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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Doble fracaso

O no nos habíamos dado cuenta de que España era una república bananera, en la que los derechos fundamentales pueden quedar cercenados de forma flagrante, y en la que el cine debe acudir al rescate del indefenso, o simplemente Escuchando al juez Garzón es un trabajo perezoso y complaciente.

Al menos esa es la impresión de este crítico al ver un producto tan plano como el creado por la cineasta Isabel Coixet: un monólogo más que una entrevista (el escritor Manuel Rivas ejerce, según los créditos, de "interlocutor", guiando los diversos temas más que haciendo preguntas), filmado en un escenario único, en el que Garzón desgrana su trayectoria y sus recientes choques con la justicia. Si el objetivo inicial de Coixet era precisamente ese, grabar el testimonio de defensa de Garzón, resulta una aspiración muy floja. Y si, en cambio, el objetivo era filmar una entrevista que sirviese de hilo conductor para un posterior trabajo documental sobre el juez, pero finalmente se desechó la idea por la fuerza o valor del testimonio, el error de Coixet es igual de llamativo, porque las palabras del acusado apenas aportan novedades.

ESCUCHANDO AL JUEZ GARZÓN

Dirección: Isabel Coixet. Intervienen: Baltasar Garzón y Manuel Rivas (interlocutor). Género: documental-entrevista. España, 2011. Duración: 83 minutos.

La película, por tanto, es la historia de un doble fracaso: el de la directora, cinematográficamente hablando, y el del protagonista, jurídicamente hablando. "¿Por qué no ha prevaricado?", pregunta Rivas a Garzón, en referencia al asunto de los muertos de la Guerra Civil. Sin embargo, en la respuesta, más allá de algunas reivindicaciones morales, no se incluyen argumentos convincentes. Respecto de la instrucción del caso Gürtel, el término "cláusula de estilo" parece ser la clave de su indefensión, pero nunca llega a explicarse de qué se trata. En cambio, la defensa en el caso de los pagos del Banco de Santander se intuye más concreta. Así, en el trabajo de Coixet brilla por su ausencia el conflicto dramático que debe presidir una película, sea del tipo que sea. De hecho, el plano más repetido es el escorzo de Rivas asintiendo a las palabras del juez, sin hacer una sola repregunta. De modo que Escuchando al juez Garzón hace honor a su título: es eso; no es cine, ni televisión y podría ser hasta radio, mala radio.

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