La guerrilla y las protestas hunden a Yemen en el caos
Las fuerzas leales a Saleh matan a medio centenar de manifestantes
Después de cinco meses de protestas, más de 300 manifestantes muertos y tres promesas de transferir el poder tres veces incumplidas, el presidente Ali Abadalá Saleh comprobó ayer cómo su país daba un paso más hacia el caos con la muerte, por un lado, de seis soldados en una emboscada de Al Qaeda y, por otro, medio centenar de manifestantes asesinados en la ciudad de Taiz por las fuerzas leales al dictador. La mayoría de ellos fueron tiroteados, aunque algunos murieron aplastados por los bulldozers que se usaron para dispersar las protestas, según informaron fuentes hospitalarias al Yemen Post.
Las fuerzas gubernamentales trataron de dispersar a los acampados en el centro de Taiz, pero cuando no lo consiguieron optaron por incendiar las tiendas de campaña y por disparar munición real y gases lacrimógenos contra las miles de personas congregadas allí para reclamar la renuncia de Saleh, según indicó el diario en su edición electrónica. Previamente, los agentes habían rodeado la plaza en todas sus entradas y los jóvenes les habían apedreado. Había francotiradores apostados en los edificios que dan a la plaza y las fuerzas gubernamentales asediaron el hospital de campaña creado por los manifestantes, según el Yemen Post.
La oposición cree que el presidente apoya las acciones de Al Qaeda
La emboscada en la que murieron seis soldados en lo que parecía ser una operación de Al Qaeda se produjo en la ciudad costera de Zinjibar, que había sido tomada días antes por islamistas. Los opositores al presidente Saleh denuncia que la toma de Zinjibar obedece a una maniobra calculada del presidente para emitir el mensaje de que sin su presencia al frente del país, los islamistas sembrarán el caos. No obstante, según The New York Times, no existen pruebas de que Saleh haya dejado caer Zinjibar en manos de Al Qaeda.
Varios residentes de Zinjibar indicaron por teléfono que el agua y la electricidad estaban cortados y que muchos vecinos estaban huyendo de la ciudad.
El país se encuentra al borde del colapso financiero y la comunidad internacional teme que su inestabilidad termine afectando al vecino Arabia Saudí, el mayor exportador petrolero del mundo.
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