"No tenemos relación con la crisis ni queremos pagar los errores de otros"
Timo Soini es el político finlandés cuyo triunfo electoral el pasado domingo ha desatado una tormenta política en la Unión Europa con pocos visos de amainar. Auténticos Finlandeses, el partido populista que dirige Soini, ha sabido capitalizar el creciente descontento de los noreuropeos que dicen no entender por qué tienen que financiar con sus impuestos las deudas de países del sur de la UE que no han sabido o no han querido hacer los deberes fiscales.
Soini (Rauma, Finlandia, 1962), ferviente euroescéptico, ha dejado claro que no piensa apoyar el rescate europeo a Portugal en los términos actuales. Su parecer importa y mucho. Primero, porque Auténticos Finlandeses ha sido la tercera fuerza más votada, lo que la ha convertido en llave para la formación del futuro Gobierno de coalición finlandés. Sus exigencias pesarán por tanto de forma desproporcionada en el nuevo Ejecutivo. Y segundo, porque en Finlandia, decisiones como el apoyo al rescate a Portugal han de ser aprobadas por el Parlamento. La aprobación de Finlandia es imprescindible para que los planes de rescate salgan adelante. Soini, un hombre corpulento, que transmite credibilidad y convicción, conversó ayer con este diario sobre las repercusiones de su triunfo electoral en la cantina del Parlamento finlandés.
"Debe haber una rebaja del fondo de rescate, además de la cantidad"
"La política migratoria no tiene que estar en manos de Bruselas"
"Crear un problema de estabilidad en Europa está lejos de mi intención"
"Los burócratas europeos quieren más integración, pero no funciona"
Pregunta. ¿A qué atribuye este apoyo masivo y repentino de los finlandeses a su partido?
Respuesta. Las políticas de la Unión Europea son la razón fundamental. Se ha transferido un poder excesivo a Bruselas en casi todas las áreas, por ejemplo en el tema de los rescates financieros. La mayoría de los finlandeses no lo acepta porque no tenemos nada que ver con la crisis y no queremos pagar los errores de otros. Además, no creemos que el sistema esté funcionando. Este es un gran tema ahora mismo en nuestro país.
P. Su partido no se opone frontalmente al rescate de Portugal, pero sí quiere introducir nuevas condiciones. ¿Cuáles?
R. Es precisamente lo que estamos negociando ahora con los otros partidos de la coalición. Todo está sobre la mesa, pero lo que está claro es que los términos no pueden ser iguales que antes de las elecciones. Para empezar, debe haber una rebaja del fondo de rescate temporal, pero no es solo la cantidad. El mecanismo de ayuda tiene que cambiar, porque no funciona. También tengo claro, sin embargo, que no pretendo crear una crisis de estabilidad en Europa.
P. Si llega a un acuerdo con los futuros socios de su coalición ha asegurado que apoyará el rescate portugués, pero ¿puede usted garantizar el voto positivo de sus 39 diputados, un grupo que destaca por su heterogeneidad?
R. Soy presidente del partido desde hace 14 años y los conozco a todos personalmente. Por supuesto no puedo garantizar cada uno de los votos, pero no debería ser un problema.
P. ¿Está dispuesto a aceptar un mecanismo permanente de ayuda financiera y solidaridad entre los países europeos?
R. Ha quedado claro que el modelo actual no funciona. Además, el Pacto de Estabilidad y crecimiento no se ha cumplido. Los alemanes lo incumplieron y los demás les siguieron. Nosotros somos de los pocos países que cumplimos las reglas y los otros países quieren venir a llevarse la leche de nuestras vacas.
P. ¿Hasta dónde llega su antieuropeísmo?
R. Yo voté en contra de la adhesión de Finlandia a la UE en los noventa, pero eso ahora es el pasado. En los 21 meses que llevo como eurodiputado he aprendido mucho. He visto que aquello es como el Titanic. También he hecho muchos contactos, la mayoría de mis amigos son los eurodiputados sensatos, los euroescépticos británicos, por ejemplo, o [Santiago] Fisas, del Partido Popular español. Entiendo a la gente del sur de Europa, yo soy católico. Soy provida, algo muy inusual en Finlandia, incluso entre los miembros de mi partido, pero eso no es un impedimento para que la gente me vote, lo que constituye una prueba más de la tolerancia finlandesa.
P. Usted admira a los suecos porque dijeron no al euro. ¿Aspira a que Finlandia salga de la zona euro?
R. Para nosotros habría sido mucho mejor estar fuera del euro. Los daneses y los suecos fueron sabios al decir que no, pero ahora salir del euro no está en mis manos. El problema es que en el sur de Europa, el sistema económico es diferente al nuestro y sin embargo estamos sujetos a los mismos tipos de interés. En España ustedes tienen el problema de la burbuja inmobiliaria. Los que han pagado las consecuencias han sido los ciudadanos, pero son los banqueros avariciosos los que se han enriquecido.
P. ¿Por qué ha convertido la inmigración en uno de los grandes temas de las elecciones si en Finlandia apenas hay inmigrantes?
R. Personalmente yo no creo que sea un gran tema, pero en nuestro partido hay tres o cuatro personas para las que sí que lo es. En cualquier caso el problema no es la gente que viene a trabajar, sino los demandantes de asilo, cuyos casos tardan meses en resolverse. Queremos que vengan a trabajar extranjeros, pero la política migratoria tiene que estar en nuestras manos, no en las de Bruselas. Los finlandeses somos simpáticos y educados, pero los burócratas europeos han sobrepasado la línea roja. Quieren más y más integración y, simplemente, no funciona.
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