Un espinoso bosque para Frank Gehry
El apoyo político contrarresta la oposición vecinal al museo Vuitton de París
El multimillonario y gran amateur de arte François Pinault, a la cabeza del grupo de lujo PPR, expone desde hace años su colección personal en su propia fundación, a orillas del Gran Canal de Venecia. Bernard Arnault, presidente del imperio LVMH, también quiere su museo, que ha encargado a Frank Gehry.
La Fundación Vuitton para la Creación debería alzarse en pleno bosque parisiense de Boulogne. Y, al igual que su rival, se enfrenta a las reticencias locales. Pinault tuvo que renunciar a ubicar su centro en la isla Séguin, en el oeste de la capital francesa. Arnault ahora se topa a la resistencia de asociaciones de vecinos, que han logrado paralizar la obra. Pero el hombre más rico de Francia cuenta con los apoyos políticos necesarios y los acontecimientos se le están poniendo de cara para que la obra pueda reanudarse cuanto antes.
El Parlamento francés ha declarado el edificio de "utilidad pública"
El arquitecto está "consternado y furioso" por la polémica
En pleno bosque de Boulogne, en un terreno cedido por el Ayuntamiento de París, se encuentran ya colocadas entre grúas las primeras piedras del edificio inspirado, según Gehry, en la forma de una nube. Aquí debería alzarse dentro de unos años -inicialmente la inauguración estaba prevista para 2012- un impresionante inmueble acristalado de más de 40 metros de alto por 150 de largo. Además de los espacios de exposición, dedicados al arte del siglo XX y XXI, la Fundación contará con un auditorio, terrazas y un centro de documentación, repartidos sobre una superficie de 2.400 metros cuadrados. El proyecto cuenta con una financiación de 100 millones de euros, costeada enteramente por LVMH.
Pero ni la originalidad del diseño ni el prestigio del arquitecto, autor del Museo Guggenheim de Bilbao, emociona mucho a los vecinos, organizados en torno a la asociación Coordination pour la Sauvegarde du Bois de Boulogne. Para ellos, pese a todas sus transparencias, el edificio no deja de ser un bloque de hormigón en medio de su bosque. Y consideran ilegal la maniobra del Ayuntamiento de París que permite la edificación de este terreno, por lo que han recurrido ante la justicia. A finales de enero, un tribunal les dio la razón y anuló el permiso de construcción.
El Ayuntamiento, gobernado por el socialista Bertrand Delanoë, recurrió la sentencia y el tribunal de apelación acaba de decantarse esta vez a favor de la municipalidad. Delanoë es un firme defensor del proyecto, pero lo cierto es que no le faltan apoyos políticos al hombre más rico de Francia y cuarto del mundo, según Forbes. Por si acaso, antes de que la justicia volviese a dar luz verde a la construcción del centro, el Parlamento francés había tomado cartas en el asunto al declarar el edificio de "utilidad pública". La fórmula, aprobada por la votación de una enmienda adosada al proyecto de ley sobre el libro numérico, fue votada en febrero por los diputados y en marzo por los senadores.
En medio de este embrollo jurídico y político, Gehry se ha manifestado "consternado, indignado y furioso", en declaraciones al diario británico The Telegraph. "Quieren poner París en formol. Es bastante patético", comentó por su parte al Journal du Dimanche el francés Jean Nouvel, tras conocer la primera decisión de justicia que paralizó el proyecto.
Filisteos y zonas verdes
A los activos miembros de la asociación Coordination pour la Sauvegarde du Bois de Boulogne no les importa que detrás del proyecto arquitectónico para el bosque de Boulogne haya un nombre famoso; si algo no lo consideran positivo luchan contra ello —ya se opusieron a la ampliación del campo de tenis de Roland Garros y lo consiguieron—. Para François Douady, cabeza visible de esta asociación, "nos quieren imponer un edificio de 12.000 metros cuadrados y 46 de altura, 20 metros por encima de los árboles. En París nos hacen falta zonas verdes, no museos. Espero que este proyecto sea arrasado", afirmó en declaraciones al diario Le Journal du Dimanche. Para Louis Vuitton, sin embargo, el proyecto incrementará las zonas verdes colindantes, al eliminar una bolera de los años cincuenta considerada como un "horror arquitectónico".
El pasado 20 de enero, una sentencia del tribunal administrativo de París parecía darles la razón y cancelaba el permiso de construcción del edificio, algo que enfureció a Gehry, quien llegó a llamar a ciertos ciudadanos franceses una panda de "filisteos toscos e individualistas". El motivo, no obstante, fue puramente técnico, ya que el centro se estaba construyendo demasiado cerca de una pequeña carretera de asfalto con derecho de paso. El Ayuntamiento recurrió la sentencia y el tribunal de apelación acaba de dar de nuevo luz verde al polémico proyecto.
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