La OTAN lamenta la muerte de cinco rebeldes libios por error
Los insurgentes pintan de rosa el techo de sus vehículos
Si en Irak y Afganistán los Ejércitos occidentales han utilizado a menudo una fuerza desmesurada para evitar bajas propias, a costa de los civiles, en Libia no hay militares extranjeros, al menos de uniforme, sobre el terreno y los aviadores británicos y franceses actúan con cautela. Los cinco milicianos que murieron el jueves en las inmediaciones del puerto petrolero de Brega fueron víctimas de un error de los pilotos que ha provocado otro rifirrafe entre la OTAN y los jefes de los alzados contra Muamar el Gadafi. La furia contra la coalición internacional crece en Bengasi, y poco contribuyen a aplacarla las palabras del vicealmirante británico Russell Harding, segundo al mando de las operaciones de la OTAN, que rechazó ayer pedir disculpas, aunque después la Alianza atlántica lamentara el fallo.
Una portavoz aseguró que es complicado localizar los objetivos -los insurgentes empezaron a pintar de rosa los techos de sus vehículos para ser identificados-, porque las tropas del dictador "se mueven en vehículos civiles y colocan sus tanques en zonas urbanas junto a mezquitas y escuelas", y definió la situación en el campo de batalla como muy movediza. Aunque esta vez el descalabro se produjo al bombardear una columna de tanques. El jefe militar de los sublevados, Abdelfatah Yunes, intentó el jueves por la noche rebajar el tono de la disputa.
"No hay tensión entre la OTAN y nosotros", dijo, antes de añadir: "En la guerra hay errores, pero quienes los cometen deben admitirlos y solucionarlos". Sin embargo, no se privó de desvelar que la comunicación entre las fuerzas internacionales debe de ser poco fluida. "Desde por la mañana informamos de que 20 tanques partían de Bengasi a Brega", añadió Yunes. "Hasta el jueves no teníamos información de que la oposición contara con tanques", replicó Harding desde Nápoles, informa Reuters. Los sublevados disponen, según Yunes, de unos 400 T-55 y T-72 de fabricación rusa.
Notoria la contradicción, en la capital de la revuelta la población airea su rabia, no sin un punto de orgullo y temeridad. "OTAN: haz bien tu trabajo o abandona la lucha", se leía en la pancarta de un manifestante en la plaza Mahkama de Bengasi, convertida en escenario de las demandas de los insurrectos. Seguro que los generales rebeldes, conscientes de la extrema debilidad de sus fuerzas ante el enemigo, no comparten esa opinión. De no ser por los bombardeos aliados, los soldados de Gadafi ya dominarían esta ciudad de 650.000 habitantes que ya no saben qué deparará la guerra. Los leales al coronel ya tienen a tiro Ajdabiya, a 160 kilómetros de Bengasi. En el oeste del país, Misrata, asediada por las fuerzas de Gadafi desde hace semanas, fue escenario ayer de intensos combates. Pero en Zintan, bombardeos de la OTAN destruyeron depósitos de armas del régimen.
Trípoli reconoció ayer que tiene detenidos al fotógrafo español Manu Brabo, de la agencia EPA, y a los tres reporteros gráficos desaparecidos con él.
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