En busca de la pieza salvavidas
La argentina Natalia Smirnoff libera a un ama de casa en 'Rompecabezas'
Al tercer día del rodaje de Rompecabezas, Natalia Smirnoff resucitó. Fue el tiempo que le tomó sentirse directora. Después de todo y pese a su veteranía, era una debutante, recién llegada al oficio tras calibrar con cuidado los riesgos de abandonar el refugio de su puesto como ayudante de dirección y asumir los del mando.
Rompecabezas, que llega hoy a las salas españolas, es el primer largometraje de la cineasta argentina, curtida colaboradora de realizadores como Pablo Trapero, Lucrecia Martel o Marcelo Piñeyro. Cuenta la historia de María del Carmen (María Onetto), la protagonista, es el resultado de cómo el azar es capaz de ganarle la batalla al tedio. A través de los puzles, esta mujer a punto de cumplir los 50 comienza a ganar pequeñas batallas que la alejarán, no solo físicamente, de las tareas de su casa en las afueras de Buenos Aires. María responde a un anuncio anónimo en busca de compañero de juegos tras el que se esconde un multimillonario con el que pasará tardes de entrenamiento a escondidas de su familia.
"Hay secretos que deben estar ocultos para no destruirse", dice la directora
"La grandeza del cambio que experimenta no está en las fichas, sino en el descubrimiento". Smirnoff mantiene la teoría de que "los pequeños cambios son los más difíciles". "Es más sencillo mudarse a otro país que modificar algo interno que te hace mal". Por eso, sus nuevas andanzas forman parte de una vida paralela. "Existen ciertos secretos que necesitan permanecer ocultos para que puedan seguir desarrollándose", cuenta la directora. "Además, es algo muy íntimo que corre el peligro de ser destruido si se lo critican". Sobre todo cuando se convive con un marido más preocupado porque no le falte su queso favorito a la hora de la cena y dos hijos lo suficientemente valientes como para cambiar de vida, aunque aturdidos por el reto de poner la mesa por primera vez.
El mérito de María Onetti, "la base de la película, con un error de casting no hubiera existido", sentencia la directora, es también el de Alejandro Franov, autor de la música que sigue los movimientos de la protagonista. "Conocí a Alejandro cuando empecé el rodaje y ahora somos pareja", sonríe al recordar Smirnoff. "La idea era que existieran dos vías: el mundo que María va descubriendo a través de ritmos orientales y la dimensión que la representa como ama de casa". La cumbia compuesta por Franov acompaña el proceso de reconversión de la protagonista con su capacidad de franquear el costumbrismo y soltar las caderas de una rígida y controladora ama de casa.
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