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Reportaje:

El final de ETA sube a escena

Jordi Galcerán recrea en 'Burundanga' los últimos días de la banda terrorista con ironía, intriga y humor - "Pretendo no ofender a nadie", dice el autor

Ensayo de la obra de teatro <i>Burundanga,</i> de Jordi Galcerán.
Ensayo de la obra de teatro Burundanga, de Jordi Galcerán.SAMUEL SÁNCHEZ

Jordi Galcerán, uno de los autores teatrales más eficaces y conocidos del panorama escénico español, habla de su última obra, Burundanga (su estreno absoluto es hoy en el teatro Maravillas de Madrid), como si fuera una inocente historieta de amor. Pero la realidad es que este barcelonés se ha atrevido a imaginar en los escenarios el final de la banda terrorista ETA. Es cierto que algún autor se había aventurado a transitar por esta herida de la sociedad española, pero nadie hasta ahora había utilizado algo tan doloroso para provocar el desternille. "Solo he querido hacer una comedia romántica con la que la gente se pueda entretener, lo cual no es poco", dice al tiempo que parafrasea a Woody Allen recordando su frase: "La comedia es tragedia más tiempo".

La obra es, además, una comedia sobre una pareja que quiere ser feliz
Galcerán: "Retrato a los dos últimos militantes, unos chapuceros"

Tratándose de este dramaturgo, se sabe que además de intriga, ironía y humor, hay más, mucho más. Sus ingenuas propuestas casi siempre tienen gato encerrado. Ello no quita para que además, y con altísima probabilidad, esta sea una descacharrante comedia sobre el amor de una parejita que quiere ser feliz. A él le gusta descolocar al público; ya lo hizo en El método Grönholm (representada ya en más de 50 países), Carnaval, Fuga...

Ahora Galcerán ha logrado elaborar un atractivo cóctel protagonizado por una chica que se queda embarazada y no quiere comunicar a su novio la novedad sin saber si la quiere de verdad. Le hablan de la burundanga, nombre popular de la escopolamina, una especie de suero de la verdad que deja sin voluntad, ni recuerdo alguno de lo que se ha hecho bajo sus efectos, a quien lo toma. La leyenda cuenta cómo la CIA lo ha empleado para interrogatorios y se utiliza para otros delitos. Y sí, su novio la quiere, pero también es miembro de ETA.

"He estado tres años dando vueltas al texto, hablo de un asunto terrible y trágico, que afecta a gente que está sufriendo, pero no he pretendido ofender a nadie, por eso me ha costado encontrar los personajes adecuados", señala Galcerán, consciente de haber utilizado un elemento dramáticamente muy potente. Quería hablar de ETA sin perder el tono de comedia, como lo hizo Ernst Lubitsch con los nazis en To be or not to be, rodada en plena guerra mundial. "Pretendo escribir la mejor obra de teatro posible, hasta ahí llego, no quiero otra cosa". Lo difícil era encontrar un final feliz: "Lo conseguí, he acabado con ETA, retrato a los dos últimos militantes, unos chapuceros, gracias a lo cual puede haber una perspectiva cómica, pero no somos conscientes del riesgo que corremos con este espectáculo", dice de Burundanga, que ha contado con el director Gabriel Olivares y un puñado de solventes actores jóvenes como Mar Abascal, César Camino, Marta Poveda, Antonio Hortelano, junto al veterano Eloy Arenas.

Hay una pregunta quizá inevitable. ¿Ha escrito por encargo? Aunque habría que pensar de dónde podría venir la propuesta. "Yo estas locuras por encargo no las hago, ha sido muy difícil de escribir, en cada réplica estás al borde de un abismo peligroso, tenía que crear dos etarras verosímiles, pero sin ofender ni a un solo espectador, ha sido muy complicado", dice Galcerán, quien no oculta haber hablado con simpatizantes de la banda para buscar una cierta verosimilitud en la actitud de sus etarras.

Jordi Galcerán, autor de <i>Burundanga</i>, en uno de los decorados de la obra.
Jordi Galcerán, autor de Burundanga, en uno de los decorados de la obra.S. S.

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