a ello, Zapatero quiso enviar un mensaje de confianza a los mercados al asegurar que tiene una "tranquilidad absoluta" respecto al plan de financiación de la deuda pública, ya que el Tesoro cuenta con margen suficiente para hacer frente a imprevistos. No obstante, tuvo que reconocer que puede resultar "algo más caro" financiar la deuda pública y que el aumento del diferencial de la deuda española es un "negativo" para el conjunto de la economía, por lo que se mostró confiado en que se trate de una situación temporal, "siempre que Europa responda adecuadamente".
Antes de recibir a Rompuy, Zapatero se reunió con la vicepresidenta económica, Elena Salgado, con quien repasó detalladamente las necesidades de financiación del Estado y las previsiones de déficit, según él mismo explicó. A la vista de estos datos, aseguró que la relación entre ingresos y gastos "va razonablemente bien" y que el Gobierno cuenta con cumplir el 9% de déficit público previsto como objetivo a final de año.
Aun así, dejó la puerta abierta a la posibilidad de adoptar nuevas medidas de ajuste fiscal, al subrayar que la credibilidad que se ha ganado la economía española con las medidas de ajuste fiscal "no se puede perder" y que es "obligación del Gobierno estar preparado para [afrontar] cualquier circunstancia y adoptar las medidas" adecuadas en caso de necesidad.
No sin cierta amargura, Zapatero recordó las duras medidas de consolidación fiscal que ha adoptado el Gobierno de acuerdo con sus socios europeos y todo ese trabajo, "se ha hecho para algo", apostilló. "La prima de riesgo [española] vuelve a subir. ¿Hay algún dato de España? No. ¿Nuevo? No. ¿Negativo? No", se lamentó el jefe del Gobierno.
Rompuy, por su parte, calificó de "muy creíble" el plan de reformas y ajustes aplicado por el Gobierno español y aseguró que estas son necesarias aunque resulten impopulares. Tuvo, eso sí, buen cuidado en evitar cualquier comparación de España con Grecia, Italia o Portugal -países que han necesitado el rescate financiero de la UE y el FMI- al subrayar que los retos a los que se enfrentan unos y otros "no son los mismos".
El presidente del Consejo Europeo llegó a Madrid procedente de Bruselas en una gira programada con varias semanas de antelación que le llevó ayer por la tarde a Lisboa (Portugal). Sin embargo, la cita adquirió "especial trascendencia por la gravedad" del momento, según admitió el propio Zapatero.
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