Tres novilleros con temple
Ayer Pamplona era una ciudad como otra cualquiera. Todo parecía normal, el tráfico, los comercios abiertos, la vida en movimiento. La única salvedad consistía en que a las ocho de la noche daban un festejo de novillos para tres jóvenes diestros: dos españoles y un mexicano. Con equis, según la advertencia de Valle-Inclán: "Fui a México porque México se escribe con x".
Y todo lo que ayer fue calma y mesura, como de ciudad tradicional, hoy, a las doce del mediodía será un puro estallido en Pamplona. El chupinazo transformará esta ciudad de contención en una algarabía de vitalidad, de jolgorio, de alegría, con encierros, corridas, y todo aquellos por lo que San Fermín es conocido en el mundo entero.
Digamos por encima de todo que los tres novilleros de ayer atesoran muy buen temple en sus muñecas. La novillada se desarrolló con lucimiento de los tres espadas. Juan Jiménez Fortes toreó a su primero con ambas manos. Inició la faena con pases de todas las marcas, toreó con temple y muy ceñido.
El mexicano Sergio Flores posee un toreo largo. Su primera faena deslumbró con derechazos templados y ligados. Sus naturales los tejía ceñidos, muy ligados. Tiene repertorio. Hay torero en este joven diestro. En su segundo, sin embargo, no pudo lucirse porque el toro, después de una vuelta de campana, quedó muy mermado de fuerzas. Para ser figura del toreo tiene, además, que aplicarse con los aceros.
El otro Jiménez, Simón, va para torero de masas, pero sin que por ello carezca de calidad. Estuvo mejor en su primero, donde elaboró una faena variada, por ambas manos. En su segundo novillo, sin embargo, tiró del encimismo, con pases de rodillas. Fue muy superior sin duda en ese primer toro que en su segundo, donde mostró unas cualidades muy bullangueras.
Y ya, con la noche cerrada, las estrellas en lo alto, vino al recuerdo Oscar Wilde: "Todos estamos en la cuneta, pero algunos miramos las estrellas".
La corrida de hoy
- Toros de rejones de la ganadería de San Mateo para Pablo Hermoso de Mendoza, Sergui Galán y Roberto Armendáriz.
Babelia
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