El juicio por el 'caso Ruby' se aplaza hasta el 31 de mayo
Nueve minutos y 50 segundos. Eso duró ayer la primera audiencia del caso Ruby, en el que Silvio Berlusconi está acusado de abuso de poder y prostitución de menores. Una sesión relámpago que sirvió básicamente para dos cosas. La juez Giulia Turri declaró en rebeldía al acusado y primer ministro, que no asistió y se justificó enviando una carta en la que decía que no podía porque tenía "compromisos institucionales". Y fijó la segunda vista para el 31 de mayo.
Los abogados de Berlusconi tampoco asistieron y enviaron una misiva en la que explicaban que tenían labores parlamentarias que atender. Tampoco estuvo presente Karima el Mahroug, Ruby Robacorazones, la presunta víctima del delito de prostitución de menores, aunque sí lo hizo su letrada, Paola Boccardi, que anunció que su defendida no se personará como parte civil en el proceso porque, dijo, "no siente haber sufrido ningún daño por haber asistido alguna vez a las fiestas del jefe de Gobierno ni por haber frecuentado al primer ministro".
La abogada aclaró que si Ruby se hubiera constituido en parte civil habría sido "igual que negar lo que siempre ha afirmado, es decir, que nunca ha sido objeto de actos sexuales por parte del primer ministro y que nunca se ha prostituido. Karima siempre ha dicho que no se ha prostituido, mientras el proceso da por descontado que se entregó a cambio de dinero".
Según la acusación, Berlusconi tuvo relaciones sexuales con Ruby entre febrero y mayo de 2010 a cambio de dinero y regalos, y la noche del 27 de mayo presionó a la comisaría de Milán para que liberaran a su amiga diciendo que era sobrina del expresidente egipcio Hosni Mubarak.
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