¿La mataron por 300 euros?
Cuatro semanas después del crimen de Amaia Azkue, el hermetismo del caso, la rumorología y la falta de detenciones desconcierta a la familia
"Estamos muy mal, casi peor que cuando supimos que había aparecido muerta. Es impotencia, rabia por no saber aún lo que ha ocurrido". Una de las tías de Amaia Azkue, la mujer de 39 años casada y con dos hijas que apareció asesinada el 16 de marzo en un embalse de Azpeitia, trata de sintetizar con voz apagada al otro lado del teléfono el estado anímico de la familia de la joven.
Hoy se cumplen cuatro semanas del brutal asesinato de Amaia Azkue. Apareció maniatada con fuertes traumatismos en la cara y la cabeza flotando en el embalse de Ibai-Eder de Azpeitia el miércoles 16 de marzo a las 17.20 horas. Fue a plena luz del día después de haber seguido durante las horas de la mañana la rutina diaria; hacer la compra, tomar café y pasear por los comercios de Zarautz, localidad donde realizaba la mayor parte de su vida social.
"Estamos mal, da rabia no saber aún lo que ha ocurrido", señala un familiar
Después de falsas filtraciones, Interior pide cautela en un caso prioritario
No ha habido detenciones desde entonces. El hermetismo de la investigación policial, bajo secreto de sumario, junto con el nerviosismo para que se identifique cuanto antes al autor (o autores) del crimen han hecho mella en el entorno familiar y de amigos de Amaia Azkue. "A veces piensas que es como una película, que no ha podido pasar pero que te ha tocado", explica la tía. "Pero tienes que tirar para adelante y hacer la vida lo más normal posible aunque estemos todos con miedo por no saber quién es el asesino", añade.
Fuentes de Interior insisten en que es necesaria la máxima cautela en este caso que es de prioridad absoluta para la Ertzaintza. La filtración en las últimas semanas de datos falsos en torno al asesinato de Amaia Azkue han tenido como consecuencia un hermetismo informativo de la noche a la mañana.
La rumorología en torno a la víctima y a las circunstancias o posibles móviles que rodean su muerte se han sucedido a lo largo de los 15 kilómetros que separan el Alto de Meagas, donde vivía en el caserío familiar Añadi hasta Orio, donde había nacido, pasando por Zarautz, localidad en la que estudiaban sus dos hijas de 7 y 9 años y donde pasaba la mayor parte del tiempo.
La hipótesis del robo como móvil del asesinato de la joven oriotarra "sigue siendo la más plausible aunque hay muchas líneas de investigación abiertas", señalan fuentes policiales. Nada nuevo.
En la calle, los vecinos de Meagas especulan con la posibilidad de que fuera un objetivo fortuito, elegido en aquel mismo instante, o por el contrario, que pudiera haber sido un objeto de seguimiento previo. Según un testimonio, una persona vio a la víctima con sus dos hijas en el centro comercial Urbil de San Sebastián unos días antes de su muerte y fue testigo de que un hombre le observaba con detenimiento.
El móvil del robo es el más socorrido para justificar el asesinato. El asesino extrajo con la tarjeta de crédito de la víctima 300 euros de un cajero automático en Azpeitia el mismo día del crimen. Dos días después lo intentó en Zarautz pero no pudo lograrlo. Sin embargo, son muchas las voces, incluso dentro de la familia, que creen que por un robo no se asesina a una persona de la manera que murió la víctima.
Los vecinos de Zarautz, Orio y el Alto de Meagas han pasado de la conmoción social que generó la brutalidad con la que se llevó a cabo el asesinato de Amaia Azkue a la incertidumbre y el temor por no saber lo que ocurrió.
El alcalde de Zarautz, Jon Urien, afirma que esta preocupación es normal, sobre todo, en localidades pequeñas donde no suelen ocurrir tales crímenes. La gente está cambiando hábitos hasta que se sepa lo que ha pasado. Hay más precaución y más cuidado a la espera de que se dé una detención.
"La pregunta que se hace todo el mundo es: ¿La han matado por 300 euros? ¿Podemos vivir así? La gente se plantea la seguridad que tenemos, si esto mismo nos puede pasar a cualquiera. Cuando sepamos lo que ha ocurrido y quién o quiénes han sido los autores podremos saber si estamos seguros", señala Urien.
Los amigos de Amaia Azkue de Ezcaray (La Rioja) donde veraneaba, están inquietos y preocupados. Habían organizado verse en el pueblo el fin de semana en que ocurrió el crimen. "Pensábamos que iba a ver una detención al poco tiempo del asesinato. Como había imágenes de los cajeros y pruebas...", explica una de las amigas de la víctima que la recuerda como una buena persona. "No se lo merecía y menos de esa manera", recalca.
Pero va más allá: "Entre nosotros, los que la conocíamos, creemos que tienen claro quién es. La razón por la que no sale a la luz la desconozco", añade.
Los hechos
- Amaia Azkue de 39 años, casada y con dos hijas, aparece muerta a las 17.20 el 16 de marzo en el embalse Ibai-Eder en Azpeitia, atada de pies y manos con fuertes traumatismos en la cara y la cabeza.
- Dos días después aparece su coche, un Renault Megane, abandonado en el Santuario de Loyola manchado de barro y con hierbas que colgaban de los bajos.
- El asesino extrajo 300 euros con la tarjeta de crédito de la víctima en un cajero automático de Azpeitia el mismo día del crimen. Dos días después lo volvió a intentar en Zarautz sin lograrlo.
- La investigación, bajo secreto de sumario, tiene abiertas varias líneas de investigación pero la policía sigue creyendo que las más plausible es el móvil del robo.
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