Ráfagas de una novela policiaca
'Voces para un blues negro' contiene 15 capítulos, todos de autores distintos
Cuando José Manuel Lechado comenzó a teclear tenía delante nueve páginas y una serie de hechos. Un asesinato, una niña como testigo, un inspector obsesionado con el orden y una aparición de su pasado en forma de una misteriosa figura femenina. Es lo que tiene trabajar en una novela ya empezada por otro. Ocho páginas más tarde, la aparición se había convertido en la madrastra del detective, el homicidio ya estaba relacionado con otros casos anteriormente cubiertos por el inspector y Lechado dejaba su herencia a la siguiente pluma. Legado tras legado, 15 escritores diferentes completaron Voces para un blues negro (Rocaeditorial), novela policiaca construida online gracias a 15 capítulos escogidos sobre la marcha entre las decenas de propuestas enviadas por los usuarios a la página web del proyecto literario To be continued.
"Dejamos a los autores una libertad casi total", explica Xavi Bru, el director de To be continued. La organización echó el balón a rodar y tan solo fijó horarios y normas básicas del partido: "Al publicarse un capítulo, había cinco días para enviar propuestas de entre 5 y 15 páginas para el siguiente. Un comité editorial escogía en tres días al ganador". Y así hasta que la historia llegara a su final. Lo mismo sucedió con los ilustradores que enriquecieron Voces para un blues negro. Los vencedores se llevaban 100 euros, un e-reader y el 1% de los derechos de autor.
Para Agustín Fernández Mallo (uno de los tres escritores profesionales en participar junto con Cristina Fallarás y Santiago Roncagliolo) fue "un reto muy extraño: si te implicas, has de darlo todo en pocas páginas y teniendo en cuenta lo que ha pasado antes". Tal vez por esto muchos jugadores se fueron cansando. De los 100 posibles capítulos dos se llegó hasta las 38 propuestas para el final. Aun así, en total hubo 1.031 envíos desde 15 países (España, EE UU, Colombia y Argentina entre ellos).
La suma de estos números dio a luz a un conjunto donde "cada capítulo tiene mucha tensión", asegura Fallarás. Pero Bru admite que "quizás sea mejor cada entrega en sí misma que el resultado final". Y es que el cóctel de libertad y hornadas de ideas produjo muertes repentinas y rastros de metaliteratura que acaban confundiendo al lector. Para Bru, es una de las lecciones de To be continued: "Tal vez haya que establecer más control por parte del profesional que escribe la primera entrega. Sería el único con autoridad moral para opinar sobre los personajes".
Muchos de los participantes comentaban ayer que lo mejor del proyecto fueron el nacimiento de una "comunidad", "sacar todo esto de la nada" o "poder leer tantas propuestas interesantes". Olga Simón, una de las ilustradoras, criticaba en cambio la publicación de los dibujos en blanco y negro en la versión final: "Perjudican al arte". Entre tantas voces, el blues sonaba agradable pero algo desafinado.
Babelia
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