El nuevo universo poliédrico de Pablo Serrano
Zaragoza reabre, con polémica familiar incluida, el museo dedicado al escultor
Todo el universo creativo de Pablo Serrano (Teruel, 1908-Madrid, 1985) fue una búsqueda constante del vacío, del espacio que queda en el tránsito hacia la muerte, de las bóvedas que sirven de refugio después del azaroso paso por la vida. Cubos poliédricos, escritura automática y muchos textos en los que el artista teorizaba sobre sus objetivos son la base del legado donado por el artista a Zaragoza, ciudad a la que se trasladó de niño y en la que a partir de hoy se muestra en el restaurado Museo Pablo Serrano-Instituto Aragonés de Arte Contemporáneo; un edificio de cinco plantas y más de 7.000 metros cuadrados de exposición en el que se han invertido 28,5 millones, en unas obras que han durado cuatro años.
El Gobierno de Aragón minimiza las críticas de la hija y la nuera del artista
Miembro del grupo El Paso y autor de una obra muy próxima a la de Julio González o Pablo Gargallo, sus esculturas en hierro, sus móviles y dibujos automáticos están representados en los principales museos del mundo (MoMa, Guggenheim, Gulbenkian, Ermitage...). Ahora, las dos primeras plantas del edificio mostrarán permanentemente su legado, aunque el enfoque de la exposición se renovará periódicamente. El escultor aragonés Fernando Sinaga ha sido el comisario de lo que se considera la parte medular del museo. Sobre la base de un centenar de obras, se recrean los momentos esenciales de su biografía artística: los hierros quemados en su búsqueda desesperada de qué hay después de la muerte, las obras que deslumbraron en la Bienal de Venecia de 1962, el Quijote esculpido para su primera exposición con el grupo El Paso; los poliedros irregulares que representan la ausencia de la presencia y, entre otras muchas cosas, la proyección de un vídeo en el que se muestra su obra pública más espectacular: la gran Bóveda de Aldeadávila, en la provincia de Salamanca, realizada en 1963 por encargo de Iberdrola (18 metros de ancho y 20 de alto).
En medio de las salas, Sinaga explica que todo está expuesto siguiendo las instrucciones del artista que acompañan a cada una de las piezas. "Serrano consideraba la parte teórica de su obra tan importante como la pieza en sí. Cada una de sus obras está razonada por él. Era tan puntilloso que dejó una gran cantidad de fotografías en las que la escultura se veía colocada sobre una peana determinada". Una parte de la muestra está ocupada por collages en los que el artista pegaba fotografías con reflexiones sobre su proceso creativo. En uno de ellos se ve una serie de fotografías de Frank O' Hara, conservador del MoMa en 1960, durante una visita al estudio de Serrano en la que se le ve ayudando al artista a quemar sus esculturas.
Juan José Vázquez, viceconsejero de Cultura del Gobierno de Aragón, añade que la exposición permanente va a suponer el estudio definitivo y un auténtico catálogo razonado de la obra del artista, única condición que el artista puso para el legado realizado en 1984. El responsable del Gobierno de Aragón, único propietario del centro y de su contenido minimiza las quejas de la nuera y de la nieta del artista (Susana y Valeria Serrano), según la cual se habrían perdido dos obras del legado y no han sido consultadas sobre la exposición. Pablo, único hijo del artista, vive en Uruguay y no apoya las quejas de su mujer y de su hija. "Aquí no se han quejado nunca y, sobre todo ni la nuera ni la nieta tienen nada que ver con un legado que fue asumido por el Gobierno de Aragón desde septiembre de 1984 y ratificado por todos los herederos. Añade que el artista quiso que el museo fuera también un lugar en el que tuvieran cabida las nuevas expresiones artísticas. Por ello, dos plantas del edificio, estarán dedicadas a exposiciones temporales de artistas jóvenes o ya consolidados. Arranca con una muestra colectiva de diez artistas aragoneses y en septiembre, llegará una antológica de Frank Stella.
La donación inicial del artista consistió en 147 esculturas, 200 dibujos y abundante documentación. El resto, hasta completar 1.200 piezas, llegó con la donación de la esposa del artista, la pintora Juana Francés, y varias aportaciones de particulares.
En un momento en el que la agitación preside la vida de algunos pequeños museos dedicados a un solo autor (Centro José Guerrero de Granada, Chillida-Leku de San Sebastián...) Juan José Vázquez asegura que este va a ser un centro diferente porque va a estar dedicado al estudio de la obra del artista. "El momento de los museos-espectáculo ha terminado. Este es un centro público y gratuito. No buscamos masas de visitantes, sino dar a conocer en profundidad la obra de Pablo Serrano. Ha llegado el momento de que se le reconozca a fondo".
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