La metamorfosis de un caudillo
Humala se desmarca de una carrera militar salpicada de rasgos autoritarios e intentonas golpistas
Ollanta Humala entró en su casa tras la derrota electoral de 2006 como líder del Partido Nacionalista Peruano. Vestía su polo rojo y sus prolijos vaqueros, y mantenía un aire marcial. Volvió a salir este año, enfundado en su mejor traje, a la cabeza del movimiento Gana Perú, y dotado de la suavidad y el discurso de un demócrata de toda la vida. "Es Chávez con un lenguaje ligeramente abrasileñado", lo definió ayer el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. "La catástrofe", añadió. El escritor se refería al efecto que tuvo el asesoramiento de expertos enviados por el expresidente Lula da Silva para mejorar la imagen del antiguo militar golpista.
El objetivo de João Santana, el mismo que ayudó a Lula a obtener el Gobierno de Brasil en 2002 tras tres intentos fallidos, fue el de sacudir la imagen de nacionalista radical del candidato para atraer los votos de los sectores conservadores y de la empresa. Añadido a esto, alejó el perfil de Humala del de su hermano Antauro, líder de la asonada de Andahuaylas de 2005 contra Alejandro Toledo, y del padre del candidato, Isaac, creador del movimiento etnocacerista, que proclama el poderío y la identidad inca de la época prehispánica sobre el hombre blanco a través de la admiración del presidente y héroe en la Guerra del Pacífico Andrés Avelino Cáceres. Aquel conflicto con Chile, hace 132 años, le costó a Perú un vasto territorio al sur rico en minerales, y a Bolivia, la salida al mar.
Su esposa, Nadine, ha contribuido a suavizar la imagen del candidato
Tanto las hazañas como la derrota bélica, alimento del nacionalismo peruano (y boliviano), estuvieron siempre presentes en la sobremesa de los Humala. Aunque Ollanta nació en Lima en 1962, la familia es de Ayacucho. Allí se libró la última batalla por las independencias latinoamericanas en 1824 y desde allí Cáceres inició la ofensiva contra las tropas chilenas. Tal vez por eso Ollanta y Antauro, el segundo y el último de los siete hijos -casi todos con nombres incaicos- de Isaac Humala y Elena Tasso se forjaron como militares tras acabar los estudios secundarios.
De su etapa en el Ejército, Ollanta tiene tres manchas de autoritarismo que lo acompañan siempre. La primera la adquirió en la etapa final de la guerra contra Sendero Luminoso en 1992. Se le acusa de haber perpetrado abusos contra la población civil en la región andina de Huánuco. Fue procesado, pero el juicio se archivó por falta de pruebas, pero como hubo muchas irregularidades en torno a un testigo clave, nunca se llegó a dar crédito al fallo judicial.
El 1 de octubre de 2000, el mismo día en que el siniestro exasesor del presidente Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, huía de Perú en un velero para escapar de la justicia, Humala encabezó un alzamiento junto a su hermano Antauro desde un regimiento en Locumba (en la región sureña de Moquegua) contra el régimen fujimorista. Tras la caída del Gobierno, se entregó y fue amnistiado. Cinco años después, Ollanta apoyó fugazmente el golpe encabezado por su hermano con el asalto a una comisaría en Andahuaylas. Hubo seis muertos y Antauro acabó condenado a 25 años de prisión.
El acercamiento de Humala al presidente venezolano Hugo Chávez en 2006, otro exmilitar golpista, rebajó aún más las credenciales democráticas de Humala frente a muchos peruanos. En pleno auge del movimiento chavista, con influencia en países como Bolivia, Nicaragua y Ecuador, y dinero para financiar campañas electorales afines, Humala se fotografió con Chávez sin tapujos. A finales de 2009, cambió un billete a Caracas por otro a Brasilia. Se entrevistó con Lula en privado y como dice el guion de la película Casablanca, fue el principio de una hermosa amistad.
La esposa del candidato, Nadine Heredia, con la que tiene tres hijos, también ha tenido que ver en la metamorfosis política de Humala. Ya casados, él y ella cursaron sus maestrías en ciencias políticas en la Pontificia Universidad Católica entre 2001 y 2002. Profesores de ambos, como Nelson Manrique y Sinesio López, la recuerdan a ella como una hábil comunicadora y una persona muy activa. Su cuenta en Twitter -@nadineheredia- echa chispas.
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